Nuestro lado de la historia

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El aire estaba sonando fuerte contra las hojas de los árboles, parecía que en cualquier momento estas terminarían saliendo volando. El clima frío opaca do el sol entre dos nubes de lluvia dominaba el cielo. Me gustaban los días así, me encantaba que la tierra también pudiera expresarse.

¿Por qué me interesaba tanto el ambiente? ¡Ah cierto! Mike es mi pareja en el trabajo de Español. Honestamente, prefiero ver hojas volar por el aire a la cara de un chico que me recuerda todo. Todo es todo. En sus ojos me veo a mi en mi primera fiesta, en sus manos veo botellas, botellas llenas de licor y diversión y en lo mas adentro, veo ese día sombrío de tormenta acompañado de un castaño que lo soporto en su sufrir.

-y... ¡Así es como se da respiración boca a boca!- recordé de repente mientras me debatía entre cual árbol era el más alto.

No entendía aún como habíamos quedado de pareja de trabajo pero lo habíamos hecho. ¿Tenía razones para odiar a Mike? No. Pero si yo alguna vez lo ayude a recuperar su corazón roto, él nunca debió colaborar a que rompieran el mío.

Y conmigo él no podía hacerse la víctima.

-¿y qué se supone que debemos de hacer?- preguntó sacándome de mis pensamientos.

-es una exposición sobre la biografía de algún autor, la haremos de Mario Vargas Llosa.

Mi fascinación ante él era grande, y ya me sabía su vida, por lo que el trabajo sería sencillo. Era bueno dejar los típicos dramas clásicos adolescentes para disfrutar de una novela que debes releer y concentrarte al 100%. De vez en cuando era satisfactorio cambiar la rutina. Mike asintió fingiendo que entendía quién era, pude haberle dicho que hablaríamos de Ian Somerhalder y hubiera reaccionado igual.

No lo notaba amanerado, mucho menos con atracción a alguien de aquí. ¿Será que habría sido un momento de... Debilidad? No lo sé, ¿El estaba consciente que yo también lo había visto? Ni idea. Pero yo sabía lo que había visto, lo tenía fresco en mi memoria, tal vez mas de lo que quería tenerlo.

-y, ¿estás bien?- me preguntó tomando mi mano un segundo, gesto que llegó a quitar al ver mi repentino sobresalto.

¡Estoy excelente! Debí haberle dicho, eso fingía sentir, o al menos lo que cualquier persona desea escuchar. Esa estúpida pregunta educada no ayuda de nada, uno nunca responde con la verdad y la persona que cuestiona no tiene la intención de que lo hagas. Ya había pasado esto con mi madre, con mi padre, con el mismo Jake.

¿Y qué podía hacer ese moreno por mí? "¿Todo va a estar bien, Mía? ¿Él te extraña? Pues no mucho, no mucho mas que fingir el interés que Dylan había perdido en mi.

Yo no soy estúpida; Yo escuchaba los susurros, me aguantaba las miradas y soportaba los sermones de cada persona. Sabía que era el novio que tal vez tendría antes de casarme, que todo se acabaría en algún momento y que voy a terminar superándolo, pero por ahora no voy en ese camino. Podía aguantar los intentos fallidos de la gente en entenderme, pero no podía soportar la falsa compasión, mucho menos la de Mike.

-Dylan me había mencionado, me había mencionado que te irías a una Universidad bastante prestigiosa.- el silencio persistió -¿neurología avanzada no? El me habló un poco, suena muy bien.

-¿tenemos que hacer esto?- pregunté cansada, riendo un poco al ambiente. -¿vas a intentar ser mi amigo? ¡Si quieres podemos ir al centro comercial y me ayudas con mi atuendo de la universidad!- exclamé sarcásticamente -no quiero tu compasión Mike, tampoco tu intento de amistad, solo se el mejor amigo de Dylan y con eso basta.

El chico de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora