ESPECIAL. Capítulo 24. La mansión de la playa.

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El viaje hasta la casa de la playa no había sido muy largo. Por suerte para Ben, viajábamos con Theo, que también tenía carnet de conducir, y pudo relevarle a mitad de camino. Tanto Eleanor como yo no teníamos carnet nos quedamos todo el camino en la parte trasera del coche, alternando entre dormir y hablar entre nosotras.

-¿Dónde están los demás?-Pregunté mientras bajábamos del coche.

Theo y Eleanor se encogieron de hombros mientras iban al maletero a sacar sus pertenencias y algunas de las bolsas con la comida.

-Seguramente nos perdieron por el camino y están tomando otra ruta un poco más larga-me aclara Ben.

Es entonces cuando me giro y veo la casa. O, mejor dicho, mansión. Era como una de esas típica cabañas de madera que son muy acogedoras. Pero sin el ser acogedora. Es como veinte veces más grande.

-Hacía mucho tiempo que no venía aquí-comenta Eleanor, observando la casa junto a mí.

Unos murmullos me llamaron la atención. Me giré y pillé a Ben y Theo teniendo una conversación un tanto acalorada, pero en susurros, como si no quisieran que nos enterásemos. Justo cuando Theo vio que estaba viéndoles, extendió la mano y Ben le dio las llaves de la casa. Sin decir una palabra, cogió su mochila y entró dentro de la casa. Eleanor le siguió algo confusa.

Aún no estoy muy segura de la relación que tienen esos dos. Eleanor tampoco sabe qué esperar de Theo. Ha salido con él un par de veces, pero Theo siempre se negaba a llamarlo cita.

Ben se acercó a mí, me abrazó por detrás y me atrajo hacia su pecho. Sus manos descansaron en mi estómago, jugueteando con el dobladillo de mi camiseta.

-¿Estás cansada?-Negué.

Sonreí, aunque no pudiera verme. Realmente estaba cansada. Había sido un día demasiado largo.

Madrugar para el examen. Enterarme de la trágica historia de la hermana de Ian. Hacer el maldito examen de Biología. La abrumadora comida con mis padres. La victoria de mi hermano en su partido. Y, por último, el viaje. Debía ser más de medianoche, pero estaba segura que los chicos querrían hacer algo y no irse a dormir.

Ben dejó un beso en mi cuello y yo me incliné, dejándole mejor acceso. Cerré mis ojos mientras seguía haciéndolo. Juro que oí las olas del mar mientras Ben dejaba besos por mi cuello.

-Y yo que esperaba llevarte a la cama y que me enseñases esas piernas tuyas.

Me estremecí un poco. No sabía qué tipo de expectativas tenía Ben para este viaje, pero desde luego que yo no estaba preparada para el siguiente paso. A penas llevábamos dos semanas juntos y yo aún era virgen.

El sonido de un coche detuvo las manos de Ben y me separé unos centímetros de él, los suficientes para estableces una distancia adecuada frente a más personas. Agradecí la interrupción bastante.

-¿Os habéis perdido?-Preguntó Ben a su amigo cuando salió del coche.

Ian miró a mi amiga de manera acusatoria.

-Programó mal el GPS, ¿verdad?-Dije sonriendo a mi amiga, porque no era la primera vez que ya le había ocurrido.

-Lo había programado para llevarnos cerca de la casa de los Williams-explica Ian a Ben.

Lizbeth me mira y sé que me quiere preguntar si yo sé algo acerca de esos Williams. De camino aquí, Ben me contó acerca de que vino con Ian un par de veces, pero no me contó nada sobre esa familia.

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora