Capítulo 37. No lo consiguió.

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Están rodeados. Eso es todo.

Todos consiguen cubrirse. Excepto Ben.

Él es el último y está solo.

Corre, corre sin parar.

Hasta que nota algo en su hombro.

Se frena.

Se lleva la mano al hombro y la mira.

Sangre.

Le han disparado.

Una ráfaga más llega.

Todas las balas aciertan.

Más sangre.

Ben Parish ha muerto.

Me incorporo en la cama jadeando.

Era solo una pesadilla.

Todas mis sábanas están empapadas en sudor.

Ni siquiera ha amanecido. Todavía siguen fuera de misión.

Decido levantarme y tomar una ducha, porque no creo que sea capaz de dormir después de esa pesadilla.

BEN POV.

De dos en dos, obedecen mi orden de correr hasta debajo del paseo sin mirar atrás. Escucho a Dumbo susurrar a Tacita mientras ella gime entre dientes:

-Taza, cuando estalle, tú corre con todas tus fuerzas, ¿vale?

Tiro de la anilla de la granada, la dejo caer en el agujero y salgo disparado colina abajo.

Apenas soy consciente de lo que ocurre a mi alrededor. Nieve dándome vueltas sobre la cabeza, una enorme bola de fuego. El estallido es mi señal para seguir corriendo.

El cristal se hace añicos, pero no por la explosión, sino por una bala de gran calibre. Así que corro todo lo que puedo hasta que encuentro a Umpa tirado en la acera, con Bizcochjo de rodillas a su lado, con el rostro contraído en un llanto silencioso.

Ahora recuerdo que en medio de toda la explosión escuché un enorme grito. Y mirando a Umpa lo entiendo todo: tiene un trozo de metal del tamaño de un Frisbee clavado en la parte baja de la espalda.

No podemos quedarnos aquí, así que me echo a Umpa al hombro. Los disparos siguen sonando y veo un trozo de hormigón desprenderse por el impacto de la bala.

-Soldado Umpa-le susurro al oído-. No tiene permiso para morirse, ¿entendido?

Subo los escalones de dos en dos, porque lo mejor es que lleve a Umpa lo antes posible con Dumbo, está blanco como la nieve.

Llegamos a la tercera planta y veo una espantosa escena.

Dumbo está vendando la pantorrilla de Tacita mientras ella gime de dolor. Una de las balas la ha debido de rozar. Hacha la coge y ella se oculta en su cuello mientras llora.

-Está bien-me asegura Hacha, refiriéndose a Tacita.

Dumbo trabaja en Umpa mientras que analizo la situación.

-Hacha, debes intentar derribarlo.

Asiente y me pasa a Tacita, que pasa a llorar en mi cuello. La debe doler demasiado para estar así conmigo.

-Bizcocho, ve con Hacha.

Ambos se marchan y observo a Dumbo. Está tirando con delicadeza del pedazo de metal. Umpa no para de gritar de dolor.

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora