Capítulo 40. La triste realidad.

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Mis dedos recorren la pequeña longitud del tatuaje de la constelación de Casiopea.

Pienso en Ben.

Parece que hayan pasado horas desde que salí de la ducha, pero aún es de noche, por lo que estoy segura que no han podido pasar más de unos minutos.

Desearía no haber encontrado de nuevo a Ben.

Me había hecho a la idea de que Benjamin Parish estaba muerto.

No sé si sería capaz de volver a perderle...

Ben POV.

Un montón de sensaciones pasan por mí. Desde asco hasta pánico. Hacha está brillando tanto que podría verla a kilómetros de distancia.

Hacha me mira de manera confusa. No sabe lo que estoy viendo en este momento mientras la miro.

-Te has encendido justo después de sacarte el dispositivo-explico.

Nos miramos sin apartar la vista del otro, hasta que ella dice:

-El que no está limpio, está verde.

Retrocedo, con mi M16 en mis manos, ella ni siquiera intenta coger su arma. Por mi ojo derecho es tan normal, mientras que por el izquierdo se ilumina como un enorme objetivo al que debería disparar.

-Zombi, piénsalo. Los oculares no detectan los infestados, detectan al que no lleva dispositivo. Esas personas a las que hemos matado no estaban infestadas. Eran como nosotros, solo que no llevaban el dispositivo.

Es tan pequeña que parece una niña. Pero es una niña, ¿no? Al menos lo es si la miro por el ojo derecho.

Se acerca a mí, por lo que mantengo el cañón de mi arma cerca de ella, pero no en ella, porque es una locura que Hacha sea una de los Otros. No puede ser.

-Nos entrenan para matar. Nos sueltan al campo de batalla y tenemos que eliminar a todos aquellos que se iluminan. Quieren que matemos a todos los que se iluminan.

Da un paso más cerca y ahora sí apunto a su corazón.

-Es la quinta ola-dice muy cerca de mí, casi con el cañón de mi M16 rozando su traje.

Sacudo la cabeza.

-¡No hay quinta ola! El comandante dijo...

-El comandante mintió-me corta.

Con sus manos cubiertas de sangre, me quita el fusil. Tira el fusil al suelo y toma mis manos. Se acerca tanto que nuestros pechos chocan entre respiraciones. Miro directamente a sus ojos cuando habla.

-Ben, la quinta ola somos nosotros.

Todo es una mentira.

Todo lo que nos han hecho creer es una farsa.

Les ha sido muy fácil engañarnos.

Los que se iluminan son los enemigos. De acuerdo, les mataremos hasta que no quede ninguno de ellos.

Y así de fácil.

Jaque mate.

Me tambaleo, pero Hacha está ahí para ayudarme a estabilizarme.

Chris. Detrás de ese cristal. Mi dedo pulsando el botón de ejecutar. Tan fácil...

Me arranco el ocular para eliminar ese verde que recorría a Hacha. Cuando el ocular está hecho pedazos en el suelo, Hacha vuelve a ser Hacha, sin ese verde cubriéndola por completo. La tomo por las mejillas y ella apoya sus manos en mi pecho.

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora