CAPÍTULO 21.

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Su mente se ha vuelto su peor enemiga esa mañana, solo quiere despejarla y liberarla.

Después de desayunar, salió de la casa, tomando camino sin rumbo fijo. Solo quería salir y despejar su ajetreada cabeza.

Caminaba cuál zombie, perdido con sus pensamientos e ideas. Hasta que sintió que le tomaron de golpe la mano. Obviamente se asunto, creyendo que era un secuestrador, un ladrón o algo peor, pero notó que era Eduardo quien lo había seguido.

- Quiero contigo-. El pequeño le dedicó una sonrisa mientras unía su manita con la del mayor.

- ¿Como saliste de la casa?-. Le interrogó preocupado.

- No me vieron. Ocupados-.  Se justificó el travieso escapista-. Y la puerta abierta, y corrí contigo.

Traía un poco de efectivo, y hacia un calor extremo. Un calor tipo y original de San Luis. Compró un par de helados de garrafa de los carritos callejeros. Él, fresa y banana, para el niño uno de limón con chile en polvo

Ambos estaban sentados en la banqueta, jugando al auto azul, auto negro, auto rojo.

Así, descubrió el defecto del niño, Daltonismo. Confundía mucho los colores, y así fue que lo descubrió.

- ¡ azul!-. Gritó el niño.

- Ese es morado. No vale-. Lo corregía a cada momento.

A Eduardo le dieron ganas de ir al baño, decidieron ir a una gasolinera. Por que de cierta manera, a él también el helado le llegó directo a su vejiga.

Romeo tuvo que ayudar al niño, viendo que es de herencia el gran tamaño. Le lavó las manos, y él entró a un cubículo a orinar.

Se estaba lavando las manos, cuando escucho que el niño hablaba con alguien en la puerta. No miraba el rostro de la otra persona, debido que le daba la espalda, y estaba cubierta totalmente. Pensó que se debería estar cociendo por el calor, y estaba cubierto, eso debe significar que su carne se está cociendo.

Romeo llamó al niño, y la persona mayor se fue de inmediato al escucharlo.

- ¿ Quién era?-. Le preguntó por la persona.

- Una amiga nueva. No te digo nada, dijo que te tiene una sorpresa-. Hizo la señal del " candado" en su boca.

Le restó importancia, y lo tomó de la mano. El camino a casa seria largo, pero aprovecharían para seguir jugando y bromeando.

Romeo tocó la puerta, abriendo María Luisa, la cual se lanzó contra ellos, envolviéndolos en un fuerte abrazo. Estaba cubierta de lágrimas, entraron y vieron a todos en la sala, acompañados de un uniformado. El uniformado parecía tomar notas de los demás.

- ¡ Llegaron!  ¡ están aquí!-. Gritó la mujer, quien traía a Lalito en brazos.

- ¡¿Donde carambas estaban los dos?!-. Vicente estaba fúrico.

- Nos tenían con el alma sobre un hilo-. La madre lloraba, mientras palmeaba el trasero del bebé.

- Donde estaban, jovencito-. Interrogó el uniformado.

- Yo... yo solo salí a caminar-. Tartamudeó nervioso Romeo.

- yo me fui cuando no me vieron-. Contestó seguido el pequeño-. Romeo se enojo por que me fui, pero era muy lejos.

La carita del niño solo eran picaras y traviesas sonrisas, no entendía la gravedad del asunto.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora