Su cabello iba siempre muy bien peinado y en orden, vestimenta rigurosa y zapatos bien lustrados de pasta negra y reluciente. Siempre fue así.
—¡Ay, hijo! En lugar de estar pensando tanto en estar tan limpio, podrías jugar con otros niños, llenarte de lodo o jugar a las escondidillas.
Alaude sólo se dedicaba a mirarla con reproche mientras negaba con la cabeza, dando a entender que estaba en desacuerdo.
—Madre, yo no quiero llenarme de lodo.
La mujer tenía el cabello corto y era de gran altura. Su cara siempre serena se entristeció con la formalidad de su hijo.
—¡Mi niño, al menos dime mamá! —suspiró con pesadez—. Dímelo pequeño, ¿por qué eres tan formal con tu papá y conmigo?
Se quedó pensativo y al no obtener una respuesta rápida, bajó sus ojos para aclarar la duda que ni él sabía. Cuando la hubo encontrado –aunque no era más que una excusa- le decía:
—Voy a ser como padre. El nunca quiso a nadie...
...
Se notaba a leguas el ambiente pesado y desagradable del lugar, siendo más específicos: el comedor de los Kensuke.
M.M. se auto invitó a traer una silla de algún lado y empujar a su novio para ponerla junto a él, se sentó en ella y de reojo miraba las acciones del castaño sentado dos sillas después.
—¡Q-qué sorpresa que vengas, M.M.! —trató de guardar su compostura—. ¿P-pero puedes explicarme qué haces aquí?
—Vine a ver a mi querido Mochi, querida —besó a Mochida para ver la reacción de Tsuna—. ¿Puede explicarme que hace su ex pareja aquí?
Todas las miradas cayeron en Tsuna, que miraba con impaciencia su celular sin darse cuenta de nada.
—Tsuna... —reprendió Reborn en voz un poco alta.
—¿Eh? —los miró a todos—. P-perdón, ¿decían?
—¿Qué haces aquí?
Reborn hizo una reverencia y contestó la pregunta de la pelirroja: que habían sido invitados a una cena. Claro que no dijo las intenciones de la hueca mujer que era la anfitriona.
—Ajá... —iba a seguir preguntando pero el celular de alguien sonó.
Tsuna agarró su teléfono con la emoción propia de un niño frente a un pastel de chocolate y rápidamente contestó.
—¿Diga? ¡Hola, mi cielito! ¿Ya comiste?... Espero que te estés portando bien, se educado y no le cauces problemas a Hibari-san... ¿M-me l-lo pasas?
Al escuchar el nombre, ver al castaño completamente sonrojado y además tartamudeando nervioso, pegaron el oído y pusieron atención a la plática.
—¿H-Hibari-san? Este yo... sólo quería saludarlo. ¡Discúlpeme por molestarlo! ...Yo también lo extraño, Hibari-san —dijo bajito y con pena—. No, no es necesario que venga a recogernos. ¡Pero...! Está bien, adiós.
Colgó el teléfono y soltó un pequeño suspiro soñador, volviendo a la realidad y sobresaltándose un poco.
—¿T-tengo algo en la cara? —preguntó con miedo.
—No Tsuna-nii, no tienes nada —le contestó Lambo, que sonrió con malicia—. ¡Hibari-san es tan atento contigo!
El sonrojo del castaño aumentó.
—Sí, es muy amable.
...
Su expresión dejaba de ser alegre –o simulando la alegría- y se tornaba triste, un poco enfadada, pero sobretodo melancólica.
—Alaude, el te quiere mucho. Tu padre nos quiere mucho.
—No, no nos quiere, ¡por eso Hibari-nii no está en la casa!
La mujer apretó sus puños sobre el vestido que llevaba puesto y le grito a su hijo que se callara.
—Te juro que intento llevarme bien contigo, lo juro. Pero tu carácter es despreciable, cómo la deshonra de tu hermano.
—No me importa, Hibari-nii me va a llevar con él. ¡Me lo prometió!
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Hola, después de taaaanto tiempo.
La verdad es que estaba en exámenes finales en mi institución educativa y pues... no quería reprobar.
Ya sabrán perdonarme :'(
Este día, hay una dedicación especial que me gustaría hacer:
¡Gracias por interesarte en mi historia!
Realmente es una suerte haber hablado contigo, eres una persona muy agradable.
También me disculpo por hacerte esperar por este capítulo (¡cielos que me tarde!)
Disfruta el cap, que es todo tuyo.
Saludos y besos :)
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Si yo te amo, entonces ámame.
FanfictionSawada Tsunayoshi solo tiene ojos para amar y adorar a su pequeño hijo, Giotto. Cree que no puede volver a enamorarse de nadie, pero un día se encontró con un azabache que formaría parte de su vida siendo más que un amigo. Después de disipar las du...