XXXVIII. Un corazón bondadoso.

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-¡Escúchame bien Hibari Kyoya, si sales por esa puerta el que pagará será Alaude!

Tenía el pomo en su mano, a sólo un paso que dar y por fin salir de esa jaula, de todo lo que odiaba en su familia. Pero se detuvo, miró a su padre con furia y le estampó un golpe en el estómago bajo la atenta mirada del niño escondido detrás de un mueble. El hombre quedó inconsciente al instante, calló al piso.

-Nii-san...

-Ya no se atreverá a tocarte, Alaude, yo estaré muy cerca de aquí vigilándolo. Siempre vendré si intenta hacerte algo, no lo olvides, dentro de poco tiempo vendré por ti.

En ese tiempo, Alaude era un niño muy pequeño, y ese día sintió algo en su pecho. El remordimiento y la emoción latente de hacer algo que estaba mal, prohibido, pero que en el fondo le daba seguridad. No era normal que se sintiera bien al ver como su hermano golpeaba a su progenitor, pero no podía evitarlo por más que quisiera.

-¿Hijo?

Su madre estaba asqueada con el mayor, ni siquiera podía sostenerle la mirada.

-Eres un monstruo...

-Si yo soy un monstruo, herbívora, ¿qué es el bastardo de tu esposo?

Señaló al hombre tirado en el suelo que aún no despertaba, Alaude tembló de pies a cabeza al ver la mirada ensañada de su madre pero se tranquilizó como pudo y corrió a su habitación para cerrar con llave, no sin antes darle un pequeño abrazo a su hermano mayor.


...


El padre de ambos murió poco tiempo después de un infarto, en el que ninguno de los dos tuvo nada que ver, pero que la madre se empeñó en hacerlos ver como los principales culpables. Hibari era mayor, con sus veinte y algo años cumplidos ya, su pequeño hermano a penas y tenía cinco.

-Nii-san, ¿nosotros lo matamos?

-No le creas a la herbívora, él se murió y ya. Y si alguien tuviese la culpa de eso, estoy seguro que no fuiste tú.

Aún con duda asintió a las palabras de su hermano y cerró los ojos antes de dormir, sintió sus esperanzas renovadas. Mañana sería el día en que pudiera ser libre, Hibari se lo había prometido. Y así fue. Al siguiente día el pelinegro se acercó a la casa y se lo llevó de ahí.

El futuro le era incierto, pero después de sufrir, nada le haría cambiar de parecer. Era fuerte y procuraría seguirlo siendo para no causarle problemas a su salvador.


...


Nada era como la primera vez, ni siquiera las miradas. Nada era como el primer beso, o la primera caricia ni la primera impresión. Por eso no sabía cómo reaccionar al escuchar feliz a su castaño con otro hombre, su segunda vez de resignación lo tomó desarmado.

-Te mereces ser feliz, Tsuna-nii. ¡Cuánto me alegro por ti!

-Muchas gracias Lambo, eres un niño adorable.

-¡Oye, ya no soy un niño!

Quería ver sufrir a Mochida, verlo pagar por herir a tan bella y frágil alma. Tsuna le decía que ninguna persona no merecía tanto dolor, pero ahora comenzaba a dudarlo en exceso. Reborn estaba inusualmente callado, tapando su rostro con una fedora, hasta el momento su expresión era un misterio.

-Sawada-kun, abriremos un caso en la delegación y haremos que el hijo de Mochida vuelva a nuestros brazos, creo que le conviene casarse con él para evitar un escándalo. ¡Sabe que hay tantos chismes de famosos!

Lo dejó salir de golpe, quizá porque la presión la invadió, quizá para presionar al castaño que dejó caer el tenedor al suelo y reflejó una mirada de sorpresa en su rostro.

-¿Cómo... dice?

-Lo que escuchó, ¿va a casarse con mi hijo?

Tsuna se levantó de su lugar y se quedó ahí por la impresión, sin saber qué hacer. Sólo con voltear un poco la mirada podía ver la cara herida de M.M., desesperada y enojada. No podía odiarla, no podía reclamarle nada, su corazón bondadoso le hacía sentir una lástima inmensa por la pelirroja. Él estaba bien, un nuevo camino se le habría ante sus ojos y prometía ser un sendero con miles de flores, pero ella... ¿Ahora que tenía ella?

-Discúlpeme Francesca-san pero no cederé a su presión, mucho menos voy a casarme con Mochida. Giotto es mi hijo, yo lo críe y estoy dispuesto a pelear por él en la corte.

-¡Eres un insolente!

-No lo soy, sólo protejo lo que más amo y ustedes no van a quitármelo.

Se acercó a M.M. con mucho cuidado y con lentitud, pero su corazón le dijo que hacía lo correcto, sonrió. Una sonrisa cálida que sorprendió a la pelirroja. Sin que nadie lo previera la abrazó con cuidado.

-Te perdono M.M, no eres mala persona -le sonrió aún más-. Si eres feliz quédate con él, pero si no lo eres... piénsalo bien, no me gusta verte con esa cara.

Soltó a la mujer y Reborn salió rápidamente tras de él.


...


-Sabes Tsuna, Luce estaría orgullosa de ti. Yo nunca pude enseñarte a tener un buen corazón pero creo que no me hizo falta.

-Hiciste lo suficiente, oto-san, te estoy muy agradecido.

Hibari venía de la mano con Giotto e hizo una mueca al ver ahí a su castaño, se cruzó de brazos y se paró delante de él.

-¿Por qué no me dijiste que te recogiera antes?

El castaño le sonrió algo sonrojado y bajó la cabeza con pena, pero satisfacción al mismo tiempo.

-Fue de improvisto... 

Si yo te amo, entonces ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora