Deberías aceptar ser mi zorrita... Quizás así te deje vivir...
Guillermo lo observaba con terror.
¿Cómo había conseguido dejarlo sobre el suelo en tan poco tiempo?
Y esa voz... Y las palabras que le susurró al oído. Jamás aceptaría ser eso.
Mientras el más joven intentaba rehuir la mirada del contrario, De Luque levantó la prenda superior para admirar el hermoso regalo que le habían hecho.
Era como si hubieran pintado algo maravilloso sobre el lienzo. Algo que era primordial en aquella pintura.
Se sentía orgulloso. Lo único que le desagradaba era no haberlo provocado él.
Pasó los dedos índice y corazón sobre la zona rojiza, para acariciarla.
El chico que soportaba el cuerpo del contrario, hizo una mueca de dolor.
Notaba más ardor cuando la quemadura era tocada. Quizás el calor de Samuel se uniera a la de esa parte de su cuerpo, lo que hacía que sintiera más dolor.
—¿Te duele? —preguntó con maldad— Porque puedo hundir mis dedos en ella.
El moreno apretó los dientes, dejando ver estos a su compañero. Al castaño le pareció divertido.
—Ha sido una grata sorpresa que los jefes quisieran que yo lograra que abrieses la boca —Esta vez, Samuel también dejó ver sus dientes, pero al contrario que Guillermo, fue en una sincera sonrisa—. ¿Tú que crees? ¿Te haré hablar?
Él negó con la cabeza a modo de respuesta.
—Buen chico —vocalizó—. Buen chico. —Repitió de nuevo, susurrándoselo al oído.
—Ahora quítate de encima, me estás aplastando.
El de mayor edad volvió a su postura de hacía unos segundos, para observarlo mejor.
—¿Me estás dando órdenes? Porque es eso lo que parece.
—No —respondió—. Pero vas a matarme si no me dejas aire.
Y en ese momento se sintió estúpido.
¿Por qué eso iba a importarle?
La sonrisa del que se hallaba aún sobre su cuerpo, se intensificó. Y, evidentemente, no se movió de donde estaba.
—Bueno, como podrás comprobar, no es algo que me importe lo más mínimo.
—¿Cómo de hermosa es esa marca, Samu? —La voz de Percy se hizo presente. El hombre estaba agarrado a los barrotes de su celda, como si pudiese llegar a ver algo.
—¿Del uno al cien? Dos millones —Dio como respuesta—. Aunque deberíamos reforzar el color. Ya sabes, una segunda pincelada.
Guillermo se quedó inmóvil, mientras que Percy sonreía de felicidad.
—Como mandes, jefe. —No es que Percy pensara que Samuel o Tomás fueran más que él, en su pequeño grupo. El que a veces llamara a alguno de ellos así, era sólo una manera de hablar.
—¿N-no volveréis a quemarme, verdad? —El castaño sólo lo miraba fijamente— ¿En el mismo lugar?
Aunque el mayor no realizara ningún movimiento, ni articulara palabra alguna, él supo leer la respuesta en el rostro del contrario.
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Prisioneros [Wigetta]
FanfictionSamuel y Guillermo son dos prisioneros que empiezan su relación con mal pie. Uno hará lo posible para encarar al otro, quien, en vez de rendirse y dejar de molestarlo, se hará cada vez más pesado. ¿Qué pasará entre estos dos chicos? ¿Decidirán, alg...