Treinta y uno

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Lean la nota de el final.
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La luz se filtro a través de mis párpados cerrados e hizo imposible que pudiese seguir envuelta en la bruma de el sueño. Me removí con incomodidad y me estire para tomar la cobija y jalarla hacia mi. Luego me acomode un poco tratando de recuperar el adormecimiento, pero fue imposible. Me encontraba más despierta que dormida y ya era consiente de lo que pasaba a mi alrededor.

Escuche como alguien llamaba tres veces a mi puerta. Por lo cual supuse que se trataba de mi padre quien quería levantarme para asistir a la escuela. No se cuánto tiempo pasó antes de que me atreviera a bajar de la cama dando un largo suspiro para así dirigirme a el baño.

Debía admitir que me encontraba un poco nerviosa ya que a partir de hoy sabia perfectamente que sólo contaba con 7 días exactos para despedirme de todas aquellas personas que había aprendido a querer. 7 días para cambiar por completo mi manera de pensar, 7 días para adaptarme a mi nuevo estilo de vida, y sobre todo, 7 días para convertirme en una ex convicta. Era algo duro de asimilar, puesto a que estaba completamente segura que dentro de mí aún se encontraba esa pequeña niña  la cual siempre había soñado con convertirse en una gran doctora de excelencia. Viajar por el mundo junto a sus tres mejores amigos y encontrar el verdadero amor. Bueno, creo que al final si logre una de esas, pero no de la manera esperada.

Mi madre siempre decía que el amor tenía muchos caminos misteriosos y que tal vez nunca sabríamos el propósito de tener que atravesar por cada uno de ellos, pero que luego de hacerlo, agradeceríamos habernos atrevido. Y creo que de alguna manera tenía razón. Nunca imagine tener que enfrentarme a la vida solo por Caleb, pero sinceramente estoy segura de que vale la pena porque tras cuarenta mil años de lenguaje humano no había palabras que pudiesen describir mis sentimientos al estar con él. Ya que es de esos chicos que se convierten en algún tipo de vicio, te dañan el corazón, no te dejan dormir y te enloquecen la razón. Lo cual tiene sus altas y bajas ya que podrías llegar a caerte,pero de todas maneras, queriendo o no, me encontraba al borde de el abismo.

Salí de la ducha e inmediatamente seque mi cuerpo con una toalla para luego dedicarme a elegir el atuendo que usaría. Aunque siendo sincera, desde hace unas semanas es lo que menos me importa. Me observe al espejo y recogí mi cabello en una coleta alta ya que esta mañana había amanecido incontrolable por lo que el dejarlo suelto no era una gran idea. Finalmente aplique un poco de máscara a mis pestañas y un poco de rubor.

Una hora más tarde, el aparcamiento de Edge Grove estaba repleto. Después de varios minutos de ruego, había convencido a Jade de que pasara por mí para ir a la escuela. Al menos eso fue lo que le dije a Charlie cuando me ofreció un aventón. Pero lo cierto era que tenía segundas intenciones.

Hunter aparcó el auto en un espacio abierto y apago el motor.

-Gracias-dijo Jade con una gran sonrisa estirándose hacia el para darle un beso en los labios-te veo a la salida.

-Pórtate bien-respondió este con una gran sonrisa

-Adiós H-hable yo al tiempo que bajaba, me despedí con la mano.

Él hizo un ligero movimiento de cabeza como respuesta-Mándale saludos de mi parte a Matt.

-Lo haré-asentí

Ambas nos quedamos un rato más observándolo hasta que esté solo guiño el ojo al aire y sin más se fue. Jade me tomo de la mano y comenzamos a caminar escaleras arriba pero una vez dentro no pude seguir ya que el remordimiento me había atacado. Edge Grove no era como la recordaba, cualquiera diría que nada cambia de una semana a otra. Pero al parecer, es suficiente tiempo para hacerle un pequeño altar a los alumnos perdidos el día de el baile. Sentí como mi corazón se encogía al ver que en una de las esquinas, se encontraba un gran letrero que decía "En memoria de..." Con diferentes fotografías de las personas muertas ese día. Justo donde estás estaban, también había un par de velas, rosas, cartas y distintivos objetos dejados por otros para su conmemoración, sin contar que cada vez que alguien pasaba se quedaba observando también un rato o se acercaba a dejar cualquier otra cosa

E D U N| TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora