Capítulo 16. Esperanza.

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Seguimos firmes hasta que Reznik desapareció de nuestras vistas. Necesitaba hablan con Sam a solas, así que antes de que la efusividad llegase, mandé a los chicos al comedor, diciéndoles que enseguida les alcanzaríamos. Picapiedra no se veía muy contento, pero me obedeció al igual que el resto.

-¿Ya puedo?-Preguntó el pequeño con una gran sonrisa. Asentí y corrió hasta que se lanzó a mis brazos. Me agaché a su altura y le devolví el abrazo. Cerré los ojos y disfruté por un momento del recuerdo del pasado. Y di gracias al destino por poner a Sam en mi camino y devolverle la luz a mi camino.

-¿Estás bien, campeón?-Él asintió mientras seguía abrazándome con todas sus fuerzas.

Se separó y me miró con esa cara de felicidad suya, como si no estuviésemos viviendo una invasión alienígena.

-Cassie se va a poner muy contenta cuando te vea-dice emocionado.

¿Cassie? ¿Está queriendo decir lo que creo que está diciendo? No puede ser... Le escuché decirle a Reznik que su hermana había muerto. Aunque pensándolo bien... Reznik había hecho más preguntas, Sam solo se limitó a asentir.

Le tomé por los hombros y le miré serio. Quería que fuera sincero.

-Sam... ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cassie está ahí fuera... viva?-Pregunté siendo cauto con mis palabras. Al fin y al cabo, Sam solo es un niño.

-Sí. Papá también lo está. El soldado me dijo que los autobuses volverían a por Cassie y a por papá.

Eso es lo que le habían hecho creer, pero no creo que sea cierto. Aquí no hay adultos. Aunque no encuentro motivos para que no hayan traído a Cassie aquí. ¿Quizás ella...? No. Cassie no puede ser una de ellos. Eso es imposible.

-¿Sissy también está aquí?-Me preguntó esperanzado. Hubiera sido mejor para él tener a Sissy aquí. Para mí también. Pero eso no sucedería porque soy un maldito cobarde que dejó que se llevasen a su hermana.

-No... Sissy cogió esa enfermedad y...-No era capaz de decirlo. No era del todo capaz. Sin duda creo que es lo mejor de contar.

-Mamá también...-dice agachando la mirada.

-Lo siento mucho, campeón. Pero, ¿sabes una cosa? Hasta que lleguen tu padre y tu hermana aquí yo cuidaré de ti, ¿de acuerdo?-Asiente efusivo.-Tendrás que hacer todo lo que te pida, Sam.

-Vale.

Así es un día típico en la atípica realidad del Campo Asilo.

5:00 A.M.: Toque de diana y a levantarse. Vestirse y ordenar los catres para la inspección. Me toca ayudar a Sam con su catre para que esté todo listo a tiempo.

5:10 A.M.: Formar. Reznik se dedica a gritarnos durante veinte minutos, alternando entre un recluta y otro. Después, tres vueltas alrededor del patio, helándonos el culo, mientras me encargo de hacer que Sam y Umpa sigan el ritmo; sino me tocará correr otra vuelta por ser el último.

6:30 A.M.: Rancho en un comedor atestado que huele un poco a leche agria, lo que me recuerda a la plaga y al hecho de que hubo una vez en que solo pensaba en tres cosas: Cassie, coches y fútbol americano, por ese orden. Ayudo a Sam con su bandeja y le pido que coma más deprisa, porque si no lo hace el campo de entrenamiento lo matará. Tanque y Picapiedra se ríen de mí por cuidar de Frijol como si fuera su madre. Ya me llaman la niñera de Frijol, el nombre por el que conocen a Sam. Que les den. No tienen ni idea de lo que Sam significa para mí. Ni siquiera saben que ya nos conocíamos antes de estar aquí, aunque creo que Picapiedra lo sospecha. Echamos un vistazo al tablero de puntuaciones. Los cuatro primeros pelotones se graduarán cuando acabe noviembre, así que la competición es feroz. Nuestro pelotón lleva atascado semanas en el décimo puesto, y eso no es lo suficientemente bueno.

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora