XLIII. Una pequeña confesión.

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ADVERTENCIA:
Cuando escribo en cursiva es porque evoco cosas del pasado. Ahora bien, el siguiente flashback puede no ser de su entero agrado. Porque tiene ciertas menciones del Mukuro x M.M.

Así es, no leyeron mal. Pero OJO que es suave y si no quieres leerlo solo tienes que saltar la cursiva y seguir siendo feliz sin insultar a nadie ;)

Ahora sí, creo que es todo, que les vaya bien, disfrútenlo, adiós.
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Oye M.M., ¿está bien tu casa para el trabajo?

Reaccionó un poco tarde, no había prestado mucha atención y ciertamente era mejor no hacerlo para evitarse corajes innecesarios al ver al tormento de sus pensamientos.

—¿Eh?  —atinó a preguntar despreocupada.

—Te decía que si está bien tu casa para el trabajo.

Rokudo Mukuro, últimamente lo veía más a menudo, por casualidad se frecuentaban y se habían unido para un trabajo de grupo. Los ojos heterocromáticos del chico se curvaron, dirigiéndole una sonrisa amable y algo coqueta. Tal vez por nada en especial, él por lo general le dedicaba esa clase de sonrisas a todo el mundo.

—Sí, en mi casa está bien, ya sabes la dirección.

Siempre que salía tenía que verlos ahí, felices a base de mentiras. Bueno, ella no era la voz cantante ahí, si no iba bien la relación, ¿qué habría de importarle? De todas maneras era la "segunda opción."

—¿Te molestaría si te acompaño a casa de una vez? Digo, para terminar el trabajo más rápido —le volvió a sonreír.

Ahora que lo notaba era una sonrisa muy llamativa... No, no tenía derecho a pensar así. Asintió en silencio y caminaron rumbo a su casa. Los dos entraron y comenzaron.

—Kufufufu parece que ya terminamos.

—Te acompaño a la salida...

No era por echarlo de ahí porque le desagradara su presencia, era que le comenzaba a agradar demasiado. Mukuro se despidió con un apretón de manos y un beso en la mejilla.

Vamos, raro no era, descomunal tampoco. Casi todos se despedían con un beso en la mejilla, no tenía que darse ilusiones. Es más, ¿en qué momento había comenzado a ilusionarse? Más ingenua no se podía, ya mucho había tenido con tener que callar lo mucho que amaba a un hombre que simplemente no era para ella.

—Hola, veo que no estás muy ocupada... Podríamos ir a alguna parte.

¿Por qué? ¿Por qué se empeñaba en hablarle y ponerla nerviosa? Acaso podría ser que no veía que ya estaba usada... Gastada, adolorida. No se justificaba, hacerlo sería egoísta, más de lo que ya lo era. Tal vez la solución más fácil era decirle que sí y aclararlo todo. Nunca pensó ser ella la que diría que no... Se sentía horrible.

Caminaron juntos largo rato sin hacer nada en especial, M.M. lo hacía a propósito y a Mukuro no parecía molestarle. Era un misterio, era un maravilloso misterio, suertudo o suertuda la dueña de su atención. Oh, era ella, que ironía...

—Me gustas. ¿Podrías darme una oportunidad?

—Yo... Pues gracias, pero no creo ser lo que esperas y es mejor así, perdóname.

—¿Por qué?

Sí, ¿por qué?

Era un buen muchacho, le atraía su actitud divertida y su manera de comportarse. Suspiró. Si no se hubiera enamorado de Mochida seguramente lo hubiera echo de Mukuro.

—Ya te lo dije, porque no soy... Como tú piensas.

Porque su sonrisa no era tan hermosa como la de Tsunayoshi, ni sus ojos ni su carácter ni... Ni nada. La comparación era necesaria para ella, si no era tan buena como la otra persona era mejor cortar raíces ahí y resignarse.

...

Luego de ver las habitaciones de la casa salieron un rato a una especie de balcón frente a su cuarto, el que compartirían. Estaban pegados el uno del otro, abrazados. Estar así con el azabache podía ser su comida o bebida de todos lo días, algo que se tornaba necesario.

¿Se puede saber lo que estás pensando? —Hibari le susurró al oído.

Han pasado tantas cosas... Aún no puedo creer que, bueno, seamos novios —dijo sonrojándose tiernamente—. Pero es tan real que me da miedo.

—¿Miedo? ¿Miedo a qué?

—A que salga mal —admitió enterrando su cara en el cuello de Hibari, para que no viera su rostro—. Tengo miedo a que un día lo pienses mejor y te des cuenta que no valgo nada, ya ni siquiera puedo darte hijos. Que mires a Giotto como él lo hace.

El azabache se sorprendió un poco por las palabras de su pequeño amor, pero le restó importancia. No quería nada que no llevara su aroma de miel impregnado. Tomó su cintura con más fuerza y con la otra mano se dedicó a acariciar su espalda.

—Si no vales nada para otras personas, pues soy un ciego afirmando que eres una mina de oro. Si no puedes darme hijos es porque no los necesito, porque te necesito a ti y sé que puedes darme todo para ser feliz. Entiende que Giotto es parte de mi vida ahora, son parte de mi vida y tienen un espacio aquí.

Tsuna alzó su rostro para sentir como tocaban su pecho, Hibari lo estaba señalando en el corazón. Tímidamente vio la mano del mayor, la agarró y la acercó a su rostro para acunar su mejilla con ella.

...

Regresaron tomados de la mano, Hibari robándole besos de cuando en cuando. Tanto tiempo que lo buscó y ahora estaba junto a él, sonrojándose de sus besos y sonriéndole con dulzura.

¿Y ahora qué? —preguntó el castaño apretando el agarre de sus manos.

—Ahora queda que les digamos a los niños, que más tarde que temprano seremos una familia. Mis tres tesoros...

—Eres una pareja, un padre y un hermano mayor muy cariñoso, quién lo hubiera pensado —habló en susurros.

—Hm, eso no te debería desagradar.

—N-no quise que entendieras eso —se sonrojó al saberse escuchado, pero por el momento lo ignoró concentrándose en otra cosa—. Somos una pareja unida, ¿cierto?

—Claro, ¿eso a que se debe?

Se detuvo en un momento de suspenso para el azabache, después de verse ambos a los ojos, viró su rostro rojo a otro lado y habló más bajito:

—Te amo, Kyoya.
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Hola, actualicé más rápido)?
Ya ya viene el tan prometido primer especial, como dije es Xanxus x Squalo.

Creo que es su primera Aparición ... 🤔🤔🤔

¿Les gustó?
Deveritas, deveritas?

Pues trataré de actualizar así de rápido!

Besos, ya viene el especial...

Si yo te amo, entonces ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora