Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).

CAPÍTULO 46.

El tiempo pasaba, ya no sabía si eran horas, dias o hasta semanas. El sudor por el horrible calor le corría por chorros en el rostro, mientras su estómago gruñia por un poco de alimento y agua. Sentía como cada minúscula gota de líquido desaparecía de su organismo.

Pero también la preocupación lo agobiaba, ya que el pequeño Eduardo seguía sin reaccionar. No se movía, ni hacía un ruido a su favor. Era como sí..   como sí realmente ya no estuviera allí.

- Lo siento. Encerio lo siento tanto. Espero que logren perdonarme por haberlos puesto en peligro. Lamento haber provocado ésta pena a su familia-. Pensaba, deseando que la familia del pequeño y su prometido lograsen escuchar sus disculpas.

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La tensión en la casa es inimaginable. Ya han pasado cinco días de que Eduardo haya sido raptado y Romeo escapado.

Las visitas de policías ya es rutina en la morada. Todos esos días han entrado y salido, día a noche.

- ¿ Que pueden decir del chico?-. El oficial anotaba en su libreta-. ¿ Han sido robados desde la llegada del chico?

- No, claro que no. Todo lo contrario. Él ayudaba y cooperaba mucho en la casa. El se dedicaba rn la limpieza y de la comida, vlari y de cuidar a los bebes-. María Luisa contestaba.

- Les seré franco-. Sabía muy bien que no les agradaría,  pero se los diria-. No se qur opinen ustedes, pero todo esto es muy común. De la nada llega a la casa, parece ser la mejor persona del mundo, se gana la confianza de todos y bueno... ya entenderán. Y derrepente,  todo comienza a cambiar y las cosas desaparecen o en peores casos, como éste,  el secuestro de un integrante de la familia.

- ¡¿ Que está tratando de decir?! ¡ él sería incapaz de hacer una cosa así! ¡ Si no sabe, esta hablando de mi novio y prometido! -. Mario explotó ante la acusación del uniformado.

- Yo solo digo, muchacho. Estas situaciones son muy comunes, y no sabes cuanto pasan en el mundo.

- ¡ Tú no sabes nada! ¡ Tú no lo conoces como yo!

- Solo digo-. Insistía el uniformado.

- ¡ Yo solo digo que te calles el puto osico o te parteré la cara!-. La furia comenzaba a llenarlo-. No sabes de quienes hablas... nada más ni nada menos que del chico que amo y mi hermanito. No soportaré que calumnies hacerca de mi futuro esposo, desgraciado cabrón.

- Mario, calma por favor-. La madre trataba de tranquilizarlo,  sabiendo y temiendo que ya furioso, nada ni nadie podía tranquilizarlo-. Disculpe oficial. Todos estamos muy mal por mi bebé y mi yerno.

- De acuerdo.  Cualquier cosa, llámeme por favor-. Entregó una tarjetilla de presentación a la mujer. Benito León, dictaba.

- Mario, te portaste muy grosero con el oficial-. Regaño al hijo, ya un poco más tranquilo. Estaba sentado en el sofá, con las manos en la boca, muy pensativo e ido.

- ¡Mario! Te hablo-. El Chico brincó por el grito de la madre.

- Sí,  sí. Que importa, era obvio que defendería a mis enanos -. Se puso de pie, caminando a su habitación,  cerrando la Puerta tras él.

- Donde, dónde están mis amores-. Caminaba de un lado a otro en la habitación. Pensando un posible lugar donde estuvieran.

Se sentó en su cama,  pensan Df o, hasta quee escuchó una vibración en la cama de su novio, buscó entre cobijas, hasta que cayó el aparato. La batería acababa de morir por falta de catga. Lo conectó de inmediato, allí podría encontrar algo que le sirva.

La espera de una hora fueron 100 años para que tomará un poco de carga y encendiera. Su corazón casi que hace añivos al ver la foto de fondo... Los dos dándose un beso.

- Como los extraño-. Limpió una lágrima que le rodó.

Dibujó el patrón de desbroqueo,  la aplicación de notas apareció primero, con un tipo de poema escrito:

En el centro de nuestra temperatura, la arena cubre las huellas. Pero no las del corazón.

Donde la historia comenzó, se encuentra la unión. Para encontrarla, la imaginación y atención se pondrá.