Takao Murayama era el nombre de mi jefe, era de origen japonés y vino a Corea hace aproximadamente unos ocho años. Abrió un restaurante de comida japonesa, pero unos años después añadió algo especial al mismo. En Japón son conocidos por Host Clubs, chicos apuestos que dan compañía y entretienen a clientes, sólo que mi jefe lo llevó un poco más lejos dando cualquier tipo de servicio; a gusto del cliente. Así fue como el restaurante se convirtió en la tapadera del negocio por el cual recogía una buena suma de dinero.
Desde que trabajo aquí me había ganado tres clientes fijos y que sólo precisan de mí, una mujer y dos hombres.
Hoy mi jefe me informó que mi cliente menos allegado solicitó mi servicio urgentemente y por supuesto yo no podía negarme, aunque lo hice, pues tenía obligaciones a parte del trabajo, pero el maldito gordo sólo entendía la palabra dinero.
— Al fin llegas. — Me dijo nada más crucé la puerta de su restaurante y llegándome un delicioso olor a comida recién hecha.
— Lo siento, señor Murayama, vine lo más rápido que pude. — Me dio unos golpecitos en la espalda.
— No te preocupes.
Le pregunté dónde estaba y me indicó el número de mesa en el que se encontraba. Aligeré mi paso hasta llegar y me incliné haciendo una reverencia y él me dio permiso para sentarme a su lado.
— Me alegro mucho que estés aquí. — Me dijo con una voz ronca. Cogió mi mano y la acarició.
De mis tres clientes, éste era el peor, transmitía una apariencia educada y serena, pero por detrás daba algo de miedo. Era muy brusco y su lenguaje era demasiado vulgar para mis oídos.
"Aunque tiene algo positivo, es el que menos llamaba"
— ¿Por qué solicitó mis servicios hoy? — Me atreví a preguntar. Era lo que menos podía recibir a cambio de hacerme venir entre semana, sabiendo que soy estudiante.
— Me aburría mucho en casa.
— ... — Me esperaba alguna excusa, no la simple verdad que me hacía sentir tan poco valorado.
Llamó al camarero y pidió algo de comer para ambos, aunque el gran apetito que tenía se había ido nada más sentarme en esta mesa.
Después de comer fuimos hasta un hotel que hay dos calles atrás, que por supuesto también estaba metido en todo este negocio. Llegamos a la habitación y lo primero que hizo fue encender la televisión y sentarse a los pies de la cama frente a ésta.
Yo me quedé de pie cerca de él, esperando alguna indicación de que debía hacer hoy. Al final me indicó con un dedo hacia abajo. No necesitaba más indicaciones.
Me arrodillé, abrí sus piernas y desabroché su pantalón, saqué su miembro y antes de comenzar le dirigí una mirada para que me diera su permiso. Estuve diez minutos mamándosela hasta correrse, luego me hizo levantarme y me tiró a la cama.
— A cuatro. — Me ordenó mientras bajaba más sus pantalones. — Así me gusta. Eres tan jodidamente sexy.
Bajó mi pantalón y bóxer, azotó fuerte mi nalga derecha y grité por ello. Al muy bastardo le encantaba escucharme gritar, es por eso que solía hacerlo. Cogió su miembro y lo sentí en mi entrada cuando lo acercó, abrió mis nalgas y sin prepararme ni nada me penetró, desgarrándome por completo.
— Me encanta esa voz tuya tan grave. — Volvió a darme otro azote. — Déjame escucharla más.
Cerré mis ojos con fuerza por el dolor que me había producido esa embestida, ya ni sentía los azotes que me daba. Comenzó a moverse, pero no era nada delicado, ni siquiera dejó que me acostumbrara, sus movimientos eran bruscos y no podía evitar soltar un quejido con cada embestida.
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Tomorrow [JiKook] [BTS]
Fanfiction❝Jeon JungKook siempre ha sido un chico que ha estado viviendo en una especia de cárcel, donde ha guardado un oscuro secreto casi toda su vida y obedecido cada regla que se le han impuesto, pero un día decide romper con ellas y salir en busca de su...