1 mes y medio antes
La música sonaba estruendosa en la discoteca. Carmichael había ido allí con unos amigos. Se había metido en un lío grandísimo la semana anterior; unos tipos de una pandilla contraria se lo habían encontrado y no habían salido bien parados. Ahora la gente de su pandilla le tenía contra la espada y la pared porque les había buscado un problema bastante grande. Él necesitaba desconectar, y sabía que una noche en la disco con su amigo Jr sería de gran ayuda.
Jr era una persona graciosa, así como él, y desde que había estado pasando tiempo con la pandilla no le había dedicado mucho espacio a su amigo de la juventud.
Vio una chica caminar a lo lejos y no pudo apartar sus ojos de ella. Tenía el cabello trenzado y de color violeta oscuro. Traía una corona de flores blancas en la cabeza y un vestido espumoso que la hacía parecer una princesa. Era de estatura normal y se movía grácilmente. Carmichael no sabía qué era lo que tenía esa mujer que se había convertido en todo lo que su campo de visión le permitía ver.
-Voy por una bebida-le dijo a Jr, quien estaba casi teniendo sexo con su novia en la pista.
Carmichael se echó a reír, le fascinaba ver a la gente feliz, y podía asegurar que su amigo estaba más que feliz con Aimé en ese momento. Caminó, más bien siguió a la chica, las luces no le permitían ver del todo el rostro de la mujer, pero sabía que tenía el ceño algo fruncido y se veía enfadada.
Sin proponérselo chocaron.
Ambos se quedaron viendo.
Imaginó que ella estaba sorprendida ante su altura, y pudo ver como observaba todo de él, desde sus ojos avellana hasta su cabello alborotado y rojo, el piercing en el labio y los tatuajes que le recorrían desde el antebrazo hasta el cuello. Él también estaba impactado con las hermosas facciones del rostro de la chica, su piel era de un delicioso color crema, y su primera observación no le había hecho justicia en lo absoluto: ella era perfecta. Lo que más le llamó la atención fueron sus ojos de un irreal color violeta, al igual que su cabello, pero que al verlo a él se tornaron más claros, como si fuesen ahora rosados.
-Hola-le dijo él sin poder evitarlo.
La chica intentó rodearlo, pero Carmichael no se lo permitió.
-Pareces triste, ¿por qué estas triste?
La chica lo miró con asombro.
-¿Cómo...?-comenzó a preguntarle.
-Simplemente...mira, no me preguntes, solo sé que estas triste, no me gusta ver a las personas tristes. Ven, te invito a una copa-le dijo tomándola de la mano.
Ella negó con la cabeza, pero no apartó el agarre, más bien se lo sostuvo.
-No puedo, soy menor de edad, tengo que esperar a junio.
-Que suerte tenemos de que tenga una ID falsa-Carmichael le dedicó esa sonrisa que sabía que derretía a las chicas, o como Jr la llamaba, su sonrisa pasta Colgate.
La chica se sonrojó y aceptó. Antes de darse cuenta estaban los dos con sus respectivos rones con Coca-Cola en la mano. Sus miradas eran eléctricas y Carmichael sentía como el fuego de su cuerpo despertaba, en todos los sentidos, ¿por qué esa chica lo ponía así?
-Soy Carmichael-le dijo animado.
El rostro de la chica cambió momentáneamente, sus ojos se oscurecieron, tornándose negros fugazmente, pero cuando le sostuvo la mirada volvieron a volverse de un rosa brillante. Ella era tan especial. Eso que hacía con los ojos, ¿cómo podía hacerlo? Bueno, se dijo él, él podía controlar el fuego, o al menos intentarlo, ya nada le parecía extraño en el mundo.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...