CAPÍTULO 26.

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Era domingo por la tarde, toda la familia había ido a la iglesia. No despertaron a Mario, por que ya sabían que cuando salia de fiesta, ni Dios lo podía despertar.

Romeo veía una película por televisión, pero no ponía atención, ya que solo pensaba lo que le dijo Mario anoche. Lo ser pareja. No quería hacerse ideas sobre eso, ya que solo estaba borracho, y no sabia lo que decía.

Ya era casi la una de la tarde, cuando al fin despertó Mario de su hibernación. Vestía solo un pans gris mas grande de su talla, y una playera sin mangas negra. Fue por una taza de café muy cargado sin azúcar, y se sentó junto a Romeo a ver televisión.

- La cabeza me está matando-. Se quejo Mario mientras daba un sorbo de su bebida caliente y cargada.

- Tienes por qué-. Le respondió en broma Romeo con una sonrisa.

- Oye, ¿ te puedo hacer una pregunta-. La curiosidad de saber lo que pasó lo carcomía, pero decidió hacer otra-. ¿ que tienes contra Maléfica?

Mario volteó y lo vio de una forma extraña. Con su mirada matona.

- No te diré nada. Se que te reirás como todos lo hacen-. Encogió sus piernas a su pecho-. Todo mundo lo hace, burlarse de mi por eso.

- Trataré de adivinar... ¿Le tienes miedo?-. Lanzó lo primero que le llegó.

- Te dije que no te burles, pero sí. Es horrible y cruel-. Habló con seriedad.

Romeo lo vio serio, y comenzó a reír desenfrenada mente. Mario solo lo miraba con su mirada clavada en él. Y de su boca salió una sonrisa nerviosa.

- Calla la boca o...-. Guardó silencio ante su amenaza. Romeo se puso de pué, y ciñó a la puerta-. ¿A donde vas?

- A conseguir la película de la Bella durmiente. O la de Angelina Jolie-. No paraba de reír.

- Ni se te ocurra-. Amenazó desde el sillón. Lentamente puso su taza en la mesita de un lado. Romeo al verlo, corrió fuera de la casa.

Al verlo correr fuera, lo siguió con prisa. Tacleandolo contra el suelo.

- Te dije que no-. Lo tenía boca arriba, mientras sostenía sus muñecas. Romeo se movía bajo el cuerpo del chico, pero era inútil su intento de escape. Estaba perdido.

- Dejame-. Ordenaba riendo-. Tus papás están por llegar.

- No me importa. Tú no sales de ésta casa-. Trataba de evitar sonreír, mantenía a coste su seriedad. Tenía al chico retorciéndose bajo su cuerpo.

Como pudo, cargó el cuerpo del chico, sentándolo a cara de él sobre su regazo. Lo rodeó con sus fuertes brazos. Lo tenía aprisionado y nada lo ayudaría.

- Dejame ir-. Reía Romeo sobre su cuerpo-. Por favor. No tardan.

- No, por nada del mundo. Y no me importa.

Romeo trataba de sacarse de la fuerza de Mario, pero entre mas se movía, más fuerza aplicaba.

- Soy como un juguete trampa de dedos chino-. Reía Mario por el vano intento de safarse del chico.

Sabia que no podría con él, se dio por vencido y dejo de moverse. Puso sus manos sobre el cuello del chico, y hundió su cabeza en el hombro de Mario.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora