#02 LOUIS

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El primer recuerdo que Louis tuvo fue abrir los ojos y ver el mundo, pero no desde sus ojos, sino desde la perspectiva de otras once personas... Había una doceava perspectiva, pero estaba nublada y bloqueada para él.

Solo tenía una cosa clara: su nombre era Louis.

Solo Louis.

Luego de eso todo estaba muy confuso, como borroso. El tiempo transcurría y la monotonía era eterna. Nada cambiaba, nada crecía. Solo podía escuchar los pensamientos, a veces, de esas personas. Eran como él, al menos parecían tener la misma edad, pero Louis no estaba seguro, nunca se había visto a sí mismo, solo un reflejo viscoso en las esferas que le acompañaban en su soledad.

También podía ver a través de los portales, solo así Louis supo lo que era comida, las plantas, los animales, de qué color se veía el sol, que cosa eran el cielo y las estrellas. También aprendió sobre la familia y las mamas, pero él no tenía nada de eso, y no había nada que desease más en este mundo que pertenecer a las imágenes que veía.

Un día un niño apareció.

Después de verlo durante un rato, Louis supo quién era. Kai era uno de los niños que más le gustaba, su mama lo quería mucho, y sus pensamientos eran como una melodía para bailar...pero eso no era todo...

Llave.

La palabra resonó como un trueno en la mente de Louis y fue como si despertase por primera vez. Kai era la llave, era el último que había atravesado el portal, mientras que Milo había sido el primero... Todos sus recuerdos aparecieron repentinamente. Las puertas, los mundo, los doce poderes del balance, ella... Todo surgió repentinamente en su pobre cabecita, que no podía procesar tanto.

-¡Ahora lo recuerdo Kai!-grito mientras Kai desaparecía, llevándose su esperanza con él-¡Tú eres la llave Kai! ¡No te vayas por favor!

Kai no regreso. Y Louis no había podido advertirle. Cuando Kai despertó los demás fueron despertándose en un plazo de doce días. Louis siempre tuvo sus poderes.

Había pasado mucho tiempo, él seguía vigilando a sus hermanos de lejos, preocupándose por todos.

Kai era un cobarde que huía de todo, de peleas por defender su honor, de su familia, del compromiso, de Louis, de su propio poder y de su historia.

Kristopher era un depresivo, había intentado suicidarse más veces de las que Louis podía contar con sus dos manos, pero por algún extraño motivo, nunca lograba morir.

Jayme era un narcisista sin amigos al que solo le importaba la destrucción y crear problemas. Cada día llegaba a casa con un moretón nuevo o una cicatriz.

Yízing era un marginado de la sociedad, sus poderes habían sido descubiertos una vez por sus compañeros de clase y le habían tachado de monstruo.

Carmichael casi había asesinado a una persona accidentalmente, iba tatuado de pies a cabeza y tenia perforaciones por doquier.

Damien no hablaba con nadie más que no fuese de su familia, y le tenía construido un altar en su habitación a Jesucristo, la única persona en quien realmente creía.

Teodoro se tenía miedo así mismo, se odiaba y temía dañar a las personas a las que amaba, sin contar el desprecio que le tenía a su poder.

Milo se drogaba desde los doce años, buscando una salida a sus problemas familiares y al odio que profesaba su padrastro hacia él.

Serge solía tener una buena vida, estudiaba en el extranjero, pero ahora extrañaba mucho a la mujer a la que había amado y que había muerto en sus brazos, brutalmente asesinada por un desconocido.

[ 12 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora