XXXIII. Un novio posesivo.

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Bueno, Hibari era un exitoso hombre de negocios de los más conocidos –aunque también de los más temidos- y demandantes. Era estricto con otros empresarios y con sus trabajadores más que todo. Nadie podía llamarle a él.

Al menos, nadie que no fuera Tsuna.

—La problemática de los departamentos no es grave —explicaba Gokudera entrando en su modo profesional—. Lo podemos solucionar colocando baldosas de cinco centímetros que multiplicadas por...

—Oye, no entiendo nada de lo que dices, Hayato —replicó Yamamoto con una sonrisa.

Gokudera dejó de un lado "profesionalismo".

—¡Pon atención , ignorante! Todo es muy simple.

Hibari tomó otro sorbo de té, ignorando a sus tontos trabajadores que no dejaban de discutir.

"Midori tanabiku Namimori no..."

El azabache sacó su celular y lanzó miradas asesinas a los presentes en la junta para que no armaran jaleo. Sus trabajadores sabían que eran Tsuna y Giotto los únicos que podían llamarlo siempre. Los que no trabajaban con él, no tenían idea, por lo que acercaron sus asientos para poder escuchar.

—Hibari-san.

—¿Qué pasa, Tsunayoshi?

—Lamento molestarlo durante la junta, puede ser algo muy importante y no quisiera interrumpirle...

—No, no es importante.

"¡Mentiroso!" —pensaron algunos.

—¡Ah, gracias a Dios! Bueno, Reborn quiere hablar con usted en la tarde, durante la fiesta de la empresa. ¿Puede asistir?

—Claro, pero deja de hablarme con tanta formalidad.

—S-sí. ¡Qué vaya bien!

Colgó la llamada y siguió atendiendo a los herbívoros, que trataron de guardar compostura colocándose de nueva cuenta en el lugar que ocupaban.

...

El avión acababa de llegar a Japón sin contratiempos por delante, y ella bajó con sus maletas.

Nana apenas se enteraba que su pequeño estaba en una relación gracias a Reborn y quería conocerlo. Si se apresuraba, lo vería él mismo. También estaba ahí para hablar con Tsuna respecto a su esposo.

—¿Qué dijo Reborn, Chrome-chan?

—Dijo que le molestaba la posición de Iemitsu-san. Pero sobre todo le pide disculpas.

—¿Disculpas?

La pelimorada suspiró un poco y se aclaró la garganta con pena.

—Por si su esposo... tiene que ir al hospital.

Nana lo entendió y no dio su brazo a torcer. Podía amar a su esposo con locura, pero amaba más a su pequeño hijo y a su felicidad.

—No te preocupes, Chrome-chan. Él se lo ha buscado.

...

Dino ayudó a su pareja a llevar sus maletas fuera del hotel. Pareciera que se habían puesto todos de acuerdo para llegar a Namimori. Comenzando con Reborn y terminando con Nana, pero querían apoyar al chico que enfrentaba dos problemas igual de "problemáticos".

—Dino-san, ese Hibari, es una buena persona. ¿Correcto?

—¡La mejor! Es el indicado para mi pequeño hermano.

El pelirrojo confió en sus palabras más tranquilo. Lo último que quería era que Tsuna saliera herido.

...

—¿Oka-san?

Nana sonrió con amabilidad y le tendió los brazos en una invitación para abrazarlo como nunca tuvo la oportunidad de hacerlo. Podía sentir a Tsuna un poco tenso entre sus brazos y a Reborn moviéndose en círculos de un lado a otro.

—Sí, Tsu-kun. Soy oka-san.

El pequeño deshizo el abrazo y corrió a esconderse detrás de Reborn, que lo cargó.

—¿Usted... no quiere que me quede con Reborn-chan?

Nana abrió los ojos con duda y cierto temor. ¿Su hijo no la reconocía, después de un tiempo?

—No quiero hacer tal cosa... Dime, ¿eres feliz?

El pequeño sonrió y asintió rápidamente con la cabeza.

—Entonces, puedes quedarte aquí. Con él...

...

Los hombres invitados a la fiesta de la empresa se sonrojaron al ver entrar a un hombre muy apuesto. Bueno, tal vez lo definiría mejor otra palabra. Adorable, lindo, tierno, etc.

—Hola, chico. ¿Trabajas aquí?

Tsuna se dirigió al hombre que lo llamaba y afirmó. Ése hombre tenía fama de pervertido, lástima que se equivocó de "presa".

—Murahi Sahada, mucho gusto.

—El gusto es mío.

Sahada le tendió la mano y Tsuna le devolvió el gesto. El hombre se sonrojó al instante al sentir las pequeñas y suaves manos del chico. Viéndolo bien, todo de él era lo más hermoso que había visto nunca. Sus ojos grandes y curiosos, su cuerpo pequeño, su cabello sedoso... una tentación.

Un aura asesina se sintió en todos lados, varios la reconocieron cómo el aura de muerte del antiguo prefecto de la secundaria Namimori. Otros que trataban con Hibari –véase el hombre que tomaba la mano la Tsuna- ya conocían su temperamento.

—Suelta su mano.

El hombre iba a replicar, pero ni siquiera pudo. Casi de manera autómata soltó la mano del menor que salió a abrazar al azabache.

—¡Hibari-san! —exclamó con alegría—. Lamento venir tarde.

Hibari tomó a su pequeño de la cintura, de manera posesiva y besó su frente con cariño que era exclusivo para él. A la mayoría de espectadores casi se les cae la mandíbula.

—No hay porque, Tsunayoshi.

Tsuna fue a saludar a Gokudera y a Yamamoto. Hibari por su lado se acercó a Sahada con molestia.

—Si lo vuelves a tocar, te morderé hasta la muerte. ¿Entendido?

Sahada asintió con violencia, pues la voz le fallaba.

Al fin y al cabo, Tsuna ahora estaba bajo la custodia de un papá sádico y una pareja celópata.


Si yo te amo, entonces ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora