Choques de amor.

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Narrado por Dylan

Alcé la mirada y ahí estaba. Una gran montaña rusa roja con muchos espirales y caídas. Solo de imaginarme ahí sentí que me había comido 100 hamburguesas que se revolvían en mi interior. Creo que hasta me puse pálido!  No se supone que el cliché es que a la chica le de miedo y al chico no?! Ojalá esté bromeando...


-vamos! No hay fila!- exclamó Mía  tomándome de la muñeca.



-mejor vallamos a los carritos chocones!-



-pero quedan del otro lado! La montaña rusa está enfrente!- añadió mientras señalaba esa mounstralidad roja.



-pero, no, no siento ánimos de montaña rusa, mejor subamos de último-



-dylan- dijo mientras alzaba la ceja *otra en el club de alza cejas, malditas perfectas cejas* -le tienes miedo a las montañas rusas?-



-claro que no!- exclamé.



-Dylan...-



-ahj! No es a la montaña rusa! Es a la altura, a que se zafe un tornillo, caer desde 500 metros y morir, que tus ojos se salgan en las caídas, que en una de las vueltas el carrito caiga... Ya sabes, lo típico-



-claro, lo típico- dijo mientras empezaba a reír.




-el punto es que no son mi cosa favorita...-




-por eso debemos de subir! Así vences tu miedo!- exclamó jalándome de nuevo hacia la montaña de la muerte, digo montaña rusa.




-si es de último, me subo- mentí.




-está bien! Pero mas te vale que nos subamos o me casaré con mi oso-




-esas son tus nuevas amenazas? Casarte con un osote de peluche?- pregunté riendo.




-jmmm... Si no te subes, no vemos el maratón de rápidos y furiosos el Viernes-




-que manipuladora!- reí -está bien, me subiré, pero si no estás el Viernes en mi casa, le cortó la cabeza a Dylan jr.!-



-ahora quien es el manipulador?- preguntó entre risas -y Dylan junior, enserio?-




-es el nombre perfecto para el oso! Dylan junior, el guapo y abrazable Dylan Jr.



-preferiría llamarlo felpita- dijo abrazando al gigante oso con sus ojos cerrados.



-se llamará Dylan Felpita Jr., nuestro hermoso hijo- bromeé.



-jmm, lo consideraré-


Dándole la vuelta al parque, llegamos a las carritos chocones, los cuales estaban con mas gente. Después de una fila de unos 10 minutos era nuestro turno.


-en que carrito nos ponemos?- pregunté viendo todos los carritos de colores y las luces fosforescentes que salían del techo. Era lo mejor que había! Era como una pista de carritos chocones en una disco en los 80.


El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora