CAPÍTULO 29.

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Algo le llamaba la atención de su estadía en la casa, las miradas de los padres, sus charlas a solas, donde lograba escuchar su nombre en varias ocasiones. Todo le advertía algo, pero no sabía qué.

Por ejemplo, quien permite que un desconocido conviva y viva en su casa, después que apareció de la nada, metiéndose a su casa y familia. Nadie, nadie permitía eso, a menos que algo estuviese entre medio, por que ni de caridad las personas lo hacen, ¿ por qué ellos?

- Sí quieres te preparo un pastel de chocolate o un pie de queso o algo-. Habló la madre, sacándolo de sus dudosos pensamientos-. Y una comida, por supuesto.

- No... No es necesario, gracias-. Tartamudeó.

- ¿ Con que mañana es tu cumple, eh?-. Mario se metía a su cama.

- Nunca comenté nada-. Afirmó algo temeroso.

- Bueno, tal vez tengas razón, o si llegaste a comentar. Pero dime, ¿ Que quieres de regalo?-. Lo rodeaba con sus fuertes brazos.

- Ni lo pienses, es muy pronto-. Sonrió mientras se ponía sobre su hombro aceptando el abrazo, y besándolo en los labios.

- Me rompes el corazón-. Se sentó en la cama, subiéndose sobre el cuerpo, y entre las piernas de Romeo.

La puerta fue golpeada un par de veces, y Mario se levanto cual rayo del cuerpo de Romeo. Ambos gritaron el pase, algo nerviosos, y entró la madre a la habitación.

- Romeo, cariño.  Puedes venir por favor-. En su voz se escuchaba un sentimiento de alegría que intentaba ocultar-. Tienes una sorpresa.

Romeo entendió, y salió junto  a la madre. La mujer lo guió a la sala de estar, y al teléfono a un lado del sillón de piel gris plomo, sobre una pequeña mesa redonda café claro, donde el aparato alambrico yacía descolgado.

- La llamada es para ti-. La mujer le sonrió, confundiéndolo.

- ¿ Hola?-. Detras del teléfono solo se escuchaban agitadas respiraciones, y nada más-. Hola, quien llama.

La respuesta no era regresada, solo las agitaciones y el silencio. Hasta que una voz conocida le atendió...

- Hola, mi amor-. Su madre, Sofía, era quien contestaba.

Solo esas tres palabras le fueron suficientes para que sus ojos se rompieran en lágrimas, y su corazón latiera a mil por segundo. Esa voz que tanto extrañaba estaba al otro lado de la línea.

- Mi vida, donde estás,  como estas. Te extraño. Quiero tenerte. Me alegra que estés bien...

Sus oídos dejaron de funcionar, mientras su corazón no dejaba de latir. Era su madre, la mujer la cual separaron. Y ahora le atendía y hablaba por el otro lado.

- Mami-. Pudo hablar al fin, su voz se había marchado con solo escuchar la otra, la de su mamá. Unos extraños ruidos comenzaron a escucharse por el teléfono, cortándose la línea de inmediato-. ¿ Mamá? Ma, mamá. ¡ Mamá, mamá!

Sus ojos inundados en lágrimas, y su voz quebrada, pero no dejaba y aceptaba perderla de nuevo. María Luisa se acercó a él viendo y escuchando su estado, no sabía que se pondría de tal manera por la llamada a su progenitora.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora