XXXV. Un nuevo plan.

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—¿Qué querías, mocoso?

M.M. saludó cariñosamente a su cuñado antes de sentarse frente a él, vistiendo sus ya conocidas prendas.

—Mira, desde el comienzo te aclaro que no lo hago por ti, cuñadita. Lo hago por mi Tsuna-nii.

La airada pelirroja hizo ademán de no entender nada –porque efectivamente no lo hacía- y centró su atención en Lambo.

—¿De qué diablos me hablas y qué tiene que ver el fingido en todo esto?

—Francesca-san está de visita y...

—¡Ah, menos mal! Era hora que Mochida decidiera ser más formal con nuestra relación —interrumpió.

Lambo suspiró. No iba a ser nada fácil explicarle a M.M. lo que estaba pasando.

—No me refería a eso, tonta. Francesca-san y mi padre quieren que Mochida recupere a Tsuna-nii, han planeado invitarlo a cenar este fin de semana. Pero no te preocupes, tengo una idea.

A M.M. eso le cayó de la patada y por primera vez entendió que no era culpa de Tsuna, aún así le convenía pensar lo contrario.

—¿Y... cuál es tu plan? —preguntó histérica.

—Bueno, que vayas a la cena de improvisto. Si tú estás, Mochida no puede intentar nada, porque eres su novia.

—¡Vaya, al fin pensaste algo bueno! —se burló— Sábado, ¿a qué hora?

—Siete de la tarde.


...


Hibari tomó la mano del castaño y besó su frente para tranquilizarlo, recibiendo una sonrisa dulce de parte de Tsuna.

—Te esperaremos en la fuente, dentro de una hora. Cuídate mucho —susurró Hibari en el oído del castaño, sonrojándolo.

—C-claro.

Reborn tardó mucho en aceptar que su adorado e inocente hijo se quedara junto al bastardo de Iemitsu.


...


—Mira, Tsuna. Antes de comenzar... no me gusta lo que estás haciendo.

Se sentía lejano al hombre que decía ser su padre, tan indiferente que le incomodaba estar tan sólo cerca de él. Meneó su cabeza como signo de pregunta.

—¿Qué quieres decir?

Iemitsu jugaba con los cubiertos de la mesa, con aire distraído. Después de unos segundos de silencio, juntó sus manos y miro al castaño con severidad.

—¿Cómo pudiste irte con otro hombre cuando Mochida es el padre Giotto?

El castaño dejó de respirar por un momento con nerviosismo y coraje. Bastante práctico.

—¿Cómo sabes de Mochida?

—No creas que no lo sabía, yo me puse en contacto con él para que se reuniera con Giotto —habló, como si fuera lo más natural—. Y ese Hibari, te exijo que lo cortes. Tú lugar es con Mochida.

El balde de agua fría se convirtió en iceberg a medida que Iemitsu abría su boca para exponerle más calamidades.

Ya no podía más. O más bien, ya no quería estar soportándolo. Primero Mochida y ahora él...

—No puedes exigirme nada. ¿No eres tú el que se fue por borracho cuando estaba pequeño?

—Mira, si yo fuera tu padre de nuevo...

—Gracias a Dios, ya no eres mi padre. Ahora soy feliz, tengo a un padre que me ama y a un novio que me quiere. Y no sólo a mí, también a mi hijo. ¡Hijo que Mochida despreció! Yo sé que esto es duro, pero me gustaría que no discutiéramos en esta ocasión.

Iemitsu no daba crédito a lo que escuchaba, su hijo le estaba desobedeciendo. Tal vez era el único que no entendía que ya había perdido a su hijo, a su cariño. A parte de Mochida, claro.


...


Giotto jugaba con Hibird mientras su abuelo platicaba con su nuevo "oto-san".

—¿Ese es el padre biológico de Tsunayoshi? Creí que estaba muerto.

—Ojalá...

Hibari entendía bastante bien que no le apetecía a su suegro hablar de eso, era una llaga que todavía no se cerraba por más que la situación lo aparentara. No dio su brazo a torcer, quería acercarse más al padre afectivo de Tsunayoshi, de todas maneras seguían siendo amigos.

—¿Qué fue lo que hizo?

Reborn veía jugar a su nieto con notada nostalgia en su mirada, recordando los tiempos de antaño. Jugaba con Tsuna sin que nada los preocupara.

—Tsuna estaba muy pequeño y no podía hablar de eso con nadie, Iemitsu era irresponsable y pasaba gran parte del tiempo borracho. En una ocasión, le dejó un morete y fue por eso que sus vecinos tenían miedo de lo que pudiera pasarle y llamaron a la estación. Tardé unas horas en llegar...pero Iemitsu ya se había ido, con el dinero, con todo lo de valor. Tal vez con el cariño de Tsuna.

—¿Cómo obtuviste su custodia y lo adoptaste?

—Iemitsu no murió, pero abandonó a Tsuna. Se fue a Italia con Nana, que no sabía nada y le creyó cuando este le dijo que lo dejó a manos de Luce. El testimonio de la víctima, o sea Tsuna, fue suficiente.

Callaron, porque ya no sabían que decirse. Hibari no era el hombre más sensible del mundo, tal vez incluso no era delicado ni nada, pero quería apoyarlo.

Reborn habló primero.

—Cuídalo. Sé que te amenazo con matarte...

Hibari rodó los ojos.

—... Pero si Tsuna debe estar con alguien. Estoy seguro que eres la mejor opción. La única.

El rostro siempre tenso del azabache menor, se ablandó con cuidado. Podía ser el mejor asesino del mundo, pero por su castaño, se le ablandaba el corazón a cualquiera.

"A veces olvido que eres un ángel" -pensó el carnívoro.

Si yo te amo, entonces ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora