Prólogo

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"Mañana", una palabra mágica que hacía evitar problemas y guardar por más tiempo mi secreto. Lo malo, que no sabía por cuanto tiempo la podía usar hasta meterme en problemas.


— M-mañana...lo juro... — Le contesté mientras me sujetaba del cuello de la camisa con fuerza. No entiendo por qué debe ser tan bruto. Nada más meterme al baño no me soltó del brazo y me puso contra la puerta tras cerrarla.

— Eso mismo dijiste ayer... — Cortó la poca distancia que había entre nosotros y pude notar su mirada, como me atravesaba, "si las miradas mataran yo ya lo estaría desde la primera vez que le vi", pensé. — ¿No dirás nada?, ¿Acaso estás jugando conmigo? Te lo advierto, no te conviene.

— Y-yo... — "¡Dios! Por favor, que alguien me quite a este ogro de encima, no soporto tenerlo más tiempo cerca. Hay algo en él que no puedo evitar sentirme nervioso. Creo que me da... ¿miedo?"

— ¡Tch!... — Sonrió de forma ladina para luego agarrar fuerte mi cabellera y tirar de mí haciéndome caer al suelo. — "¿Qué está mal con este chico, por qué tiene que ser así?... Eso dolió". — Mañana nos vemos. — Ahí va de nuevo, esa sonrisa burlona que me hacía sentir como la mierda.

Después de un portazo se largó, no sé cuánto tiempo más voy a estar huyendo de él... A todo esto, ¿cómo era que se llamaba? ¿Kam Jimin? ¿Park Jimin?... "Que mas da, no quiero volver a verlo"


Una semana antes.

¡No!, ¡ya no más! Fue lo primero que grité en mi mente después de hacer añicos unos papeles que pertenecían a una solicitud para la prestigiosa High School de Seúl especializada en economías. Acto seguido fui corriendo hasta la mujer que desde pequeño consideré como mi madre, porque sí, aquella mujer fue más madre de lo que mi madre biológica fue.

— ¡Nana!, necesito tu ayuda. — La mujer, algo robusta, me miró asustada y dejó caer unos paños que sostenía mientras limpiaba unos grandes ventanales.

— ¿JungKookie, cariño, que te ocurre? ¿De nuevo tu...?. — Nana me miró más asustada aún sujetando mis mejillas con ambas manos, sus manos siempre me parecieron suaves aún con lo estropeadas que estaban por el trabajo de años de limpieza y cuidados, no sé si es por el cariño que le tengo o porque nunca antes había sentido otras manos tocarme de esta forma, pero igual a mí me encantaban.

— No, no, tranquila estoy bien...es sólo que...necesito que me ayudes con algo. — Hice una pausa para que ella se calmara y me cogiera de las manos para llevarme al sofá mas cercano de la sala, sólo me hizo falta ese gesto para saber que me escucharía todo lo que tendría que decirle. — Ayúdame a entrar en la escuela de arte. — Le solté sin más, sin rodeos, sé que ella sabía a que me refería. Sabía de mi pasión por la música, sabía de mis habilidades en el dibujo y sabía mejor que nadie que tenía talento. Muchas noches y desde pequeño recuerdo como me pedía que tocara el piano para ella e incluso me hacía cantar.

— ¿Sabes que tus padres no lo permitirían verdad?

— Lo sé, por eso quiero que esto quede entre nosotros, ellos no se enterarán...por favor... no quiero ser por más tiempo la marioneta de mi padre...

Hubo un silencio en el cuál sólo se oía el ruido de la calle que provenía de los ventanales, que hace unos minutos Nana limpiaba. Cada segundo que pasaba me ponía más nervioso, si Nana se negaba a ayudarme no volvería a tener una oportunidad así nunca más.

— De acuerdo... — "¿Espera, qué?, no oí mal ¿verdad?, me dijo que sí..."

— ...

— ¿Ya te arrepentiste? — Soltó una carcajada que hizo que volviera en si, incluso consiguió relajarme y sin articular una palabra me tiré a sus brazos cual niño pequeño, riendo y soltando ruiditos algo infantiles, vale, admito que fue un acto un poco infantil a mis 16 años, pero es la única persona con la que puedo ser así.

— ¡Nana, eres la mejor!, te prometo que lo haremos tan bien que ni se darán cuenta. — No sólo me jugaba mi vida, porque sí, si llegan a pillarme dudo que salga vivo de ésta, sino que también está en juego el empleo de Nana y eso es algo que no me perdonaría nunca, no sólo porque perdería el empleo, sino porque quizás no nos volveríamos a ver nunca más.


[...]

Una semana después todo estaba preparado. Ya tenía mi plaza, mis papeles de traslado y todo estaba listo para mudarme a los dormitorios. Esta escuela-universidad estaba separa en dos sectores, el primero contaba con la escuela que consistía en 3 años de duración y el segundo, la universidad con una duración de 4 años. Se podría decir que era una especie de internado, a excepción de los universitarios que podían entrar y salir cuando les plazca, a nosotros nos tocaría aguantar toda la semana dentro sin salir, a menos que nos dieran permiso. Cualquier joven se quejaría de ello, pero para mí era el cielo, cualquier lugar lo podría llamar así mientras no estén mis padres en él, lo único malo era que no estaría Nana, pero igual podré verla los fines de semana.

"Creo que merezco unas vacaciones paternales"

En fin, espero pasar desapercibido lo máximo posible, porque hay un secreto el cual debo ocultar.

Por cierto, se me olvidó decir que es una escuela de chicos.

Tomorrow [JiKook] [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora