CAPÍTULO 22.

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- Me compo' una nieve de verde con rojito y fuimos al parque a jugar-. Siguió Lalito.

El uniformado anotaba todo lo que decían los dos chicos.

- Sí, como dice. Yo salí sin que nadie se diera cuenta, cuando muchas calles después sentí que alguien tomó mi mano. Obviamente me asuste, creyendo que era un maleante, pero era Eduardo que parecía que había corrido mucho. Le pregunte, y me contestó que se escapó sin que nadie se diera cuenta.

Romeo sentía que pronto comenzaría a llorar. La sangre le quemaba el rostro.

- Y por que no te comunicaste con ellos avisando que el niño estaba contigo-. Comentó acusatoriamente el uniformado.

- Por que no tengo teléfono, ni sus números para llamarlos de uno de la calle-. Se defendió.

El policía volteo y miro a los dos padres, les clavaba su intimidante mirada oscura.

- Cierto, no tiene teléfono. Y los niños jugaban, pensé que se escondió en el patio, por que vi que salió, y creí que se fue a esconder-. Puso la madre.

- De acuerdo, para la otra tengan cuidado. Últimamente el robo y secuestro de infantes ha incrementado. No tienen ideas de cuantos cuerpos mutilados han sido encontrados en el tiradero y canales-. Introdujo el miedo a los integrantes de la familia. María Luisa solo abrazó con mayor fuerza al pequeño en sus brazos. Soltando un quejido de dolor el pequeño.

La idea de perder a un integrante le dolería mucho a la madre. Un hijo es un hijo. Incluyendo ahora a Romeo.

El policía se fue, y las reprimendas a Romeo y Eduardo llegaron. El padre furioso, y la madre preocupada y temerosa. El policía malo y el bueno. Tres semanas sin televisión fue su castigo para los dos.

Como ya era muy tarde, Romeo fue a darse un baño. El agua arrastraba todo lo que había adquirido ese día: sentimientos, sudor, suciedad de tierra y polvo.

Se vistió solo con un bóxer rojo ajustado, ya que hacía calor. Se acostó y cerró los ojos, meditando lo ocurrido en el día.

Escuchó como entraba Mario, entrando al baño. Minutos después salió, y Romeo seguía con su meditación a ojos cerrados. Escuchaba la presencia del otro, su coraje había disminuido.

Inhalaba, y exhalaba en silencio.

Mario veía al chico con los ojos cerrados en su cama, pensando que ya se había dormido. Se le cruzo algo por la cabeza. Se provocó una erección,  se acercó discretamente al dormido.

Romeo sentía algo en sus labios cerrados, conocía aquel sabor salado.

Romeo.( Segunda Parte De Rommeo&Romeo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora