Capítulo 20. ¿Dorothy o cuerdo?

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Se convirtió en una pequeña tradición que sucedía todas las noches. Sam se escabullía de su cama para acostarse en la mía para rezar. Tanque siempre amenazaba con chivarse, hasta que Picapiedra le mandaba callar. Estoy seguro que él también rezaba en ese momento.

Sam se adaptó bastante bien a todo este asunto. Tan sólo tuvo una crisis nerviosa durante un simulacro. Ninguno sabía cuando se produciría uno de los simulacros, pero, a diferencia de Sammy, nosotros sabíamos lo que estaba ocurriendo. Siempre suele suceder una vez al mes y siempre durante la noche.

Las sirenas suenan tan alto que hacen vibrar el suelo bajo tus pies. Te pones el mono y las botas. Y entonces, coges la M16 y corres. Solo que estaba vez para mi fue algo diferente. Tuve que ordenar a Sam que saliera de su cama y se vistiera. Iba más atrasado que el resto del pelotón porque Sam se había aferrado a mí, y tenía que cargar con él mientras iba corriendo. Le había dado un ataque de llanto y no podía parar. Quería a Cassie. Pensaba que los alienígenas iban a bombardearnos.

-Nadie va a hacernos daño, Sam-exclamé por encima de todo el ruido para que me oyera.

-¿Y qué hay de Cassie?
Crucé las puertas de acero reforzado, recorrí un corto pasillo, atravesé un segundo conjunto de puertas reforzadas, y llegué al complejo.

Sam consiguió calmarse y le pude bajar al suelo. El refugio es un complicado laberinto de pasillos poco iluminados, pero habíamos hecho tantos simulacros que era capaz de localizar nuestro puesto con los ojos cerrados.

Derecha. Izquierda. Derecha. Derecha. Izquierda. Al final del pasillo pude ver al resto de nuestro pelotón arrodillado con Reznik a su lado con un cronómetro en la mano. Nos habíamos pasado cuarenta y ocho malditos segundos del tiempo asignado.

Una vez que volvimos, estábamos todos demasiado tensos para dormir. La mitad del pelotón estaba cabreada conmigo y la otra mitad, con Sam. Excepto Picapiedra, que parecía no tomar partido en todo el asunto. Se había vuelto en mi gran apoyo. Era con el único con el que podía hablar sin ningún filtro, tanto del pasado como del jodido presente.

Tanque no pudo quedarse callado, y decidió culparme, por supuesto.

-Deberías haberlo dejado atrás. ¡No te entra en la maldita cabeza, Zombie! Es la naturaleza. Los fuertes sobreviven y los débiles mueres-dice echándole una rápida mirada a Sam, que se esconde un poco detrás de mi pierna. Se arranca las botas y las lanza contra su taquilla, a los pies del catre.-Si me dejaran elegir, los echaría al incinerador con los infes.

-¿Estás hablando en serio? Matarnos entre nosotros no es nuestro trabajo.

-Los débiles, enfermos, estúpidos, pequeños... ¡No son necesarios! Por su culpa perderemos.

-¿Quieres decir que si hubiera sido un ataque real habrías dejado a Frijol detrás?-Le acuso. Aunque mucho me temo que sé lo que va a responder.

Es débil.

-¡Tenemos que sobrevivir los fuertes!-Grita.

-Eh, venga, tío-le dijo Picapiedra.- Zombie tiene razón: Frijol es parte del equipo.

Apartó de un empujón a Picapiedra. Y eso era bastante extraño. Esos dos eran los mejores amigos dentro de este maldito lugar. Tanque siempre hacía caso a los consejos de Picapiedra. Pero hoy parecía que no era él.

-¡Déjame en paz, Picapiedra! ¡Dejadme todos en paz! ¡Como si yo fuera el responsable de esta mierda!

Apuntó con el extremo del fusil a Frijol, que estaba pegado a mi pierna.

-¿Cómo vamos a ser capaces de matar a esas cosas que han acabado con siete mil millones de personas? ¿Con qué?-Repetía como un histérico.

-Soldado, baja el arma ahora mismo-ordené con firmeza, asumiendo el control de la situación.

-¡Tú no eres mi maldito jefe, Zombi! ¡No tengo jefe!

Miré con disimulo a Picapiedra, que es el que estaba más cerca de Tanque. Picapiedra respondió moviendo la cabeza casi de manera imperceptible.

-¿Es que no os preguntáis por qué no nos han atacado todavía, imbéciles?-Dijo Tanque. Ahora ya no reía, estaba llorando.-Sabéis que pueden. Sabéis que saben que estamos aquí y también lo que hacemos. ¡Les da igual lo que hagamos! ¡Se acabó, tío!-Mueve el fusil de un lado a otro, sin control. Si se dispara...-Estamos muertos...

Picapiedra llega a él y le arranca el fusil de la mano y le dio un empujón. Tanque cayó y se hizo un ovillo, gritó a pleno pulmón y, cuando los hubo vaciado, los llenó de nuevo y siguió gritando. Eso era incluso peor que verlo descontrolado agitando un M16 cargado.

A la mañana siguiente, Tanque no está. Se lo llevaron para una evaluación psicológica al completa. Una semana después su catre sigue vacío y nosotros seguimos bajando puestos. De esta manera nunca seremos capaces de cambiar nuestros monos por unos auténticos uniformes.

No hablamos de Tanque. Es como si Tanque nunca hubiera existido. Tenemos que creer que el sistema es perfecto, y Tanque es un fallo en el sistema.

Entonces, una mañana, estando en el hangar de P&E, Dumbo me hace un gesto para que me acerque a su mesa. Está formándose para ser el sanitario del pelotón, así que lo ponen a diseccionar cadáveres para que aprenda anatomía humana. Cuando me acerco, no me dice nada: se limita a señalar con la cabeza el cadáver que tiene delante.

Es Tanque.

Nos quedamos un buen rato mirándolo a la cara. Tiene los ojos abiertos: contemplan el techo sin verlo. Me inquieta lo fresco que está. Dumbo observa el hangar para asegurarse de que nadie nos oye y después susurra:
-No se lo digas a Picapiedra.

Entiendo por qué lo dice. Durante toda esta semana que Tanque ha estado fuera, Picapiedra ha estado algo ausente. Esos dos eran bastante cercanos, incluso más de lo que lo somos Picapiedra y yo en estos momentos. No estoy seguro de qué es lo correcto. Si contarle la verdad o que siga creyendo que Tanque está vivo. Aunque en realidad acabará convirtiéndose en una pequeña nube de humo más.

-¿Qué ha pasado?

-Eso es lo más chungo, Zombi, que no encuentro nada-dice mientras sacude la cabeza.

¿Cómo murió? ¿Se le fue la cabeza en plan Dorothy?¿Una sobredosis de medicamentos?

-¿Y si lo abres?-Propongo, pero Dumbo enseguida niega.

-No pienso abrirle.

Asiento con la cabeza. Es una idea estúpida. Dumbo no es médico, solo es un niño de doce años. Miro alrededor de nuevo.

-Sácalo de esa mesa-le pido.-No quiero que nadie lo vea. Y no comentes esto con nadie del pelotón, ¿de acuerdo?-Asiente, mientras apila el cadáver de Tanque junto con los demás.


Pobre Tanque... Al final era el más cuerdo de todos... Sé que este capítulo es prácticamente igual al libro, pero no quería obviar la muerte de Tanque. Además, un gran cambio vendrá pronto. Y algunos detalles que darán un cambio a la historia. ¿Qué creéis que puede ser? ¿La muerte de uno de los personajes principales? Quiero leer vuestras teorías. 

Y aunque no llegamos al objetivo para que subiera ayer capítulo, os dije que tendríais uno el martes y estoy cumpliendo con ello. El próximo capítulo intentaré subirlo el viernes. Escribo un poco al día y estoy en modo vacaciones total jajajaja pero intentaré cumplir con los días que os digo que subiré. 

NO OLVIDÉIS VOTAR Y COMENTAR SI OS HA GUSTADO. NOS VEMOS EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO :) 

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora