Giotto ya no podía más, su brazo lastimado le dolía por la fuerza que Mochida usaba para agarrarlo y guiarlo. Se soltó como pudo y dio media vuelta para irse, sabía bien el recorrido que Hibari haría y estaba seguro que ahora estaban en el estanque de los patos.
A lo lejos vio al señor Hibari que estaba acariciando la mejía del castaño, entonces trató de correr para abrazarlos. Pero un cuerpo se interpuso con su cometido, era M.M.
—Mira mocoso, no me causes más problemas. Si Mochida regresa y no te encuentra se pondrá furioso conmigo. Así que —tomo su brazo otra vez y le clavó sus uñas para causarle un daño parcial— estate quieto.
El pequeño rubio hizo una mueca de dolor y sus ojitos estaban acuosos. Debía llamar a su oto-chan y decirle que quería estar con él y con el señor Hibari. Que esa mujer era el nuevo monstruo que no lo dejaría dormir.
—¡Suélteme, quiero ir con mi oto-chan!
—¡Calla! —apretó más su agarre.
...
Mochida caminaba rumbo a la heladería que estaba cerca del estanque, donde estaba el castaño dando de comer a los patos. "Tan tierno"-pensó Mochida.
Al lado de Tsuna estaba Hibari, que acariciaba su mejía y lo hacía sonrojar. Estúpido Hibari Kyoya, se dijo a sí mismo. ¿Por qué Tsunayoshi se había olvidado de él? ¿Con que derecho?
Estaba enfadado con el castaño y con el azabache, se veían tan felices... Tan enamorados...
Regresó con M.M. que regañaba al niño por tratar de fugarse.
—¡Qué haces M.M.! —gritó con rabia.
—Y-yo nada... —soltó al rubio halando la manga del suéter para que Mochida no viera las muñecas lastimadas.
—¡Giotto ven aquí de una vez! —lo empujó con fuerza.
Si el castaño lo despreciaba ahora, el lastimaría a su hijo.
...
Hibari escuchó un pequeño gritito, que el castaño también escuchó haciéndolo reaccionar.
—Eso era...
—¡La voz de Giotto! —gritó Tsuna, alarmado—. Mi niño, mi niño, ¿dónde estás?
Iba sin un rumbo, buscando a su hijito, con Hibari igual de alarmado.
Tsuna llamó a Mochida, dos, tres veces sin que nadie le contestara, preocupándolo más y más. Nuevamente, Hibari maldecía a Mochida; había arruinado todo, por segunda vez.
"Maldito, si le haces algo a Giotto-kun, te morderé hasta la muerte"
...
Mochida fue a un lugar apartado mientras halaba sus cabellos con frustración, fijando su vista llena de odio en el pequeño rubio, que temblaba con miedo. M.M. los miraba con diversión haciendo caras burlonas al niño.
—Dime, mocoso —exigió Mochida.
—¡No diré nada!
Mochida levantó la mano y comenzó a lastimar su muñeca, más aún.
—¿Qué le preguntas, Mochida? —dijo extrañada M.M.
—Tú te callas —dijo cortante.
M.M. se enfadó y se alejó para que Mochida no se alterara más y tuviera que pagar ella todas las consecuencias de su enojo.
—¡Dime, mocoso! —dijo arto— ¿Quién es ese bastardo qué estaba con Tsunayoshi?
—¡Mochida, suéltalo! —exigió el castaño.
Giotto se soltó y corrió donde su oto-chan, que lo acunó en su pecho con dulzura.
—¿Qué pretendías hacer? —reclamó el castaño.
—¡Qué me diga quién es él!
—¿Quién? —preguntó Tsuna extrañado.
—¿Qué es Hibari Kyoya de ti? —tomó su barbilla, acercándo sus labios.
—Es mi amigo... —susurró tratando de alejarse.
M.M. estaba que se moría de rabia, empujó a Mochida y le dio una cachetada al castaño. Iba a pagarle a Giotto pero una mano fuerte la detuvo. Una mano pálida.
Sus ojos se volvieron a encontrar, la misma mirada odio y la misma maldita mirada inocente que le dio.
Mochida recobró la compostura y miró al castaño de forma acusadora.
—Todo es tú culpa, ¿por qué tenías que aparecer en mi vida?
Tsuna se sintió extraño, con lagrimitas en sus ojos.
—¿Por qué tuvimos a un monstruo?
Las lágrimas se hicieron más grandes.
—... ¿Por qué eres un sucio?
Y las lágrimas calleron sin que pudiera impedirlo.
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PERDÓN POR LA TARDANZA D:
Malditos todos -.- M.M. y Mochida!!!
Pobre Tsu-chan :'(
OS AMA TSUHI1827
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Si yo te amo, entonces ámame.
FanfictionSawada Tsunayoshi solo tiene ojos para amar y adorar a su pequeño hijo, Giotto. Cree que no puede volver a enamorarse de nadie, pero un día se encontró con un azabache que formaría parte de su vida siendo más que un amigo. Después de disipar las du...