El pequeñoTsuna no sabía quién era la persona que se encontraba delante de él, pero tenía un aspecto de diablo, o su mente de niño de cinco años lo notaba así.
-¿Q-quién es usted?
El hombre de patillas rizadas y fedora negra, alzó la vista, para ver a un niño que se escondía detrás de un sillón, sus manos temblaban a simple vista.
-Yo, me llamo Reborn. Y voy a estar a cargo de ti, de ahora en adelante.
-Usted, ¿no es una mala persona?
Reborn estaba fastidiado, ¿por qué tenía que cuidar de un niño cobarde? Eso lo irritaba, pero no había nada que hacer. Se acercó al niño y lo miró a los ojos, haciendo que este retrocediera por alguna extraña razón.
-No soy una mala persona -respondió con enfado.
Tsuna salió de entre las telas del sillón que ocultaban su tierna carita, que ahora se veía seria y acusadora. Lo señaló con su pequeño dedo pálido y delgado, que ya no temblaba. El hombre de fedora negra lo miraba con atención, con la intriga palpable en su rostro.
-¿No es una mala persona? Eso no es lo que sus ojos dicen -replicó el niño con voz acusadora.
Reborn se sorprendió al escuchar eso, le resultaba tan familiar...
Una chica de cabellos azulados y ojos del mismo color lo miraba de forma acusadora.
-¿No eres malo? Pues tus ojos me dicen lo contrario, Reborn.
-Oh, vamos, Luce.
-Sólo sé sincero conmigo y te creeré.
-De acuerdo -dijo tratando de ser sincero-. No soy una mala persona.
La chica sonrió y entonces le dijo:
-Ahora, te creo.
El niño lo seguía viendo con una mirada asustada mientras trataba de retroceder, sus ojitos reflejaban el miedo e inseguridad. Entonces, el hombre de fedora se acercó e inclinó al frente del castaño.
-Soy una buena persona, ¿me crees?
Entonces el niño sonrió, era una sonrisa genuina y bonita, tan bonita como la de Luce. En un impulso, corrió en dirección a Reborn, que seguía inclinado frente a él, y le dio un abrazo.
-Entonces le creo, señor.
-Oye, Tsuna. ¿Qué estás haciendo?
-Estoy dibujando, señor Reborn.
Reborn se sentó al lado del niño, que lo había conocido hace apenas un mes. Y se acercó más para ver el dibujo, viendo un dibujo infantil de él. Con su camaleón y su fedora.
-Es usted, señor Reborn.
Reborn tomó unos colores y dibujó al castaño, haciendo que este riera. El hombre de fedor cargó al castañito y lo sentó en sus piernas para que alcanzara la mesa mejor, entonces el niño tomó un poco de pintura y trazó una rayita en la mejía de Reborn.
-¡Oye! -dijo enojado.
Pero ver la carita triste del niño le hizo cambiar de opinión. Así que también tomó pintura y pintó al castaño.
Y terminaron muy sucios, pero muy felices.
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Si yo te amo, entonces ámame.
FanfictionSawada Tsunayoshi solo tiene ojos para amar y adorar a su pequeño hijo, Giotto. Cree que no puede volver a enamorarse de nadie, pero un día se encontró con un azabache que formaría parte de su vida siendo más que un amigo. Después de disipar las du...