Treinta y siete

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El ceño de Alexander no tardó en fruncirse. Llevo la mano derecha hacia su nariz para intentar limpiar el sangrado pero este era constante. Bajo su mano lentamente para observar el líquido rojo que había quedado adherido a esta y no pude evitar sentirme nerviosa al ver que su calmada respiración había cambiado a una furiosa y acelerada que hacía que sus fosas nasales se expandiran salvajemente.

Caleb soltó una sonrisa de superioridad, giro su cabeza para conectar sus ojos con los míos y dio un paso en mi dirección pero en eso Alexander lo tomo de el hombro bruscamente para hacer que lo viese y este lo observó con intenciones de iniciar una pelea. Me acerque ellos para evitarlo pero fue tarde debido a que Alex ya comenzaban a buscar un arma en sus pantalones. Pero Hunter actuó antes, posándose a espaldas de Caleb.

-Alexander lo mejor será que te vayas-dijo intentando conservar la calma.

-¿Quién te crees para darme órdenes?-preguntó bruscamente

-Soy justamente la persona que...

-Basta-hable temerosamente interrumpiendo a Hunter. Lo observe unos segundos esperando que se tranquilizara y luego pose mis ojos en los de Alexander-Alex,solo vete. ¿Si?

El me miró frunciendo el ceño nuevamente y luego de pasar la vista por todos los que se encontraban en el lugar volvió a plantar su mirada en mi-¿Vas a estar bien aquí?-preguntó aún con la respiración acelerada.

Lo observe de manera extraña, luego asentí-Mejor que en cualquier otra parte.

-Bien-hizo una pausa-Supongo que fue un placer Nation.

-Eso creo-solté una sonrisa forzada.

Me quedé quieta en mi lugar mientras observaba como el chico caminaba hacia la salida del pórtico y giraba a la izquierda para abordar a su auto. Luego el sonido de unas gomas arrastrándose por el asfalto y un motor rugiendo fue desapareciendo en la distancia a lo que cruzó el gran portón

POV'S Alexander

Pise el acelerador mientras salía disparado de aquella casa. Estaba camino a mi departamento. Cogí mi teléfono celular que no había parado de vibrar en mi bolsillo desde hace un buen rato y mire enojado la pantalla mientras sostenía el volante con una sola mano. Era Pacífico. Ahí venía el pendejo este a molestar lo que quedaba de noche, aunque para ser sinceros, solo faltaban unas 4 horas antes de la puesta de el sol.

-Eh, Blanco-salude una vez que había contestado.

-No llamo para jugar Alexander-gruñó-¿Dónde está la chica?.

-¿De qué estás hablando?-pregunté adoptando un tono de voz indiferente.

Ya lo sabían.

- Será mejor que no te hagas el tonto. Tienes una hora y media para devolvérnosla.

Reí.

-¿O qué?

Fruncí el ceño cuando del otro lado de la línea también se escuchó una pequeña risilla-Ambos sabemos cómo es el negocio Alexander. Y de verdad me duele decirte esto ya que pensé que eras uno de nuestros peones más fieles pero si no nos devuelves a Novale en media hora, el peso podría caer sobre tu hija.

-¿Estas amenazando con hacerle daño a Epperly?

-¿Yo? No. Yo no lastimaría una mosca. Pero no soy Dios. No puedo evitar que haya accidentes-escuche una risa de su parte-solo media hora.

Colgué rápidamente dejando caer el móvil en la alfombra. Hundí el acelerador fuertemente y tuve que sostenerme mejor al volante debido a la velocidad en la que ahora íbamos. "Con mi hija no, malditos" pensé angustiado mientras intentaba salir de el bosque en el que encontraba la casa de Caleb pero este era demasiado grande por lo que mis pensamientos rápidamente cambiaron a súplicas.

E D U N| TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora