LII. Los declaro oficialmente, casados.

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Luego de muchas travesías por estar feliz, por sentirse completo, el día había llegado. No estaba nervioso, esa no era la palabra. Lo definiría mejor: ansioso.

—Tsuna-kun, ¡te ves hermoso!

Y claro, su traje consistía en pantalón y camisa manga larga blancas, pero ambas prendas tenían bordes de rosas tejidas en color negro. Un velo blanco sujeto con horquillas y claro que sí, la preciosa sonrisa de amor y ansiedad que sentía en ese momento.

—Enma-kun, gracias por estar aquí, eres el mejor amigo.

El pelirrojo abrazó al chico y permanecieron así un buen rato. Hasta que Gokudera irrumpió llorando por su jefe. Seguramente eran los nervios.

Era hora de comenzar la ceremonia, y Reborn tomó su brazo para llevarlo al altar donde uniría su vida a la de su esposo. Hibari estaba ahí parado, mirándolo desde la lejanía con una pequeña sonrisa que estaba acostumbrado a ver.

Reborn lo dejó y antes de caminar a su asiento, besó la frente de su hijo y le dio un apretón de manos al azabache. Su hijo quedaba en buenas manos... 

La ceremonia pasó como una película acelerada, casi no sintió el momento por la necesidad de pertenecerle a su amor.

—Por el poder Dios que benevolente permite él unión de las almas, los declaro oficialmente casados.

Kyoya se acercó al castaño y lo besó con intensidad pero más suave. Los aplausos ni se hicieron esperar, sonaron ni bien el beso había comenzado. Se separaron unos momentos, mirándose a los ojos. Café y gris metálico se atrajeron como abejas y miel, como metal al imán.

Cuando el momento acabó, Giotto y Alaude corrieron a los brazos de los mayores para llorar de la emoción. Al fin y al cabo muy a pesar de su carácter frío y solitario, Alaude seguía siendo un niño. Ni más ni menos.

—Nii-san, ¿ahora somos una familia?

Hibari tomó a su hermano menor entre sus brazos y apartó el mechón cenizo de su frente.

—Ya lo éramos Alaude. Ya lo éramos.

Giotto sonrió y abrazó a su papá. Estaba muy pequeño pero había cosas que aún a su edad eran más que claras. Ya no más problemas, ya no más lágrimas. O al menos de momento.

Su oto-chan no quería saber nada de su abuelo ni de aquel hombre que muy pocas veces había visto. Pero no le reprochaba nada. Para él solo había un abuelo y ese era el abuelo Reborn. Y un padre, que era Hibari.

—Oto-chan —habló con una expresión alegre—. Ya no más tristeza, ¿verdad? Ya no estarás triste cuando llamen a mi padre al colegio. Ahora todo estará bien.

No era adrede, no quería darle presión a su hijo, pero algunas veces simplemente su rostro parecía un libro abierto. Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, pero esta vez eran de felicidad.

—Si hijo, todo va a estar bien de ahora en adelante.

...

M.M se esmeró mucho en hacer ese sobre. Tenía Flores moradas y una pulcra letra dorada que la hacía brillar. La contemplo unos instantes y decidió que ya estaba lista para entregarla.

—Creo que podría gustarle... —susurró.

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Quedan tres capítulos más!
Y este está dedicado a carocaritochan.

Fue una de las escritoras que más me inspiraron a la hora de escribir, de cierta forma, la admiro mucho.

Besos y os ama, Tsuhi1827💛💛💛

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2017 ⏰

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