Maraton 2/2

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Narrado por Dylan

Déjala ir, déjala ir.

Podía hablarle, claro que podía, tengo boca, tengo lengua. Pero no podía, no podía verla, no podía besarla. Simplemente no.

Las pruebas de California State eran en dos semanas, dos semanas en las que tenía que pensar si esa era la decisión correcta, si Jake era la decisión correcta. Sabía que terminar los sueños de una persona que amas nunca sería lo correcto, pero prefería creer que eso no era cierto.

Sé que ella sería contenta. Contenta en esa universidad; conmigo o sin mí.

Había leído sobre esa universidad, di te citaban eras sin duda una "estrella académicamente" lo cual sabía mi novia era. Ella era todo lo bueno.

Podía escuchar su música desde mi asiento en el autobús, podía verla dormir plácidamente sobre la ventana, y podía verme a mí en vez de esa ventana sosteniendo su cabeza el primer día que me fui en el bus. Parecía un loco viendo a la chica de cabello castaño y audífonos celestes. Sabía que ya no debía, pero era mía, mi Mía.

Esperé a que despertara antes de bajarme del bus. Pude ver sus grandes ojos rojos, me pregunté su había llorado... Resé por que yo no fuera la razón, y de nuevo, me sentía como un imbécil. Un imbécil torpemente enamorado.

Narrado por Mía

Caminé por el pasillo que por primera vez, llamaba mi atención. Todo de él me llamaba la atención, y estos últimos días que bajaba sola, era lo que me entretenía camino a clase. Nunca había notado que tenía algunas manchas mas grandes que otras. O tal vez esta es otra de mis estupideces para convencerme que estoy bien.

No estoy bien, nada bien. Sabía que tenía que disculparme con él, pero ¿por qué? ¿Por que no le dije lo de la carta? ¿Por que ni siquiera dejó explicarle que no pensaba ir? ¿O por que no fue mi culpa que ellos me contactaran a mí? Concretamente no tenía razones para sentir remordimiento tal vez solamente por el hecho de -¿acaso no pensabas decírmelo?-

Pero estaba sola, estaba sola sin él. Y en parte lo envidiaba, envidiaba su facilidad con la que se alegraba, con lo fácil que interactuaba con otras personas... Mientras yo tenía que realizar un análisis a cada persona que se tomaba la consideración de hablarme.

Extrañaba sus molestas bolitas de papel, extrañaba su hombro y su chaqueta, extrañaba esos ojos que recordaba cada mañana al ver mi café. Extrañaba a mi novio. Las clases transcurrían y los incómodos momentos que cruzábamos miradas se convertían en incómodas mejillas sonrojadas, como si todos estos meses se los hubiera tragado la tierra, pero los dos sabíamos que no había sido así.

Los dos lo sabíamos.

Cuando llegué a mi casa sentí la necesidad de tocar su puerta, de ir a su
casa aunque no había tomado el bus, por que por la manera en la que pedía un taxi para que lo llevara a casa, confirmé que era por el hecho de evitarme, no por que tuviera otra cosa que hacer.

-hola.

Vi esa sonrisa, esa sonrisa que me volvió patética persiguiendo a un chico que no deseaba verme, un chico que deseaba evitarme.

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora