1 mes antes
-¿De verdad quieres ir a ese lugar?-pregunto Serge-Dicen que es un sitio muy pobre.
Marie puso los ojos en blanco, pero le dedico una sonrisa modesta. Era preciosa, con ese cabello casi blanco rizado y esos ojos oscuros que miraban todo con curiosidad. Era de estatura media y de curvas pronunciadas. Serge nunca había visto algo tan especial. Se habían conocido cuando ella se había mudado con su papá a Marseille tras la muerte de su mamá. Ella era de Eagle, Colorado.
-Quiero ver la tumba de mi madre-susurro mirando al cielo azul.
Serge asintió. Él no sabía cómo era perder a alguien querido. Siempre tuvo todo lo que quiso. Sus padres pensaban que no iban a poder tener hijos, cuando repentinamente su madre había salido embarazada, ¡él había sido un milagro! Su padre estaba tan orgulloso, finalmente podría heredarle a alguien la gran fortuna que la familia Andrei había acumulado generación tras generación.
Él se sentía orgulloso de sí mismo, había resultado ser un chico muy listo, correcto y organizado; sus padres no podían haber pedido un hijo mejor. Siempre era el primero de su clase, él más destacado, un chico perfecto con una vida perfecta...y con la habilidad especial de hablar con él agua. No, no era hablar con el agua en sí, era más bien que él podía sentirla, inclusive el agua que habitaba en su propio cuerpo. Le daba calma. Paz.
Conoció a Marie en una heladería, él le había derramado su helado sobre el hermoso vestido floreado de la chica. Él quedo embelesado ante su belleza y ella se aferró a la sonrisa ligera de Serge...
Comenzaron a salir, y al poco tiempo se hicieron novios. Todo iba perfectamente. Era amor, del bueno, del verdadero, del que narran en los mejores libros. Y así lo sentía Serge, era un tipo malditamente afortunado.
-Ese es un lugar pobre Serge, ¿estás seguro que quieres ir conmigo?-le pregunto ella-No te vas a sentir cómodo.
Él solo atino a dedicarle la más sincera de sus sonrisas.
-Marie Gevedau, donde quiera que vaya contigo...será el paraíso-le beso con todo el amor del mundo, ella era su alma gemela.
Viajaron a Eagle y pasaron unos días maravillosos allí. Marie iba a ver todos los días a su madre, hablaba con ella y le contaba todos sus secretos. Serge le escucho decir una vez que le amaba, y eso hizo que se le paralizara el corazón.
Marie se antojo de ir al colegio donde había estudiado su madre. Serge tenía un mal presentimiento sobre ello, pero acepto gustosamente: todo lo que Marie quisiese alguna vez él se lo daría. Caminaron por los angostos pasillos, ella esbozaba siempre una sonrisa, pero él sabía que ella sufría en su interior.
De repente se escucho un ruido ensordecedor. Muchas voces comenzaron a gritar y se hizo el caos. La gente corría de un salón a otro, buscando una salida o simplemente refugiándose de las balas. Unos chicos con pasamontañas negros le disparaban a todo lo que se pusiera en su camino. Serge y Marie se escondieron en un baño solitario, ella lloraba asustada y él ponía su mano sobre la boca de ella. Podían escuchar las alarmas sonar, vieron inclusive desde una pequeña rendija como una chica caía al suelo después de haber sido disparada en la cabeza.
Aquello era como salido de una película de horror. Los pasillos llenos de sangre y gente muerta creaban una macabra visión del bonito lugar que era aquel colegio hasta hacia solo unos minutos. Cuando el sonido de las balas ceso, todo quedo en silencio. Marie y Serge escucharon pasos de aquí para allá, hasta que no escucharon absolutamente nada.
Salieron sin hacer ruido, intentando llegar a la salida trasera.
-¿Pero que tenemos aquí?-pregunto uno de los chicos apuntándole a Marie.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...