CAPÍTULO 20.

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El resto de la familia comenzaba a despertar, era Sábado y tenían el derecho de despertar tarde.

- ¡ Que rico huele!-. Gritaron los niños al unísono.

- Buen día, chico. Huele y se ve delicioso-. Saludó Vicente al ver la mesa ya puesta, con los platillos en el centro de ésta.

- Parece que alguien despertó temprano y me ganó el desayuno-. La madre lo besó en la mejilla,mientras comenzaba a servir a su familia.

Mario llegó después, tomando su lugar. Los dos chicos no se quitaban la mirada de encima, Mario con la sonrisa cínica aun, y Romeo con su mirada llena de desprecio.

No podía ni quería ver la sonrisa del  Adonis frente a él. Ahora le parecía más algo desagradable y asqueroso que hermoso y sensual, había perdido todo su encanto por su desfachatez.

- Buen día, Romeo-. Saludó sonriendo.

Romeo sólo partió el panecillo imaginando que era la cara de Mario. Estaba furioso con él.

El móvil de Mario comenzó a sonar, levantándose de la mesa. Desde la mesa se escuchaba su plática:

< Hola, buen día. Soy Mario López.
< Si, lo conozco. Claro, aquí está.
< ¿ disculpa, quien eres?

Regresaba al comedor, con cara rara. Esa llamada lo confundió.

- ¿Quien era?-. Preguntó el padre al ver el rostro de su hijo.

- No lo sé. Era una chica que me preguntó por Romeo. Dijo que se conocen, y que pronto estarán cara a cara-. Hizo comillas con sus dedos-. Fue algo raro, dice que nos conoce, pero no sé quien era por que no tenia su numero registrado.

Romeo sólo lo escuchaba aterrado, ya había pasado eso antes, y todo terminó muy mal. Ya sabía quien podría ser, "ELLA".

- Pero como es posible, Romeo no sale y no conoce a nadie por aquí. Y como consiguieron tu número-. Intervino la madre-. Romeo, ¿has dado el número de  Mario algún amigo tuyo?

- No tengo ni amigos, ni el número. Como a quien quiere que le dé algo a alguien que ni yo tengo-. Habló ocultando el miedo que sentía por saber la verdad.

El tema quedó en el pasado, por que él tenía la razón, no conocía a nadie mas que ellos y no tiene su número.

Romeo solo veía a la familia disfrutando de su desayuno, veía como los niños comían y jugaban. Los padres, Mario. Comenzaba a preocuparse por el bienestar de la familia. Le aterraba que algo malo les pasara por su culpa. Algo tenia que hacer.

Su desayuno había cambiado de sabor. Ahora le sabía amargo y desabrido. Por su cabeza pasa la culpa de saber que ha puesto en riesgo una buena familia, que ha traído dolor y muerte a la casa. Que solo les ha puesto una bomba de tiempo que acabará con todo como lo hizo antes.

Admiraba a los pequeños que se convirtieron en sus pequeños hermanitos, a María Luisa que se convirtió en su segunda madre, y a Vicente que se convirtió en su padre. Y claro, ahora lo detesta, pero no oculta lo que siente por él, por Mario. Su perfecto Adonis de cuerpo perfecto.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora