Tomorrow [JiKook] [BTS]

Capítulo 41

[YoonGi]

Tenía el estómago como un agujero sin fondo, el hambre que tenía no era normal, sino fuera porque sería canibalismo, ya me habría zampado a Jimin. Que él no pudiera salir porque aún le faltaba un año para hacerlo no era razón suficiente para tenerme a mí hambriento.

— ¿Por qué no dejas de mirar la dichosa foto y te saltas el muro para acompañarme a comer? — Me quejé mientras mi estómago rugía.

— ¿Por qué no compras algo en las expendedoras?

— ¿Por qué no le dices a HoSeok que te aguante él? — Me miró molesto. — Es broma. — Le aclaré, porque con el ánimo que llevaba apostaba que no lo pillaría. A parte que las bromas no eran lo mío.

— Me iré a mi habitación. — Se levantó de mi cama, guardó "mi foto" en su bolsillo trasero del pantalón y se despidió de mí con la mano.

— Mocoso maleducado, encima que te aguanto. — Musité, pero al parecer me ha había oído, pues su dedo corazón levantado apuntaba hacia mi persona.

Ahora sin impedimentos, cogí una sudadera bastante abrigada y me la puse, luego cogí la cartera y mi llave saliendo hasta el exterior. Mientras caminaba hasta la salida vi a JungKook, quién estaba de cuclillas apoyado en la fachada y su cabeza escondida entre sus brazos.

"¿Le habrá pasado algo?"

"¿O está así por culpa de Jimin?"

Corrí no muy rápido hasta él, lo llamé pero éste me ignoró. Me agaché, quedando a su misma altura y lo sacudí un poco. JungKook levantó la cabeza levemente, mostrándome unas ojeras de película de terror.

— Joder, das miedo. — Se me escapó, pero al otro ni le importó mi comentario.

— Hyung... — Susurró al verme.

— ¿Qué haces aquí, pequeño?

— Respirar aire.

— ¿Con la cabeza escondida?, menuda forma de respirar aire. — Sonreí, intentando animarlo un poco. — ¿Tienes hambre? — Me negó con la cabeza. — ¿Me acompañas a comer algo? — Se encogió de hombros. ¿Eso qué significaba?, ¿un sí o un no? Quitando importancia a mi pregunta lo agarré por el brazo y tiré de él hacia arriba, levantándolo.

— Hyung, no puedo salir. — Pude ver mejor su cara, incluso sus ojeras, las cuales me causaron más terror aún.

— No te preocupes, sacaré algo de las expendedoras. — Si Jimin me oyera ya me habría dado una buena hostia.

El chico me siguió allí a donde fui, cabizbajo y sin nada que decir. De vez en cuando lo tenía que redirigir porque se iba caminando en otra dirección o simplemente se chocaba con alguien. Terminé por cogerle la mano y así evitarme pedir disculpas a las personas afectadas por el zombi que tenía a mi lado.

— ¿Quieres algo? — Le pregunté una vez llegamos a las expendedoras.

— No.

— ¿Has comido algo hoy? — Mi voz sonó algo preocupada aunque él no lo fuera a notar.

— ¿Eh?, oh, no lo recuerdo. — Me llevé una mano a la cara, desistiendo en preguntar más.

Tras quedarme algunos minutos mirando lo que había y decidiendo, metí el dinero necesario para lo que iba a comprar y cuando cogí todo pregunté al pelinegro si podíamos ir a su habitación y comer allí, recibiendo una respuesta negativa por su parte.

No entendí por qué no podíamos ir a su cuarto, pero tampoco quise molestarlo con eso. Cogiendo su mano de nuevo, nos dirigí hasta la parte trasera de la escuela, donde nos sentamos en unos bancos frente a una cancha de baloncesto.