CAPÍTULO 23.

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Romeo sentía algo en sus labios cerrados, conocía aquel sabor salado.

Entre abrió un ojo, viendo que era Mario completamente desnudo quien pasaba su erección por su boca.

Sin que se diera cuenta el otro, abrió su boca, atrapando la erección. Mario soltó un silencioso gemido cuando su pene fue apresado por la boca del menor.

- Creí que estabas dormido-. Gimió Mario.

Romeo tomó el grueso y palpitante miembro con su mano, pasando la punta de su lengua en la glande cabezona.

Como Mario estaba de pie a su lado, y Romeo tenia el cuello torcido, subió sobre él. Apoyó sus manos en la pared, mientras tenia el resto de su cuerpo desnudó en el aire, con su miembro aun en la boca de Romeo.

Lentamente, comenzó a mover su cadera dentro y fuera de la boca ajena. Disfrutando de las lamidas y chupadas del chico.

Romeo disfrutaba del miembro duro dentro de su boca, hace tanto que no tenía, que ya había olvidado el sabor y la sensación de tenerla dentro.

Mario gemía con cada embestida que daba al interior de la boca, sentía un gran placer con cada movimiento. Como la lengua ajena recorría todo el tronco y la cabeza desde dentro de la boca. Las contracciones comenzaban a trabar su cuerpo.

- ¡ Ya me voy a venir, ya me voy a venir!-. Gemía con la voz agitada.

- Hazlo dentro-. Habló Romeo, con la voz apenas entendible por el miembro.

Seguía con su movimiento, hasta que no pudo. Depositó todo en la otra boca, sintiendo un gran alivio y placer.

Romeo sintió como exploto en su boca, llenándolo del salado y viscoso sabor que extrañaba.
Mario se inclino a él, uniendo sus labios por primera vez, compartiendo el líquido blanco que expulsó dentro de la boca del ajeno.

Nunca había tenido algo con otro hombre, y Romeo le mató la curiosidad. El sabor de sus gruesos labios le fascino, sumado con el liquido salado y viscoso que lo llenaba. El sabor le pareció extraño y a cloro, pero directo de la boca del chico fue el elixir más delicioso.

Se recostó sobre el cuerpo de Romeo, siguiendo con el beso que los unía. Debajo de él sentía la erección del chico, pero le restó importancia, solo quería seguir disfrutándolo.

Tocaban sus cuerpos desnudos bajo las cobijas, mientras sus lenguas jugaban y se acariciaban. Sus piernas enredadas, sus manos recorriendo cada milímetro de sus suaves pieles, entregándose a la curiosidad del amor y el erotismo entre dos iguales.

- Me encantó lo que acaba de pasar-. Le habló entre besos a Romeo.

- Igual a mí. Espero que no sea otro de tus tontos y crueles juegos-. Respondió aun molesto al recordar lo que pasó esa mañana.

- Ahora sí quería que pasara-. Le habló con sinceridad.

La puerta se escuchó, asustando a los curiosos en la cama. Por suerte Mario aseguró la puerta, y por ello no la podían abrir.

Rápidamente se levantó de Romeo, se vistió solo con un bóxer verde ajustado, y quitó el seguro de la puerta.

- ¿ Por qué tenía seguro la puerta?-. Demandó la madre molesta.

- No sé, tal vez se puso solo cuando la cerré, como que no funciona bien ya. Ya necesita un cambio, está muy vieja-. Mintió Mario desde su cama.

La mujer creyó a su hijo, por que de cierta manera tiene razón, las puertas y pomos ya son muy viejos.

Besó las frentes de los chicos, apagó la luz, y salió de la habitación.

- Que duerman bien-. Se despidió cerrando la Puerta con cuidado.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora