Gwen lanzó un largo suspiro. Ya había pasado un mes desde que los chicos habían desaparecido. Casi no podía dormir, o comer, funcionaba como un robot. Cada día su madre llamaba preocupada preguntando por Kai...y ella tenía que mentir. ¿Qué podía hacer?, entre sus opciones no estaba la que juraba que Kai no era un ser humano, que provenía de otra dimensión, tenía poderes y una perra vengativa que nadie tenía claro que carajos quería se lo había llevado a él y otros a algún lugar del que aún no habían regresado. No, sin duda no podía decir eso.
Por eso es que ella había regresado a Londres un día después de que los chicos hubiesen desaparecido y un día antes de que su madre regresase. Realizó unos cuantos exámenes y le mintió descaradamente a Celia, quien estaba muerta de la preocupación pues su tía había llamado como un millón de veces preguntando por el paradero de Damien. Gwen estaba al tanto de la mentira que su primo le había contado a su tía, así que la confirmó. Kai, Damien y unos cuantos amigos se habían ido de vacaciones con Serge, un amigo de ellos que era excesivamente rico. Ella había hablado con ellos en varias ocasiones, pero ahora era difícil contactarlos porque estaban en un crucero en medio del mar donde no había señal.
Minutos después de la mentira más desastrosa y que increíblemente, su madre y su tía se habían tragado, una Molly desquiciada le había llamado por teléfono. Molly no hablaba, solo musitaba y gritaba el nombre de Louis, luego lloraba desconsolada. Después de mucho trabajo, más mentiras y la ayuda de Valentina y Katrina, Gwen había logrado regresar a Lyon y llevarse a Molly con ellas.
Molly aún estaba hecha un ovillo en una cama y lloraba cuando creía que nadie la veía.
Así habían terminado. Cinco chicas encerradas en una casa, sin tener nada que hacer más allá que preocuparse y un Taehyung que caminaba de un lado para otro hablando solo, o con algún fantasma. Nunca se podía estar muy seguro.
Gwen pensó en su hermano y en cuanto lo extrañaba. Kai era su pilar, su ejemplo-uno muy, muy malo-y no podía dejar de pensar en que tal vez le perdería para siempre. Y luego se colaban en sus pensamientos esos ojos verdes. A ella nunca le habían gustado los ojos verdes, o el cabello rubio, ya tenía suficiente con su propio cabello y color de ojos. Sin embargo, los ojos de esa persona lucían diferentes, llenos de miedo, desesperación y belleza. Si, los ojos de Kris eran bellos. Pensar en él le hacía sonreír, era una persona amargada, sin embargo, parecía apreciar cosas de la vida que otros no y eso a ella le gustaba. Él era sin duda alguien muy especial.
-¿Pensando en Kristopher?-la voz de Katrina la sacó de sus ensoñaciones.
Gwen negó.
-No es lo que crees-dijo encogiéndose de hombros.
-Ya...-Katrina puso los ojos en blanco y jugueteó con las rosas que habían plantado en el balcón.
-No me gusta-aclaró Gwen-Creo que es alguien interesante, diferente. Lo más probable es que me equivoque. Me refiero, una persona no te puede gustar si la acabas de conocer, no tiene mucho sentido si lo ponemos de esa forma. Siento aprecio por él, es todo.
-Aja...-continuó Katrina mientras se sentaba en el columpio.
El columpio. Eso le recordó a Kris y el paseo nocturno que habían dado. Le gustaba retarlo, al contrario de Kai, que respondía con estupideces, Kristopher se resignaba, callaba por un momento y luego replicaba con ingenio. Gwen casi podía oler su perfume al sentarse en el columpio. Casi podía ver su silueta, la silueta de un dragón, con esos ojos de orbes extraños y brillantes.
-¿Alguna vez te conté de cómo me enamoré de Milo?
Katrina volvía a desviar los hilos de los pensamientos de Gwen.
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[ 12 ]
FanfictionKai Kimberly siempre había sido un chico extraño. A los diez años descubrió que podía saltar a diferentes lugares del mismo planeta y de otras dimensiones. Siete años después, accidentalmente, un día enviará a Molly, una amiga de su hermana al mund...