Bienvenido

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Perdonen la tardanza, estoy en exámenes finales y no quería subir un capítulo mal hecho. Muchos besos.

Mi pierna temblaba en las baldosas verdes. Odiaba el color de suelo de los pisos de los aeropuertos, colores aburridos... Pero todos estaban tan concentrados en sus teléfonos o computadores que dudo que lo notaran. Mi pierna temblaba, llevaba aquí media hora, esperando.

De repente lo vi. Tan formal como siempre, tan sonriente como siempre. Un pequeño ¡al fin! Sonó en mi mente y corrí a abrazarlo, seis meses, seis meses sin ver a mi padre.

-¡mi princesa Columbia!- entonó alegre mientras sentía su brazo rodearme, ese abrazo paternal, ese abrazo que me hacía sentirme tan protegida como un perro escondido en una tormenta. No quería soltarlo, pero fue él quien terminó tomándome de los hombros -¡había olvidado lo...- esperaba un cumplido -lo bajita que eres!- rompió en una carcajada.

-gracias por el cumplido, nunca me había sentido tan amada después de seis meses de tu ausencia.

-y sin duda había olvidado tu sarcasmo...- se quejó entre dientes tomando mi mejilla.

Tomamos sus maletas y estábamos a punto de entrar en el auto de nuevo, como lo habíamos hecho hace unos meses, como llevábamos haciéndolo años. A veces conducíamos a la playa, otras el simple hecho de ir por un helado me emocionaba, incluso cuando me llevaba a aquel parque lejano que tenía los columpios más lindos, y según mi yo de cinco años, más "asimétricos".

-señor Hanks, no esperaba encontrármelo después de tanto tiempo- escuche el saludo de Jake intentando estrechar la mano de mi padre, el cual fue rechazado y sustituido con una abrazo.

-¡Jake! Cada día más alto.

-¿necesitan una habitación?- pregunte aún sosteniendo todas las maletas que deberían de estar cargando.

-tranquila princesa, no tengo uno favorito.

Pues deberías... sonó en mi cabeza. De pequeña me ponía furiosa el hecho de que se llevará mejor con Jake. Y aunque quisiera devolverle la broma con decirle que yo amaba a los padres de Jake, él, yo, y hasta el mismo Jake que eso no era cierto.

-¿por qué no estabas en el aeropuerto?

-le tengo pánico a los aviones, y a los aeropuertos, simplemente a esas cabinas de metal que tiran a través del mundo.

-si, será un acompañante espectacular- pensé en voz alta. No sabía si lo emborracharía, o lo drogaría, pero él iba a subirse a ese avión.

Sonreí de lado mientras arrancábamos. Estaba harta de hablar de la universidad, y parecía que solo de eso querían hablar. Pero mi padre soltaba leves indirectas cuestionando -de su manera más disimulada- asuntos económicos. Después de "eres nuestro orgullo" soltaba un pequeño "sin duda esa beca que solo tú ganarías a de incluir todo!" Pero entendía su preocupación. Llevaba seis meses en un estado nuevo, y aproximadamente dos en un barco, suficiente cansancio como para llegar a casa y que lo único que vea, sean cuentas millonarias.

Pero ya estaba en casa. Yo me iría a Columbia, estaría por dos meses de adaptación, y volvería para Navidad.

Subieron el nivel de la radio cuando una canción de aerosmith retumbó en las paredes. De nuevo era el auto de mi padre, música rock, pero no pesada... el sistema de aire lo programaba para que saliera por los pies, por lo cual yo me quejaba del frío, y unas curvas peligrosas y repentinas que hacían que te mecieras de lado a lado.

-in the blink of an eye, you finally see the light!- gritó mi padre mientras Jake simulaba una guitarra con sus dedos. Negué con la cabeza mientras reía, eran como unos niños pequeños.

La última curva hacia casa fue la más rápida, con desespero de llegar. Si hubiera sido un poco más tarde, mi madre nos habría acompañado, pero estos días a estado muy cansada. Ella necesitaba esto, necesitaba a su pareja... después de mucho tiempo uno se vuelve dependiente de ellos.

Bajamos del auto y me dirigí a la cajuela, en busca de las maletas pesadas mientras ellos terminaban de disfrutar Novembre Rain. Ahí fue cuando lo vi, esos ojos oscuros erizando mi piel, sentía esa mirada sobre mi, sabía que me estaba mirando. Mi respiración fallo, me sentía inútil, tan inútil como cuando mis libros se cayeron en el pasillo, tan inepta como cuando lo veía por el pasillo con otra chica.

Me volteé y metí mi cabeza en la cajuela, simulando que buscaba algo que no existía... no creo que tuviera que meter toda la cabeza y medio cuerpo en un baúl para ver un par de maletas grandes, pero él no lo sabía.

-un idiota a las tres- me susurró Jake.

Cuando me permití verlo note su tez pálida y sus ojeras que cubrían su fino rostro, me sentía mal por él, no tenía por qué, pero lo hacía.

-¿ese es Dylan?- preguntó mi padre -¡Dylan! Muchacho, hola.

Mire a Jake el cual me empujó en la cajuela dejándome acostada encima de las maletas.

-señor, ¡ho-hola!

-cuánto tiempo, ¿todo listo por la universidad?

-ahí vamos- escuche su voz y un pequeño puñetazo en mi estomago apareció. Esa voz apagada, esa voz que podía identificar en todo lado.

-¿portándote bien con Mía?- rió un poco mi padre.

Salí de la cajuela y me pare detrás de Jake, mientras simulaba sacar las maletas.

-nosotros, bueno, si... lo de la universidad es increíble.

-si, ha sido una sorpresa llena de orgullo ¿no es así, princesa?

Sonreí un poco mientras sacaba con esfuerzo la primera maleta.

-¿necesitas ayuda?- sentí sus pasos cerca de mi.

-no, estamos bien- lo cortó Jake.

-no te preguntaba a ti.

-pues no, estamos bien- solté bruscamente, soltando la maleta en el suelo logrando que el impacto de las ruedas con el suelo le diera un toque dramático, más de lo que esperaba.

La cara de Dylan había cambiado, no sabía a dónde mirar, a sí que bajó su mirada al suelo. A vena de su brazo derecho saltaba de su brazo, queriendo salirse con desesperación.

-está bien, yo... yo tengo que irme. Mi madre esta, está algo enferma y... tal vez me necesite- rasco su cabeza como cuando se ponía incomodo.

Otra excusa tonta para salir del lugar, otra invención estúpida para no tener que confrontarme.

Quería que mi padre le pidiera que se quedara, quería verlo por más tiempo, quería hacerle pagar por más tiempo.

Me distraje tanto que no logre ver el saludo de mis padres, solo me ubique cuando ya habían lágrimas y abrazos.

Me sentía culpable de ser mala, grosera, cuando -aunque me guste negarlo- Dylan siempre es bueno.

Siempre es bueno, siempre era bueno.

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora