Söhan se removió inquieto en su asiento. Miró la fotografía que tenía sobre la mesa de su despacho, eran él y Sol cargando a sus dos hijos, Stephen y Carter. Seguía esperando a su niña, sabía que ya le faltaba poco. Repasó una y otra vez su oficina, no tenía demasiadas, cosas, quizá era cierto lo que Kai le decía, era más impersonal que lo impersonal, a él simplemente no le apetecía decorar un espacio en el que no iba a estar demasiado tiempo. Dejó sus cavilaciones de lado y ahogó un quejido. Era su cumpleaños y estaba trabajando, ¡injusto!
Debería quejarse con Kris, su abogado solo se reiría de él, pero no le importaba. El tipo estaba muy ocupado con su trabajo y cuidando junto a Gwen sus hijos. Jr iba a ser un muchacho muy alto cuando fuese adolescente, era una vara larga y estirada, justo como el insufrible de su padre. Le llegó una notificación a su móvil de Beck, era una foto junto a Kai, estaban grabando una escena de su próximo videoclip y Kai era el coreógrafo y bailarín principal.
The Warden se había convertido en el grupo más famoso de los últimos tiempos, considerados los nuevos Green Day mezclados con Fall Out Boy o algo así. A Söhan le parecía gracioso que la idea que Kris le había propuesto a Damien, y de la que él mismo se había burlado, había terminado siendo una realidad. Damien, Carmichael, Beckllum y Jayme habían fundado el grupo después de aquella reunión extraña en el café de Milo. Damien era el bajista, Car baterista, Beck pianista, y Jayme guitarrista. Todos cantaban, y menos Car, los otros tres se disputaban quien era el líder y vocalista principal. El único que tenía la madurez necesaria de ellos para ser líder de algo era Damien, pero Söhan no tenía ni voz ni voto en el asunto.
Ahora él era el menor, no Kai. Esta vez él y Louis no habían nacido gemelos. Internamente lo agradecía. No le gustaba parecerse mucho a su hermano, quien por cierto, se había mudado junto a Molly para Madrid hacía unos meses, ahora sería jugador del Real Madrid, siguiendo los pasos de su adorado Cristiano Ronaldo.
Todos lo habían hecho bien. Milo y Yízing seguían trabajando en sus proyectos científicos y de medicina, apadrinados por Serge. Teo había abierto su propia escuela de wushu y le iba de maravillas. Ónix escribía y él era psicólogo. Todo iba acorde al plan, a lo que había visto en el momento en que se pegó un tiro.
Por eso había ido a trabajar aun siendo su cumpleaños, esperaba a su cita de las tres, esa que le daría respuestas.
Söhan tal vez hubiese estado en la oscuridad, al igual que los otros, pero de alguna forma siempre había sabido y nunca había dejado de investigar.
Su cita de las tres está aquí. – le informó el intercomunicador.
-Hágale pasar.-pidió amablemente.
Instantes después entró un hombre, debía tener aproximadamente la edad de Söhan. Era alto, rubio y de ojos azules antinaturales. Su rostro escalofriantemente conocido, pero eso ya lo sabía. Le dedicó una sonrisa mortificada.
-¿Me estaba esperando doctor Ohel?
Söhan chasqueó la lengua e hizo un sonido obsceno, buscando como proceder adecuadamente.
-Llevaba un buen tiempo esperando a que aparecieses-hizo una pausa-La verdad es que siempre me ha sorprendido la poca capacidad mental que tienen los otros.
-No es falta de inteligencia-le aseguró el otro-Tu tercer ojo es el que te ayuda a dar con lo que otros pasarían por alto.
-Pensé que sería más extraño hablar contigo, supongo que mi arrogancia tenía que venir de algún lugar, ¿no te parece Dis Pater?-preguntó.
La carcajada resonó dentro de toda la oficina mientras el mencionado se sentaba en un sofá, de cara a la mesa de Söhan.
-Por favor, no uses más ese nombre degradante, sabes que me molesta-le pidió.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...