Teo se masajeó las sienes. El dolor de cabeza le estaba matando, ¡y la culpa! ¡Qué decir de la culpa! No había hecho nada de lo que le habían pedido. No había protegido a nadie. No había logrado nada. ¿Qué decía eso de él? Era un inútil, siempre lo había sabido, nunca había logrado nada importante, por eso siempre los niños le habían hecho bullying de pequeño, él no era especial. Era simplemente un idiota. Apretó los puños con fuerza, ¿cómo podía haber fallado tan cruelmente? ¡Para eso había entrenado! ¡Para eso había sacrificado tantos años de su vida estudiando wushu! ¿Qué sentido tenía todo eso ahora? ¿Qué importaba si su propósito era proteger a las personas que le importaban? No lo había conseguido. No había podido proteger a esas personas que significaban algo para él, no le importaba si era golpeado, si era herido, él solo quería un mundo de justicia, un mundo moral donde se hiciese lo correcto, sin humillaciones, sin miedo, donde todo el mundo pudiese ser real...
-Por un momento pensé que era intocable-musitó para sí mismo.
Su poder también había demostrado no ser tan efectivo como él esperaba. ¿O tal vez era que él no supiese utilizarlo bien? Tenía tanto miedo de las cosas que podría llegar a hacer. Hubo una época en la que realmente había tomado el control del tiempo como una bendición...pero realmente no lo había sido, había hecho cosas de las que no estaba orgulloso, cosas que era mejor olvidar. ¡Y por supuesto, el tema Marcel! ¿Por qué le habían confiado un poder tan complicado y controversial a alguien como él? Jayme tenía razón al decir que él era tonto, no era una persona excepcionalmente inteligente como Milo, ni compasiva como Yízing, no era gracioso como Jayme, ¡ni siquiera tenía un poco de lo hermoso y angelical de Louis!
Él solo era Teo.
Solo eso y nada más. Sin probabilidades de destacar. Era una cosa vergonzosa y tonta con la capacidad de hacer mucho daño si se lo proponía... ¿Entonces eso era? ¿Algo fiero? Él no quería ser así, a él le gustaban las cosas dulces, las largas caminatas por la playa, mirar al cielo nocturno y contar estrellas hasta quedarse dormido, ver series de televisión con Valentina, llorar como idiota y asustarse con las películas de terror y los cuentos macabros que le hacía Tina antes de dormir solo para molestarlo y que tuviese pesadillas. Era tímido y le costaba abrirse mucho con las personas, por eso, sin contar a Tina, solo había tenido un amigo en la vida, Marcel, y no había terminado nada bien. Con Kris sin embargo había sido muy fácil hablar, el chico no se había asustado de la apariencia peligrosa bajo la que se ocultaba Teo, así como Teo no se había aterrado de la mirada fría y distante de Kris. Simplemente se entendían. Y le había fallado.
-Eres un inútil-se quejó en voz alta, cayendo en la desesperación y enterrando sus manos en su cabello oscuro.
-Teo-dijeron Söhan y Kai al mismo tiempo.
-Denme un minuto-pidió, cerrando los ojos, buscando un salvavidas en su interior.
Un recuerdo de hacía diez años apareció repentinamente. Él y Valentina habían estados sentados en el Café Kafka, tenían siete años en ese entonces, bueno, él tenía siete, ella ya había cumplido ocho en febrero. Se habían reído mucho, no era la primera vez que salían, pero cada ocasión en que estaban relativamente solos-porque los padres de ambos estaban a dos mesas para dejarles intimidad-era un momento único, como si no existiese nada más en el mundo. Ya hacía dos años que eran... ¿amigos? Bueno, amigos...novios, novios de la infancia...era algo complicado. Pero él tenía un gran problema, y aunque era un niño de siete años eso le perturbaba, hería su ego y rompía su corazón.
-Voy a empezar a tomar clases de artes marciales-le había dicho a la niña, que daba un largo sorbo a una Coca Cola.
Valentina había escupido el refresco y se había atorado, provocándole un ataque de tos. Luego miró a Teo, enarcó una ceja, como buscando un indicio de broma, para comenzar a reírse descontroladamente. Se lo había tomado como un chiste.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...