CAPÍTULO 4.

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La mujer lo despertó justo cuando llegaron al hospital, sacudiendo su desnudo cuerpo. La toalla se le había caído durante su siesta de descanso.

- Niño, niño, despierta. Ya llegamos al hospital-. La mujer lo sacudía.

Romeo despertó, tallando sus ojos con sus puños. Notó que la mujer lo miraba raro, percatando su desnudez. Tomó asustado la toalla de la alfombra del suelo del auto, y tapó su cuerpo.

La mujer bajó del auto, y camino hacia la parte trasera del auto, abriendo y cerrando la cajuela del automóvil.

- Para que no piensen mal los matasanos*-. Le pasó una camiseta, algo muy grande. La mujer no constaba de un cuerpo de 100, sino mas bien era un poco pasada de peso.

Cerró la puerta, permitiéndole un poco de privacidad para que vistiera aquella camiseta verde aqua. La camiseta le llegaba casi a las rodillas, pero se sintió mejor al ya no estar en pelotas.

La mujer tapaba con su cuerpo la puerta, Romeo tocó el cristal desde dentro avisando que estaba listo. La mujer se movió, y abrió la puerta desde fuera.

- Tiene seguro para mis chamacos-. Le sonrió al verlo salir-. Te quedo como vestido.

La mujer comenzó a reír ruidosamente, atrayendo las miradas de unas cuantas personas y para médicos que llegaban. Su risa era como imán que atraía miradas por su escandaloso sonido.

- Hay que entrar para adentro para que te revise un matasano*-. La mujer restregaba unas lágrimas de sus ojos.

Los dos entraron a la clínica, dando a una gran sala de espera, que estaba llena a tope de personas. Niños corriendo y gritando por todas partes, Bebés llorando escandalosamente, personas muy mal cuidadas; sucias, apestosas.

Frente, una mujer tras un mostrador. Traía en la cima de la cabeza un extraño gorro con un águila verde en el centro, y bajo el gorro, una cara de enfado y de pocos amigos. La mujer no se miraba muy vieja, 40 tal vez. Vestía un suéter tejido color azul con el logró del águila en el hombro. Y una placa dorada donde se escribía
"Virginia"

La mujer y Romeo se acercaron a ella, y la mujer levantó su penetrante e intimidante mirada marrón oscura, clavándola en las personas.

- Tarjeta-. Habló, mientras mascaba un chicle vulgarmente.

Romeo le relató lo ocurrido, pero la mujer bajó la mirada.

- Sin tarjeta, mejor retirare, que estorbas a las personas-. Habló groseramente, dejando impactados a la mujer y a Romeo.

- Que grosera la hija de  su perra madre-. María Luisa estaba furiosa por la incomprensión de Virginia.

Bajaron por el elevador, saliendo del hospital.

- Ya se, te voy a llevar al similar, a ver si allí te revisan.

La mujer emprendió la marcha al lugar dicho.

El lugar tenia un letrero grande "Farmacias similares" y lo que le llamó la atención, fue un hombre gordo vestido de blanco bailando graciosamente, fuera de la farmacia. Ver ese hombre bailando le causaba gracia, ayudando a olvidar su trauma de hace apenas un día.

- Mi hijo odia al chango ese-. La mujer habló, notando la vista clavada y la sonrisa del chico hacia la botarga-. No lo puede ni ver.

Romero soltó una risa-. Por que, es tan gracioso y lindo.

Ambos rieron viendo bailar al hombre de la botarga.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora