Capítulo 25

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Llegó la noche y con ella la tan esperada cena de Nana. Me encontraba junto a ella en la cocina, ayudándola en todo lo que podía. Ya que iba a cenar aquí decidió hacer mis platos favoritos, incluso un postre que había aprendido a hacer hace poco y que quería que probara. No sé si debería sentirme bien, pero en este momento estaba relajado y contento de estar junto a ella, y estaba seguro que Nana pensaba lo mismo. Por ahora no quería pensar en que ocurrirá esta noche, seguiría disfrutando de su compañía, su comida y sus cariños, además no quería que lo pasara mal por verme decaído o asustado.

"Porque así estoy, asustado"

— Ya estoy en casa. — Oí la voz de mi madre desde la entrada de la casa y salí para saludarla. — JungKook, hijo, ¿qué haces aquí?

— Fui a comer con padre hoy y me vine para acá. — Me sonrió, dando algunos toquecitos en mi brazo.

— Que bien que estés aquí. — Por un momento me creí su entusiasmo, pero después de colgar su bolso y pasar a la sala, supe que ya no volvería a dirigirse a mí hasta la cena, supongo.

La mesa estaba repleta de comida, las cuales probé todas. La comida de la escuela no se podía comparar con la de Nana. La cena estuvo en calma, apenas abríamos la boca para pedir algo de la mesa que no llegábamos a alcanzar, también mi madre estuvo preguntando algunas cosas sobre mis estudios, nada de lo que tuviera que preocuparme.

Al terminar de cenar ayudé a Nana quitar la mesa y una vez terminamos, ella se quedó limpiando la vajilla y yo me fui a la sala con mi madre, que estaba echada en el sofá.

— Cariño. — Me llamó. — ¿Puedes traerme las pastillas?

— ¿Aún sigues tomando esas pastillas? — Asintió sin darle importancia.

Fui al dormitorio de mis padres y cogí las pastillas que me había pedido. Después de pasárselas me quedé junto a ella, sentado a su lado.

— Deberías dejarlas.

— No hijo, las necesito. — Mi madre tenía una especie de adicción a los relajantes y tomaba varios todos los días, lo que la dejaba bastante ida. Al principio se la recetaron por una depresión que cogió, pero de eso hace ya años. Estaba lo suficientemente bien como para no seguir con esas pastillas tan fuertes, es por eso que pensaba que debió engancharse a ellas; supongo que la ayudan a dormir mejor y a relajar el cuerpo.

— Está bien, mamá. — Me levanté al ver que ya había cerrado los ojos y en poco caería en los brazos de Morfeo. — Te traeré una manta.

— JungKook. — Me llamó Nana después de tapar a mi madre con la manta.

— Dime.

Tenía en la mano mi móvil, el cual miraba algo preocupada. — Tienes 87 mensajes.

Sentí un pinchazo en mi pecho y por un momento quise arrebatarle el móvil de las manos y mirar cada uno de ellos. Relajé mis hombros que se habían tensado y sonreí, restándole importancia al asunto.

— No te preocupes por eso. — Iba a abrir su boca para decir algo, pero la interrumpí. — Recuerda lo que te dije.

— ¿Debo hacerlo ahora?

— Cuando yo no esté delante. — Si hablaba con él delante de mis narices no me iba a contener.

— ¡JungKook! — Ambos nos giramos hacia el pasillo, donde provenía la voz y se encontraba mi padre de pie junto al marco de la puerta. Me hizo un gesto con la cabeza y yo sólo lo seguí.

"Allá vamos"

Cerró la puerta tras de si y encendió una lamparita que había en la mesita de noche, se sentó en la cama y comenzó a desabrochar los botones de sus mangas.

Tomorrow [JiKook] [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora