la preparación

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"No es mas que un chico engreído" me repetía internamente. No necesitaba tenerlo en mi cabeza, y mientras mas rápido lo olvidara, mejor. Tiré una mirada rápida a mi despertador para darme cuenta que eran las 10:30. ¿Enserio llevaba media hora viendo a un chico engreído? ¡No puede ser! Indignada, recogí mi pelo en una coleta alta.


-¡Mía! Ya esta listo el desayuno- oí a mi madre llamarme.



Bufé cansada y fui a mi armario, tenía que vestirme. Escaneé de arriba a abajo mi clóset, ya es hora de conseguir ropa nueva... Después de blusas de plumas, unicornios y colores brillantes, conseguí algo apropiado ¿cuándo mi clóset se había vuelto tan infantil?



Bajé las escaleras logrando que mi coleta se moviera de lado a lado. Me acerqué a saludar a mi padre que leía el periódico.




-¡pero miren quien despertó!- exclamó mi madre dandole vuelta a un waffle.




¿Despertar? Llevo media hora viendo a un estúpido sacar cajas de su auto.




-buenos días- me saludo mi padre cuando deposité un beso en mi cabeza.




-¿viste a los nuevos vecinos?- preguntó mi madre entusiasmada. Claro que los vi, por mas tiempo de lo que quisiera creer...




-sí, bueno no, digo yo- dije nerviosa ¿que estaba haciendo nerviosa? Mas bien, ¿tenía razones para estarlo? Fingí tener la boca llena y no poder hablar.




-¿viste al chico? Está guapísimo- dijo mi madre. Sí, mi madre es mas adolescente que yo.




-¡Cheryl!- la regañó mi padre -es un chico de 17-




-lo decía por Mía- dijo tirándole una mirada asesina -¿crees que debería invitarlos a cenar? Tal vez podrías conocer al chico...-




Denle un premio por la idea mas nefasta del año...




-no lo sé... Son nuevos y tal vez quieran privacidad- dije convencida.




-está definido, los invitaremos- dijo mi madre aplaudiendo. ¿Acaso es un día de "hagamos todo lo contrario a las opiniones de Mía"? Solté un suspiro... Sé lo importante que son estas cenas para mi madre.




-¿Mía estas bien?- preguntó mi padre.




-si... ¿Por qué?- pregunté confundida.




-llevas sin hablar como 20 minutos- dijo preocupado. ¿20 minutos? ¿Tanto estuve clavada en mis pensamientos?




-lo siento yo, estoy ¡buen provecho!- dije levantándome de la mesa.





-adolescentes- bufó mi padre.




Subí a mi habitación y noté que O'Brien ya no se encontraba ahí... Ya no tenía por qué distraerme con ese idiota. No entiendo que le ven mis amigas... Digo el chico es guapo, pero cuando abre la boca todos sus encantos mueren. Me asomé mas a mi pequeña ventana y vi el parque de juegos lleno de chicas ¿acaso Chris Evans había bajado del cielo? Bajé las escaleras de mi casa y caminé al pequeño parque.





-¿que pasó?- le pregunté a Amy, mi vecina.




Nisiquiera fue capaz de decirme, solo vi como señalaba boquiabierta, al igual que unos 10 chicas mas. Mas vale que sea Chris Hemsworth sin camisa o me enojaré... Rodé mis ojos al encontrar a un Dylan O'Brien lavando su auto. ¿Enserio había venido por eso? ¿Enserio perdí valiosos minutos de mi vida para ver a un estúpido mojado?



Vi como enjuagaba el vidrio del auto de su padre. Está bien, un momento ¿es normal que en media mudanza se te antoje lavar tu auto? Se nota que hasta en esto necesita ser presumido... Llevaba una camiseta negra muy pegada al cuerpo debido al agua, algunos mechones mojados se posaban en su frente. Me le quedé viendo de brazos cruzados, paralizada. Me siento tan estúpida viéndolo pero sin duda no puedo dejar de hacerlo... Sacudí mi cabeza y reaccioné. Caminé hacia mi casa aún con la imagen del chico mojado, estúpido sexy chico mojado... Entré a mi casa para encontrarme a mi madre hablando con una señora de su misma edad. No me digas que...


-Mía, ella es la señora O'Brien- dijo con esa cara de "¡salúdala o te mato!"



-mucho gusto, señora O'Brien- dije extendiéndole mi mano.




-cariño, dime Candance- dijo dulcemente respondiendo a mi saludo. Increíble. ¿Cómo de alguien tan adorable salió esa basura de hijo? Esa basura sexy...



-Candace y su familia nos acompañaran a cenar- dijo mi madre sonriente.




Maldición.




-suena... Suena maravilloso- mentí nerviosa.



Dios mío ¿por qué? ¿Cual era la necesidad de invitarlo? No necesito, mas bien, no quiero conocerlo... ¿Pero tengo opción? No quiero tener falsas esperanzas con un chico presumido, lo cual es bastante habitual en mí, cuando salí de mis pensamientos la Candace ya se había ido.



-bueno amor, mas te vale que consigas algo lindo para esta noche-




-ahí veré algo- dije subiendo las escaleras como si One Direction estuvieran desnudos en mi cuarto. No quería hablar sobre la cena... Sobre la nefasta cena que tendría con él sexy ignorante mojado.




-creo que deberías de comprar algo, es una cena, no una salida al centro comercial.




Rodé mis ojos. En parte tenía razón, además no quedaría mal renovar algo de ropa... No por el chico, si no por la cena. No sé como me vestiré, pero seguramente encontraré algo en el centro comercial. Solo por la cena... No por el chico... Bueno, tal vez en parte por el chico. ¿Espera qué? ¡Ignoren que dije eso! Compraré ropa para hacer feliz a mi madre y punto. Le pediría ayuda a Marisabel, pero ¿como se supone que le pides ayuda para una cita con su platónico?

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora