#38 PATHCODE: LYON / EL DORADO (parte 2)

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Entre más grande es la aventura, más peligro trae consigo.


Beck estaba excesivamente frustrado, comenzó a patear aquella patética motocicleta, ¿cómo se atrevía a fallarle en ese momento? Había salido del orfanato, dispuesto a cruzar al otro lado de la ciudad, lejano de donde se encontraba y ¡la estúpida moto a la que le había hecho un puente no le daba la gana de arrancar! ¡Le había dado la patada! ¡Hasta la motocicleta le daba la patada!

<< Esto es triste >>se dijo<< Definitivamente triste >>

¿Qué iba a hacer ahora? ¿Hacerle puente a otra moto? ¿A un auto? ¡No! Ya había vaciado su cuota criminal del mes. Se encogió de hombros y lanzó un suspiro mientras vacilaba, cuidadosamente, sus posibilidades.

-Estoy tan jodido-dijo despeinándose el cabello, intentando darle una explicación lógica a todo lo que había sucedido y que aún estaba procesando. Era demasiado para su cabecita, la cual le dolía, produciéndole una terrible migraña.

Se percató de que había un muchacho mirándolo a lo lejos. Era rubio, joven, definitivamente guapo-aunque a Beck no le iban los hombres-, e indudablemente parecido a Kai. No pudo evitar que sus pies se dirigieran hacia esa persona. Tal vez fuese demasiado altruista, o puede que no, pero tal vez era una buena forma de comenzar a arreglar todo lo que había arruinado. El moreno se quejaba de no haber conocido nunca a su padre, ese chico era muy parecido, tal vez eran familia, de alguna forma.

-¡Oye!-llamó al muchacho, este le devolvió la mirada al instante, casi como si hubiese estado esperando que Beck le llamase.

No era ser desconfiado, pero había aprendido por las malas que las casualidades no existían, y algo le estaba provocando un sabor amargo en la boca.

-Pensé que nunca te percatarías de mi presencia…Beck…-dijo el chico mirándolo fijamente.

Sus pies se detuvieron, gritándole cada fibra de su cuerpo que escapase de allí, que aquello era una emboscada. Y, sin embargo, era como si hubiese perdido movilidad, no podía mover ni un solo músculo, como si todo se hubiese detenido. Era extremadamente bizarro y le provocaba nauseas. Reconocería esa forma de hablar, la cadencia de su voz, ¡incluso estaba seguro de que la había escuchado con anterioridad en alguien más! El muchacho le dedicaba una sonrisa socarrona, parecida a las de Jayme, pero con el sentimiento de Carmichael, los labios de Damien y el espeluznante parecido con Kai. Sintió mucho frío, agradeció que su chaqueta negra de cuero le abrigase.

-Dis Pater-dijo con asco.

-¡Qué bien! ¡Al menos uno que tiene dos dedos de frente! ¡Interactué con Söhan pero ese estúpido nunca se da cuenta de nada!-le dedicó una sonrisa tímida-Creo que Damien y tú son mis mayores orgullos, en serio.

Beck se lanzó al cuello del hombre, un impulso asesino le asaltó y deseó matarlo con sus propias manos, pero, ¡oh!, ¡sorpresa! El tipo de había escapado entre sus dedos, como Kai cuando saltaba de un lugar a otro. Al darse la vuelta, el chico estaba a su lado.

-¡¿Cómo?!-le exigió.

-¿Creían que solo ustedes tenían las habilidades?-negó con la cabeza-Me avergüenza ser padre de tales ineptos.

Intentó nuevamente ir sobre el tipo, pero este le lanzó una descarga eléctrica, haciéndole gritar y caer al suelo. Su cuerpo comenzó a sufrir espasmos y su mente recibía sacudidas, dejándole mareado y confuso. El dolor era horrible, nunca había sentido algo así antes, casi podía sentir la espuma salir de sus labios, sus intestinos se sentían a punto de colapsar y su corazón se retorcía como si fuese a sufrir un paro. El chico le tocó la cabeza y todo se detuvo.

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