Capítulo 44. La raza alienígena.

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Sammy descubre la sangre antes que yo.

-No es nada-gruñe Ben.

Sin embargo, sé que está mintiendo. Su cara y toda la sangre que empapa su camiseta dice todo lo contrario. Aun así, continuamos andando. Solo espero poder tener algo de paz fuera de aquí y preocuparme por la herida de Ben.

-¿A dónde vamos?-Le pregunto a Ben en busca de ayuda.

Él solo avanza por el laberinto de pasillo, prácticamente arrastrándose, sacando fuerzas de su interior para continuar caminando.

-Fuera de aquí, después ya discutiremos el destino.

Y gracias a Dios que Ben, incluso en su estado, se acuerda de los dispositivos de nuestro cuello, que resultan ser dispositivos de rastreo. Primero, nos encargamos de explicar a Sam que esta gente no es buena, que son infestados. Después, explica que el resto nos esperará fuera. Que Hacha nos esperará. Por último, me mira, buscando algún rastro de emoción en mi cara al oír su nombre. Sin embargo, me encargo de no hacerle saber que me duele escucha el nombre de esa chica.

-Muy bien, Sam. Tienes que estarte muy quieto y callado mientras te quitamos el dispositivo.-Asiente, con lágrimas cayendo por su mejillas.- No puedes gritar, ¿de acuerdo? Seré rápido, no dolerá mucho.

Respira y se prepara abrazándome, dejando la nuca al descubierto para Ben. Me llevo la mano al cinturón y le tiendo mi cuchillo de combate. No es lo más adecuado, pero es lo único que tenemos.

-Gracias por la oferta-mete la mano en su bolsillo y saca un bisturí-, pero creo que mejor usaré esto.

Una sonrisa se asoma en sus labios, pero se borra inmediatamente cuando acerca el bisturí a la nuca de Sam y, como prometió, con mucho cuidado y rapidez saca su dispositivo y lo lanza lejos de nosotros. Casi me sorprende la delicadeza y sangre fría que ha tenido para hacerlo, yo nunca hubiera sido capaz y me alegro de que fuera Ben el que estuviera junto a mí. No creo que confiaría a nadie más a mi hermano.

Realmente venía preparado, cuando acaba de ponerle la tirita a Sam, se levanta y mi hermano se aleja de mí. Todavía tiene lágrimas rodando por sus mejillas, pero no parece muy dolorido.

-Sam, lo has hecho genial. Estás hecho un hombrecito.

Me sonríe y me pongo en pie. Me recojo el pelo y me pongo de espaldas a Ben.

-Sé rápido. No tenemos tiempo.

Intento parecer valiente, pero no me gusta demasiado el hecho de que Ben tenga que hacer un corte en mi nuca. Pero no hay otra salida.

-Respira-dice y justo cuando estoy tomando una respiración, comienza a cortar, busca el dispositivo, lo saca y suelto el aire.-Ya está-explica, colocando otra tirita en mi herida.

Me doy la vuelta y me fijo en sus manos llenas de sangre, pero no podría decir si es suya o también de Sam y mía. Supongo que la mayor parte es suya, porque su herida no para de sangrar. Me ve fijándome en su herida y se pone un poco más recto, aparentando tranquilidad.

-Deberíamos movernos-advierte.

Volvemos al pasillo, yo me aseguro de que Sam esté pegado justo a mi espalda, lo mismo de lo que se encarga Ben de hacer conmigo. Nos mantiene seguros detrás de su espalda cuando, obviamente, él es el más débil de los tres en este momento. Gira la esquina y enseguida retrocede, haciéndome chocar con su espalda. Es entonces cuando los tiros de una docena de semiautomáticas chocan contra el túnel.

-Llegas tarde, Ben. Esperaba verte antes-dice una voz grave, dura como una roca. También familiar para mí.

Pierdo a Sam. Le pierdo por segunda vez. Ben y yo somos escoltados por un Silenciador. Escoltados hasta la sala donde ejecutan a los inocente. La sala de la sangre y las mentiras.

-No entiendo cómo seguís engañándoos a vosotros mismos. No vais a ganar. Sabemos cómo pensáis. Llevamos más tiempo entre vosotros del que creéis. Desde la construcción de las pirámides, pasando por la llegada de Colón al Nuevo Mundo y acabando en el hoy. Somos el pasado, presente y futuro de la humanidad. Porque como muy bien sabe el sargento Parish, hay un secreto para la victoria.

-Comprender cómo piensa el enemigo-susurró Ben a mi lado.

-Exacto, sargento Parish-Vosch empieza a tocar teclas y el otro lado de la habitación se ilumina. Mostrando lo peor que podrían mostrar a nuestros ojos.

Mi primer instinto es lanzarme contra el cristal y aporrearlo.

No sirve de nada.

Ben me arrastra atrás con él mientras mi garganta sigue profiriendo chillidos.

-No lo hagas-digo a Vosch, con un tono que está entre la súplica y la amenaza. Como si algo que yo le pudiera hacer a este ser sirviera de algo.- No sé qué puedes querer saber de nosotros, pero no tienes que matarlo. Conéctanos al País de las Maravillas. No tienes que matarlo.

Ben me sigue sujetando a su lado. Protegiéndome de Vosch. Pero ¿y a Sam? ¿Quién protege a Sam de que este infestado no pulse el botón? ¿De que no mande a mi hermano al otro mundo?

-Lo haré. Os 'descargaré' en el País de las Maravillas y a ese debilucho le mataré. Sin embargo, ni tu hermano ni tú tenéis que morir.-Casi me quedé paralizada. No se refería a Sam, sino a Ben.-Pero sabes el motivo por el que quiero descargarte, ¿verdad, soldado Barbie?-Negué.-Quiero saber cómo has logrado llegar hasta aquí. La doctora dijo que te habían disparado en la rodilla, probablemente uno de los tiradores, la pregunta es: ¿cómo no te dio caza y sobreviviste, y no solo eso, sino que lograste llegar a la base donde estaban casualmente tu hermano y tu pareja?

Evan.

Quiere que le de la información. Que le venda. Y probablemente después se lo cargarán. Y a Sam. Y a Ben. Y a mí. ¿Cuál es el objetivo de vender a uno de los suyos, el cual además me ayudó, si dos de los míos van a morir también? No me creo su cuento de que no nos matará a Sam y a mí.

Entonces, es cuando la rabia se apodera de mí. Si vamos a morir, no quiero morir suplicando. Dejo de forcejear con Ben y sus manos se relajan a mis lados, dejándolas reposar en mi cintura, en guardia, por si vuelvo a hacer otro movimiento.

-No me ayudó nadie, idiota. Una niña de diecisiete años ha burlado la seguridad alienígena que sea que tenéis aquí y otro grupo se ha dado cuenta de la mierda de plan que estabais llevando a cabo. Quizá no conozcáis tanto nuestras mentes como crees. Así que solo te diré una última cosa: ¡Que te den por culo, a ti y toda tu raza alienígena!

Y él pulsa con fuerza el botón, como si lo odiara, como si el botón tuviera cara, una cara humana, la cara de una cucaracha consciente, y su dedo fuera la bota que lo aplasta.

¿Cambiaré el rumbo matando a Sam o no seré tan cruel de hacerle eso a Cassie y Ben? Como muchos os estaréis dando cuenta estamos llegando al final. ¿Creéis que seré capaz de ser constante hasta el final? Jajajajajaj todos esperamos que sí.

Recordatorio: entre esta historia y la siguiente, subiré una corta historia sobre la vida de Eleanor, y conoceremos mejor a su personaje y seguiremos, como no, descubriendo más cosas de nuestros protagonistas. 

Nos vemos pronto en otro capítulo, hasta prontooooooooo

Ni un apocalipsis nos separará (Apocalipsis #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora