CAPÍTULO 35.

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Ambos descansaban después de haberse entregado. Mario se posaba sobre el pecho desnudo de su novio, mientras dormía plácidamente.

Sus ojos no podían dormir más, se puso de pie de la cama, buscando a su lado a Mario. Estaba completamente solo en la cama y en la habitación.

Lo llamaba pero nadie le atendía. Salió de la habitación, buscando a la familia, pero la casa estaba vacía. Intentó abrir la puerta para salir, pero no cedía a los tirones de sus manos. Caminó cansado al sillón de la sala, intentó encender la televisión, pero tampoco.

Se recostó en el mismo, cerrando los ojos. Sus muñecas y tobillos le comenzaron arder e inmovilizarlo. Más que intentaba, no podía moverse del sillón, el cual comenzó a parecerle incomodó y duro a la espalda. Reconocía esa sensación.

- Creíste que escaparías de mí, pero no lo lograste. Eres mío, solo mío de nadie mas. Tú solo estarás conmigo en las buenas y en las malas. Me escuchaste-. La voz se escuchó entre el silencio de la casa solitaria.

Un par de manos acariciaban lentamente su cuerpo inmóvil en el sillón. Recorriendo su cuerpo desde sus pies hasta su cabeza. La suavidad de las manos le causaban escalofríos que le atravesaban toda su espina dorsal, incomodandolo e irritándolo. Solo quería las manos de su novio, no de otros.

- Eres sólo mío, y no te compartiré con nadie. ¡ con nadie!

Despertó alterado, con la vista asustada de Mario sobre él. El sudor le cubría la frente y mojaba su espalda desnuda.

- ¿ Todo bien, amor?-. Le cuestionó preocupado.

Romeo no contestó, solo se apoyó sobre su codo imitando la posición de Mario, besándolo en los labios. Ambos se levantaron de la cama, metiéndose juntos a la regadera del baño.

Salieron de la habitación, muertos de hambre y dispuestos a un refrigerio vespertino. Pero algo los sorprendió, ya que los gemelos estaban desparramados en el suelo.

- Y ustedes, ¿ qué les pasa? ¿ Porqué están tirados en el suelo?-. Preguntó el hermano mayor.

- Estamos muridos-. Contestó aburrido Gerardo.

- No tonto, no se dice así, se dice desvividos-. Trató corregir Lalito, haciendo reír a los mayores por sus inocentes palabras-. Estamos muy muy muy aburridos.

Ambos parecían un par de estrellas marinas sobre la loseta del suelo, abiertos de piernas y brazos. Mario los levantó del suelo a los dos, hechándolos sobre sus fuertes hombros. Los niños soltaban leves quejidos, pero no luchaban por su libertad.

Romeo preparó unas enchiladas de queso para los cuatro, las cuáles devoraron de inmediato.

- ¡ Muy ricos lo taquitos!-. Hablaron al unísono los gemelos.

Más tarde, cuando bajó el extenso calor, Mario y Romeo sacaron a los gemelos al parque cerca de su casa para que se despabilen del encierro aburrido al que son sometidos durante todo el día.

Los niños corrían por todo el parque, trepándose en uno y otro juego del lugar: los columpios, los resbaladeros*, las barras paralelas^, las arañas◽ y jugando fútbol con otros niños que ahí jugaban.

En total, eran un torbellino de energía que no paraba de moverse por todo el lugar.

El teléfono de Mario comenzó a sonar, haciéndolo alejar de Romeo y los hiperactivos niños.

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* = toboganes.
^= pasamanos.
◽= juego en forma de araña, hecho de barras paralelas.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora