CAPÍTULO 8.

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La familia y el nuevo integrante comían plácidamente el delicioso guiso de María Luisa. Una exquisitez de alimento.

- Te quedó sabroso el arroz, vieja. Sabe diferente que otras veces-. Comentó Vicente mientras mascaba un poco de papa y zanahorias.

Los gemelos y el Adonis asintieron lo dicho por el padre.

- Neta' má, te quedó mejor que otras-. Agregó Mario.

- Me acaban de ofender. Yo no hice el arroz, eso lo hizo Romeo-. Contestó la madre, con tono de falsa molestia.

Los dos hombres mayores quedaron sorprendidos por la buena sazón del joven.

- ¿ Sabes cocinar?-. Preguntó sorprendido el padre.

- Y también hornear-. Respondió apenado-. Cuando gusten puedo preparar algún postre. Galletas, pasteles, volteados y dulces.

- Para luego es tarde-. Dijo el padre bromeando. Romeo sonrió apenado.

- ¿Y quien te enseñó eso?-. Preguntó Mario.

- Mi abuelita cuando vivía en Guadalajara. Y claro, mi mamá.

- Como se llama tu abuela-. Preguntó la madre.

- Mi abuela es Rosalva. Y mi mami es Sofía. Sofía Martinez.

Vicente al escuchar ese nombre quedó impactado. Sintió como todo le daba vueltas a su alrededor.

- ¿ Te sientes bien, pá?-. Mario notó la extrañeza del padre.

El hombre no contestó, solo se puso de pie y dejó el comedor.

- Que tiene papi-. Preguntó Lalito lamiendo la cuchara.

- Se sintió mal-. Excusó la madre, retirándose igual.

Los cuatro chicos continuaron comiendo, mientras los dos adultos salían de la casa. Romeo sospechaba por la extraña reacción del hombre al mencionar al nombre de su madre.

- ¿ Será que la conoce?-. Se preguntó para sí mismo. Sea lo que sea, eso fue extraño.

Mario jugaba a luchar con los niños, mientras veían la lucha libre por televisión. Lalito se subía al sillón, lanzándose sobre su hermano mayor que estaba en el suelo recostado. El otro niño imitaba a su gemelo, lanzándose sobre el estomago del mayor.

Romeo no podía dejar de ver tal escena. Toda una familia de verdad y unida, algo que él no conocía en persona. Siempre ha estado sólo con su abuela o con su mamá. Creció sin la unión que tanto ha envidiado al verlos pasear por el parque o por la calle. Donde el hombre cargaba sobre sus hombros a los niños, mientras tomaba de la mano a la esposa. Toda una familia.

El ver a Mario jugar con sus hermanos, imaginaba que el mayor era el padre que jamás tuvo o que no conoció, y los niños eran él y el hermano que siempre quiso y jamás le dieron.

Vicente llegaba, tomando por el cuerpo a uno de los niños, y lo lanzaba al aire, atrapándolo de nuevo. Para luego lanzarlo hacia Mario, quien lo atrapaba y lanzaba al sillón. Los niños reían y gritaban como los de la televisión.

Estaba parado tras la puerta, imaginando y viendo tan bella escena de diferentes tipos de paternidad. La juvenil y próxima de Mario, y la madura de Vicente.

Las lágrimas caían por sus ojos, al aceptar que jamás pasaría un rato así con el hombre que le dio la vida. Los cuatro hombres luchaban, y no podía seguir viendo lo que tanto quería y envidiaba. Caminó a la puerta, saliendo sigilosa y silenciosamente.

Volteó una ultima vez, quería ver una vez más la felicidad de aquellos.

Cerró la puerta, saliendo a la oscuridad de la noche.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora