Había enloquecido.
Era la mejor manera de explicar lo que estaba sintiendo en ese momento. Solo quería pegarle a algo, romper algo, ¡quemar algo! ¡Simplemente le habían pedido una puta estúpida cosa! ¿Y que había hecho él?, perder esa cosa. ¿Cómo era siquiera posible? Lo único que se suponía tenía que hacer era cuidar de Beck, protegerle, ¡pero no!, él, Carmichael Parker, había roto la única promesa que realmente le importaba en su maldita vida.
-Carmichael, vamos a pensar positivo-Damien le dio unas palmaditas en su espalda.
-Fácil para ti decirlo-se burló-Tú no tenías que cuidarlo con tu vida. Siento que la decepcioné. Lo decepcioné a él y a mí mismo.
-Bueno-las palabras de Damien eran afilados cuchillos-Si tanto le importaba a Ónix que Beck estuviese protegido no hubiese hecho esta estupidez ni te hubiese obligado a ti a hacer de guardaespaldas.
Carmichael negó con la cabeza. Damien no era capaz de comprender. Él necesitaba hacer eso, no era solo por Ónix, era una forma de compensar lo que había hecho, como se había descontrolado y matado a esas personas, aun cuando no era su propósito. Damien era bueno, él nunca entendería como era sentirse sucio, corrompido, roto completamente. No quería ni comprensión o lástima, lo único que le interesaba realmente era redimirse.
-No entiendo por qué crees que yo sé algo sobre lo que a Ónix le importa o no-comenzó a la defensiva, aunque sabía que era una pérdida de tiempo, Dodo era demasiado inteligente y eso se veía de lejos.
-Ya, me pregunto cómo no puedes saber sobre los intereses de tu novia-Damien le mantuvo la mirada.
-Ella no es mi novia-era verdad, no lo era-...Es mi prometida. O era, no sé, ya no estoy seguro-acarició suavemente el anillo de titanio que ella le había dado, era una tontería, solo las mujeres llevaban anillos, de compromisos, pero ella había insistido en que él debía de llevar uno también.
Damien se detuvo en seco. Sus grandes ojos se abrieron más de lo posible.
-Söhan, Kai, detengámonos por un momento-la profunda y potente voz del más bajo retumbó por todo el laberinto.
El rubio y el moreno se veían confundidos. Era gracioso, la piel blanca de Söhan más el elegante traje blanco que vestía le hacía parecer un fantasma, mientras que el traje de Kai era negro, haciéndole ver más moreno y espectacular aún. Carmichael se preguntó el porqué del color del traje de Kai.
<<Todos tenemos nuestros secretos y demonios... Deberías saberlo bien>>se dijo, suprimió su exasperación e intentó concentrarse en lo que estaba sucediendo.
Había metido la pata. Lo sabía. Se había prometido a sí mismo que no diría nada de su relación con Ónix y en poco tiempo ya Beck y Damien lo sabían, sin contar con el hecho de que si los demás se enteraban le mataban. ¿¿¿Es que no podía hacer nada bien en la vida??? ¿Sería arruinar todo a su paso una maldición hecha a medida para él?
-¿Qué sucede Damien?-preguntó Kai.
Dodo se sentó en el suelo.
-Tengamos una plática.
Söhan puso los ojos en blanco.
-Tienes que estarme jodiendo-dijo desanimado, pero sentándose de cualquier forma.
Kai se sentó sin rechistar. Solo Carmichael permanecía de pie, no sabía muy bien que hacer. ¿Y si salía corriendo? Tal vez se perdería, pero al menos no rompería sus promesas. Si lo pensaba bien, no era un mal plan.
-¡Siéntate!-le ordenó Damien.
Sus pies cedieron ante el miedo. El pequeño era muy poderoso, no parecía ser una persona con la que a uno le gustaría discutir, porque el Dodo siempre ganaría. Todos los pares de ojos estaban fijos en él y el pelirrojo sentía que se asfixiaba, no tenía escapatoria ni lugar al que huir. La presión crecía en su interior y deseó que su poder en vez del fuego fuese la invisibilidad.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...