#00 KAI

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Tenía diez años la primera vez que salto. Kai Kimberly-Keith no lograba recordarlo apropiadamente, había sido una etapa algo confusa de su vida, pero estaba seguro de que había sido con esa edad. Era el día anterior a su cumpleaños, su madre les había prometido a él y a su hermana Gwen que les llevaría a conocer Argentina. Kai no tenía idea de porque se sentía tan emocionado, ¡pero lo estaba! Habían dos cosas en el mundo que el amaba más que nada: bailar y viajar.

Estaba tan emocionado que apenas podía conciliar el sueño, él deseaba estar en todas partes y en ningún lugar al mismo tiempo, quería saberlo todo, ver todo lo que alguna vez había imaginado y a si mismo ser capaz de estar en el mundo al mismo tiempo.

Entonces sucedió, escucho un sonido como el de una explosión sorda y apareció ante una inmensa nada negra. Era un mundo oscuro, donde la única luz provenía de sí mismo y de diversos objetos dispersos a su alrededor. Camino buscando una salida, pero solo encontraba bolas de cristal esparcidas por el suelo. Las siguió, pensando que se podía tratar de una salida. Se sorprendió al encontrar a un niño de su edad. Era rubio, adorable, con los ojos negros y parecía un ángel. Iba vestido todo de blanco y llevaba varias esferas en las manos.

-¿Cómo...?-pregunto el chico.
Las esferas se resbalaron de sus manitas, estas comenzaron a levitar en el aire. Kai las contó, eran doce en total. Una de las esferas se ilumino, luego otra. El chico abrió mucho los ojos, llenos de sorpresa y de reconocimiento.

-¿Kai?-pregunto-¿Tu eres Kai?

Se le helo la sangre en los huesos. Echo a correr. ¿Cómo podía saber su nombre?

-¡NO Kai!, ¡espera!-grito el chico-¡Soy Louis! ¡Por favor espera!

Siguió corriendo.

Tenía que salir de allí, de esa cruel y angustiante pesadilla.

-¡Ahora lo recuerdo Kai!-gritaba Louis mientras desaparecía en la distancia-¡Tu eres la llave Kai! ¡No te vayas por favor!

Lo próximo que supo era que había despertado en su cama. El pensó que todo había sido un sueño, pero no lograba quitarse de la cabeza lo último que había dicho el niño-Louis-sobre una llave. Por algún motivo se sentía extrañamente atraído por la idea.

Mientras Kai viajaba con su mama y su hermana, encontraron a una mujer un día. Esta lo miro como si el fuese una abominación y comenzó a hablar en un idioma extraño, era español, pero en ese momento para él era como si le hablaran en chino. La mujer escondió a su hija, una niña de ojos muy negros y que parecía tener la edad de los hermanos Kimberly, la mujer escondió a su criatura bien lejos de Kai, quien era el objeto de fulminación de los brillantes ojos de la chiquilla. El no pudo entender lo que decían y su mama hizo como si nada, pero él había captado una palabra con toda claridad.

Ella había dicho Kai.

Su nombre.

Kai.

Siempre se había preguntado porque su madre le había llamado así, todos los chicos tenían nombres normales, ¿por qué él no?

-Mama-le preguntó un día-¿Por qué me llamaste Kai?

Ella le miro llena de apremio, dulzura y beso su cabeza.

-Porque eras la llave cielo-le contesto.

-¿La llave?-le pregunto.

-Fuiste la llave a mi felicidad. Kai significa despertar, renacer o el que abre las puertas. Así como tu hermana se llama Gwen porque significa sombra blanca. Ustedes son el opuesto el uno del otro. Ella es la cerradura y tú eres la llave, además, tú fuiste el primero.

La verdad Kai no entendió mucho, pero asintió, preguntándose como ese chico lo había sabido.

<< Louis >>-pensó, ¿Por qué estaría allí?, en ese sitio, tan solo...

Dos meses habían pasado cuando volvió a saltar. Esta vez estaba en su casa buscando un libro y de alguna forma termino en una biblioteca. Fue algo muy raro, simplemente apareció allí, delante de la joven bibliotecaria, quien se quedo mirándolo con los ojos como platos sin poder entender lo que acababa de suceder. Tampoco era como si Kai lo entendiese del todo, pero se le hizo claro después de leer algunos libros, ver la película Jumper y buscar en internet que podía teletransportarse.

Poco a poco comenzó a saltar más seguido. Aprendió a controlarlo, a transportarse a cualquier lugar del mundo, solo tenía que sentirlo en su interior.

Hace unas semanas todo comenzó nuevamente.

[ 12 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora