All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One Direction

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[Punto de Vista Judith]

- ¿A que no ha sido para tanto? -Preguntó Louis, al segundo de salir de su casa.

Lo taladré con la mirada un instante y después sonreí.

- Me he reído mucho -admití.

Abrió el coche y entramos. Mientras me ponía el cinto sentí que me miraba, completamente inmóvil. Le devolví la mirada.

- ¿Qué? -Pregunté.

Suspiró y pareció moverse ligeramente hacia donde yo estaba, pero de pronto agachó la cabeza y arrancó el coche.

- Nada -susurró, mientras comenzábamos a movernos.

- ¿Qué te pasa? -Insistí.

- Nada, de verdad -sonrió, y en esa ocasión sí fue con sinceridad.

Así que me relajé.

- Oye, ahora que lo pienso, no deberías conducir. Has bebido.

Torció el gesto.

- Es verdad. Que me pare la policía otra vez, si total, ya me he hecho amigo de unos cuantos. Incluso de otros países.

Reí.

- Eres un macarra.

- Yo soy lo que tú quieras.

Clavó sus ojos azules en mí y fui incapaz de apartar la mirada.

[Punto de Vista Louis]

Judith introdujo la llave en la puerta de su casa mirándome extrañada.

- ¿Escuchas eso? -Preguntó.

- Parecen... gritos -enarqué las cejas.

Eran gritos.

- ¿Alba? -La llamó, una vez que ya estuvo dentro-. ¿Rosa?

- ¡ESTOY ATACADA! -Oímos decir a Rosa.

Nos miramos asustados y caminó hasta la que, supuse, era la habitación de su amiga. Decidí quedarme en el salón esperando, así que me senté en el sofá. A los cinco minutos apareció Judith doblada de risa.

- No sabe qué ponerse -comentó, divertida.

Reí.

- Cualquier cosa, Rosa, si te vas a ligar a Harry igualmente -grité lo suficiente para que me escuchara.

A los dos segundos, un “déjame en paz, Louis”, llegó hasta mis oídos.

Judith se sentó a mi lado, sin dejar de reír.

- Está tonta.

- Si hacemos esperar a Niall cuando tiene hambre se comerá a los otros tres. Y después quemará la casa o hará cualquier tontería.

- ¿Come mucho?

- Es un gordo.

- ¿Y tú?

- ¿Yo? Que va, ¿de dónde crees sino que he sacado este cuerpo? Venga, llámame chulo ahora.

- Eres un chulo.

Me acerqué más a ella, mordiéndome el labio inferior.

- Ya te he dicho que soy lo que tú quieras.

Pude ver cierta confusión en sus ojos que, al cabo de unos segundos, se posaron en mis labios.

¿Era el momento?

Me incliné ligeramente, esperando su reacción. Desvió su mirada de mis labios a mis ojos, y después volvió a ellos. ¿Quería que lo hiciera? La toqué ligeramente la mano, que descansaba en su rodilla, y escuché cómo su respiración se aceleraba. Me llené de valor, busqué sus labios, y…