<< Esta vez vas a lograrlo >>se dijo Kris<<Es infalible>>
Tomó la motosierra y comenzó a cortar su brazo. La sangre verde, hueso y pus volaban por el aire, pero antes de poder cantar victoria Kris vio como la hoja de la moto sierra se doblaba y partía. No era posible, ¡no de nuevo! Un sentimiento de pánico le inundo y le hizo correr hacia un rincón de la habitación y hacerse un ovillo en el suelo.
Kristopher había perdido la cuenta de las veces que había intentado hacerse daño, suicidarse, y nunca lo había conseguido. Su piel era a prueba de todo, en algunos lugares inclusive se escamaba si la mirabas de cerca. Sus ojos, eran dos preciosos orbes verdes que cuando se enfadaban cobraban un brillo amenazante y cuyas pupilas tomaban la forma de las de un reptil.
-¿Kristopher?-grito su madre al otro lado de la puerta-¿Kristopher Wyatt que fue ese ruido?
Desanimado y nuevamente frustrado, Kris se puso de pie y le abrió la puerta a su madre. Esta solo tuvo que ver su rostro para saber lo que sucedía.
-¿No piensas desistir?-le pregunto su madre arqueando una ceja.
Kris le enseño su mano perfecta, donde no había rastro de daño alguno.
-Nada funciona. ¡Me quiero morir mamá! ¿Por qué no me puedo morir?-chillo indignado.
-No puedes morir y punto. Kristopher, deberías estar agradecido con el don que se te dio. Todas la personas desearían poder ser eternos...hijo, yo no sé si eres eterno, pero al menos no puedes hacerte daño, eso ya es una ventaja.
Kris bufo, y se puso de pie.
-Que ironía, yo quiero morir y no puedo; otros quieren vivir y no pueden-comenzó a pegarle al saco de boxeo que tenía en su habitación.
Su mamá le dedico una extraña mirada y suspiró.
-Así de inconforme es el ser humano-le dijo.
Ahí estaba, esa estúpida palabra que ponía a Kris de los nervios. Le pego con más fuerza al saco de boxeo. Humano, ¿qué significaba eso? Él no era humano, eso lo sabía desde hacía mucho tiempo. Tal vez lo había sido en algún momento, pero había cambiado. Recordó como una noche sintió un dolor terrible en su espalda, como si algo se estuviese grabando a fuego allí, así como sus ojos, sus retinas dolían. Sus gritos habían despertado a su madre y esta le había llevado al hospital.
Allí le habían mostrado que había desarrollado unos huesos extraños en su columna, así como sus ojos se habían tornado de un color verde esmeralda anormal. Cuando intentaron hacerle más pruebas y extraerle sangre, fue imposible: la piel de Kris era como blindada, nada lograba atravesarla. Al llegar a casa, Kris y su madre descubrieron que unos tatuajes se habían formado en su espalda sin explicación alguna. Eran unas gigantescas alas de dragón.
Después de eso, nunca volvió a sentir dolor, al menos no físicamente, psicológicamente se sentía marginado, repudiado, monstruoso. Y se sentía frustrado...le habían arrebatado la única cosa a la que cada ser humano tenía derecho desde su nacimiento: el dolor, la sangre, el daño...morir...
Luego comenzó a pintar, era la única salida que había encontrado, y según su madre no lo hacía muy mal. Ella lo entendía, era lo único que él tenía en ese mundo. Su madre amaba los dibujos de Kristopher, pero a él le resultaban extrañamente lejanos y familiares al mismo tiempo. Siempre dibujaba paisajes iluminados, dragones, ¡estaba obsesionado con los dragones!, y rostros...rostros humanos... Siempre eran los mismos. Durante un tiempo se planteo comenzar una novela grafica con alguno de esos personajes que se había inventado. Aun no tenía claro cómo llamarles a todos, pero sabía que sería de chicos con súper poderes y que el que tenía el poder del tiempo se llamaría Teo y seria español. Estuvo trabajando en ello, pero todo le frustraba...y hacia unas semanas la cosa había empeorado.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...