Treinta y cuatro

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Alexander rápidamente hizo gruñir el motor cuando esta me saludo. Pero no arranco, simplemente se quedó allí esperando que yo intentara un movimiento. Con sus brazos estirados apretando fuertemente el volante y su pie sobre el acelerador. No hizo falta pensar mucho para entender lo que quería decirme ya que, también se había dedicado con una simple mirada a recordarme que a unos centímetros de el, en la guantera, tenía escondida un arma.

-Willow-intente sonreír-hola.

-Me da mucho gusto verte Nov-comentó tecleando unas cosas en la pc que tenía al frente-últimamente has estado faltando mucho a la escuela ¿eh?.

-Bueno. He tenido un par de problemas-murmuré.

-Tranquila. Entiendo completamente. Después de lo del atentado en el baile hasta a mí se me han quitado las ganas de seguir yendo-dijo amable-pero supongo que nos vemos el viernes en la graduación ¿Cierto?.

-Supongo.

Willow levantó la mirada de el ordenador y puso sus ojos en los míos. Rápidamente, su gesto se contrario.

-¿Novale estás bien?-preguntó.

-Hermosa-se apresuró a hablar Alexander que ahora me miraba-¿no me presentas a tu amiga?.

Hice silencio por unos cuantos segundos y antes de que las lágrimas comenzarán a salir nuevamente, pase la palma de la mano por mi rostro. Acto seguido, observe a la chica morena

-Estoy...

-Soy Zack-volvió a hablar Alexander interrumpiéndome-soy su novio.

Ella frunció el ceño y lo observó con curiosidad. Luego, sus ojos volvieron a clavarse en mi. Como Alexander tenía su vista fija en Willow, aproveche ese momento para intentar huir una vez más. Con cierto sigilo moví la cabeza de un lado a otro mientras intentaba mover los labios para articular la palabra "ayuda" evitando que algún sonido saliera de ellos. No obstante, Alexander lo descubrió.

-Date prisa-dijo con un tono de voz duro mirando a la cajera.

Willow asintió varias veces-Retire su orden en la siguiente taquilla-hablo entregándole una especie de ticket a Alexander y observándome con curiosidad. El no tardó en tomar el papel que está ofrecía. Lo miro con el ceño fruncido y le arrojó un par de billetes.

-Buenas noches-sonrío el chico que atendía la siguiente ventanilla-4 hamburguesas, 3 refrescos y un agua-dijo recitando todo lo que Alexander había pedido y entregándole la orden-espero que disfrute de nuestro servicio y que...

No pudo terminar. El auto arrancó de manera absolutamente rápida por lo que solté un pequeño grito al tiempo que estiraba la mano para afincarme tablero, luego como si nada bajo la velocidad

-Si vuelves a intentar escapar una vez más-hablo pausadamente-te enterraré viva en cualquier cementerio.

Lo observe de reojo ¿era capaz de eso?

-Bien-murmuré.

-¿No sabes acatar órdenes? Dije que no hablaras, que no hicieras ni un mínimo sonido y estás haciendo todo lo contrario

-Lo lamento-dije llevando mis manos a mi regazo

-No puedes hablar, no te he hecho ninguna pregunta.

-Si, si lo hiciste-Cuando esas palabras salieron de mi boca, mordí mi lengua fuertemente para evitar que salieran otras.

-¿Y ahora?-frunció el ceño.

-También.

No podía negar que la situación me causaba un poco de gracia, pero el miedo seguía asomándose por encima cubriéndolo todo.

E D U N| TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora