X. Muy amargo.

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Tsuna tenía la sensación que algo andaba muy mal y se notaba intranquilo. Se regañó a sí mismo por arruinar el momento que disfrutaba al lado de Hibari-san, realmente él... le gustaba. Era muy tierno con él y con su hijo, pero algo dentro de él le decía que nada saldría bien, que Hibari lo utilizaría, o que despreciaría a su hijo. "Si tan sólo las cosas no fueran tan complicadas..."

Dentro de un momento, llevaron los postres a la mesa. Hibari comía un pie de limón y tomaba café. Giotto tenía mucho helado que comer y Tsuna tenía una tarta de frutas con leche. Hibari rio un poco al ver los gustos infantiles del castaño, pero tan sólo lo hacía ver adorable.

—Arigato Hibari-san —dijo terminando su postre, al igual que los demás.

—No hay problema, Tsunayoshi. Podríamos venir mañana si quieres.

—¡Eso sería abusar de su confianza!

—No, sería un gusto.

—Aquí está su cambio, señor —dijo la camarera que los atendía.

Hibari recibió el dinero e invitó a sus acompañantes a llevarlos a su casa, pues quedaba muy lejos.

Tsuna se paró y tomó la mano de Giotto mientras agradecía a Hibari, que iba a la par de ellos.

—Fue muy lindo Hibari-san —dijo con una pizca de enamoramiento, cosa que no pudo evitar—. Se lo agradezco tanto, yo...

El castaño paró en seco y su sonrisa se esfumó de sus labios, siendo suplantada por una mueca de dolor y resentimiento. Hibari miró en la misma dirección que el castaño, la mesa de al lado. Tsuna tenía la mirada fija en un hombre, que de igual manera le sostenía la mirada. Giotto se escondió detrás de Tsuna con algo de miedo mientras veía a Hibari, suplicándole con sus ojitos que ayudara a su oto-chan.

—Sawada Tsunayoshi.

Tsuna no respondió, simplemente se quedó estático en el lugar dónde estaba parado.

—Ha pasado mucho tiempo —la molestia en su voz era notoria—. ¿Y este es...?

Mochida acercó su mano al rostro de Giotto que se sentía inseguro y Tsuna horrorizado. Pero el primero en reaccionar, no fue Tsuna ni Mochida ni mucho menos M.M, fue Hibari; que tomó al niño de la mano y a su padre con la otra mano, halándolos un poquito para que avanzaran.

—Con su permiso —dijo con un aura de mil demonios. Ya había identificado a su víctima.

Ya afuera del restaurante, Tsuna se recompuso.

—Hibari-san se lo agradezco mucho, pero se hace tarde.

—Los llevaré, suban.

Obedecieron y subieron.

En el automóvil sólo se escuchaba la lluvia que caía y el ruido del motor, Tsuna veía por la ventana en silencio sepulcral y Giotto simplemente se había dormido en sus brazos. Kusakabe -que en ese momento era el chófer y en todo ese tiempo había estado en un parque cercano- sabía muy bien que algo había salido mal, Kyo-san llevaba una mirada de pocos amigos.

Por su lado, Hibari se lamentaba y maldecía al idiota que había arruinado su cena con el castaño, que por cierto iba de maravilla hasta ese momento. Logró captar la atención del castaño sólo para él y además hizo una pequeña tregua con Giotto.

El auto se paró, ya estaban frente a la casa del castaño.

Giotto se despertó y entró a la casa primero, mientras los mayores hablaban.

—Perdóneme, Hibari-san.

—No has hecho nada, Tsunayoshi —dijo de forma tranquilizadora.

—Yo me alteré y ese hombre...

—Ya lo sé, Tsunayoshi. Sé quién es él.

Hibari tomó la mano del castaño, que de inmediato se ruborizó y apartó la mirada. Kusakabe que los miraba desde el auto sólo pudo pensar "Debí saber que a Kyo-san le gustaba Sawada-san..."

Tsuna y Hibari estaban viéndose, en un momento en el que ambos se centraban toda su atención, estudiándose. Y Hibari se convenció que la frágil y pequeña mano del castaño, sólo podía enlazarse con la suya.

—Arigato Hibari-san.

Y con un pequeño apretón, se despidieron.



Hibari llegó a su casa con un buen humor, y esto era algo muy inusual, cabe decir. Kusakabe pensó que nada podía arruinar una noche tranquila, en la que no quedaba herido por enfadar al demonio de Namimori. Le agradecía al castaño...

—¡Ave-kun! ¿Cómo te fue con Tsunayoshi-Kun? ¿Ya cayó?

La tranquilidad de Kusakabe se fue, tan pronto cómo vino.

—Herbívoro cabeza de piña, cállate ya.

—Kufufu que cruel, con esa actitud no lograrás conquistar a tú rayito de sol —dijo imitando una mirada enamorada propia de una colegiala.

—Te morderé hasta la muerte... —sacó sus tonfas.

—Ya veremos —sacó su tridente.

—Mukuro-sama, deje de fastidiar a Hibari-san —dijo un vocecilla femenina, mientras le pegaba con un libro grueso.

—Eso dolió...

Hibari se sentó y les indicó con la mirada a ambos para que hicieran lo mismo, a menos que quisieran morir, claro.

—Bien, estúpida piña. ¿Qué sabes del padre de Giotto-kun?

—Kufufufu ¿Giotto-kun? ¡Qué tierno es ave-kun enamorado!

—Yo responderé, Hibari-san —dijo Chrome.

—A ver pues...

—Pues es un idiota que hizo sufrir mucho al boss. Un día salió de viaje y regresó, encontrando al boss con Gio-chan de un año. Entonces lo negó y abandonó al boss para irse con la estúpida esa —dijo con molestia en su voz, viendo de forma acusadora a Mukuro.

—¿Ocurre algo, Chrome?

—Usted también cayó en sus trucos en algún momento.

"Es una lástima que mi hermano sea idiota. Pero no dejaré que ella se le acerque otra vez...", pensó la pelimorada.

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Ciaossu!

DISCULPEN SI ESTÁ CORTO!

Es que no tengo mucho tiempo para hacer esto.

Hay un concurso de oratoria y declamación en le escuela y pues, si participas te regalan puntos)? XD

Espero que les guste ;)

Hahahahahahahaha Chrome es mi ídolo X'D

Si yo te amo, entonces ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora