Capítulo 15. Mantén a Ben Parish, aleja a Zombi.

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Ben Parish ha muerto.

No lo echo de menos. Ben era un gallina, un llorica y bebé.

Ben Parish había muerto en el momento en que dejó escapar a la chica que más amaba en el mundo. El día que se acostó con ella ,meses después de romper de la manera mas fría,  y a la mañana siguiente desapareció sin decir palabra. Murió el día que dejó que aquellos desgraciados se llevaran a Sissy.

Sin embargo, Zombi era todo lo contrario. Frío. Duro. Sin sentimientos.

Me asignaron un catre en el Barracón 10. Tres comidas al día y un duro entrenamiento del cabrón de Reznik, el instructor militar. Ese cabrón con el que sueño que lo mato de diversas maneras. Su misión en la vida es hacer las nuestras un infierno. Me obligó a pasar varias horas bajo la lluvia helada, a desmontar y montar mi fusil hasta que me sangraron los dedos, a correr hasta que las piernas se me volvieron gelatina... Creo que os podéis hacer una idea.

Me asignaron al Pelotón 53 con seis chavales más. Picapiedra, que es de mi edad, cejijunto y con una cabeza enorme; Tanque, el grajero delgaducho e irascible; Dumbo, el crío de doce años con grades orejas y una sonrisa fácil que desapareció durante la primera semana de instrucción; Bizcocho, un niño de ocho años que no habla nunca, pero nos supera a todos con el fusil; Umpa, el muchacho regordete de dientes torcidos que llega tarde a los entrenamientos, pero que siempre es el primero en la cola del rancho; y, por fin, la más pequeña, Tacita, la niña de siete años más salvaje que se pueda imaginar, la más entusiasta del grupo, la que adora el suelo que pisa Reznik, por mucho que él le grite o le patee.

Eso es más o menos todo lo que conozco de ellos. No sé ninguno de sus nombres reales. Pero eso no importa, porque esas personas ya no existen. Al menos eso es lo que nos hacen creer a todos. Lo mismo que yo mismo creía hasta que un pedazo de la vida de Ben Parish aterrizó en el Pelotón 53.

No me podía creer lo que veían mis ojos cuando le vi. Pensé que estaba teniendo alucinaciones. Era imposible que él estuviera allí. Estaba vestido con uno de esos monos blancos, como si tuviera ganas de vomitar, muerto de miedo. No me dio tiempo a reaccionar cuando Reznik apareció en la cena.

Él todavía no me había visto porque no había levantado la cabeza del suelo.

Reznik siempre empieza en voz baja y suave, y va subiendo de tono hasta que alcanza el gran final.

Reznik comenzó con uno de sus discursos mientras hacia el numerito de siempre. Intimidarle hasta que está a punto de echarse a llorar. Invadir su espacio y comenzar a elevar el tono de voz. Ponerte un estúpido nombre. Frijol, le había llamado a él.

Pude ver como una lágrima calló de su mejilla y puedo jurar que eso hizo que mi corazón se rompiera. No podía hacer nada. Reznik hacía esto siempre. Estoy seguro que les encantaba vernos de ese modo. Sumisos. Indefensos.

-¿Cuál es tu historia, soldado Frijol? ¿Has perdido a tu mamá? ¿Tu hermanita ha muerto? ¿Quieres irte a casa?

Vi cómo Sam asintió y mi corazón volvió a romperse por... No sé ni cuantas veces se ha roto ya mi corazón en mi corta edad. Pero la afirmación de que su hermana estaba muerta me rompió del todo.

Estaba seguro que él también debía de estar roto por dentro. No me quiero ni imaginar lo que ha vivido hasta llegar aquí. ¿Ha estado solo caminando por ese infierno de fuera?

La simple imagen del pequeño caminando solo, con cadáveres por las carreteras hace que mi pulsación de acelere. Pero no se puede gritar. Hay que quedarse quieto, manteniendo la postura. Pero todo lo que te has ido guardando dentro hace que la presión aumente aún más. No sabes cuándo vas a estallar y, cuando sucede, eres incapaz de hacer nada para detenerlo.

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora